Para los creyentes de buena fe

Chávez, su retorno al país, medios de comunicación y el Vaticano

Ante la asquerosa campaña que llevó adelante la mediática de la derecha nacional e internacional con motivo de la enfermedad del presidente Chávez, el extraordinario acontecimiento que significa su regreso al país esta madrugada y, por supuesto, ante la renuncia del Papa Benedicto XVI, así como la próxima asunción de un nuevo Papa, veamos lo que ha venido propugnando la más alta autoridad de la Iglesia Vaticana sobre la conducta moralizadora de los medios y su obligación ineludible de apegarse, a todo evento, a la verdad, así como a la necesidad que tiene la sociedad de establecer normas y leyes que permitan velar porque el desempeño de esos medios no se sustente en la manipulación, la mentira y en el fomento de la discordia y el irrespeto al ser humano.

Es un tema que se impone reiterarlo una y otra vez, con la finalidad de impedir que muchos venezolanos, creyentes de buena fe, sigan siendo engañados por algunos medios de comunicación en connivencia con no pocos curitas y obispos que lejos de practicar su apostolado para el bien común, lo hacen sólo para bendecir y proteger bienes y riquezas de terceros, porque es así como también logran acumular para su propio beneficio fortunas mal habidas y un caso emblemático de esa realidad lo tuvimos, en fecha no muy lejana, con un compatriota que llegó no solamente a ocupar una altísima posición en la jerarquía eclesiástica Vaticana, sino a ser empresario del transporte para nuestra industria petrolera durante una buena parte de la Cuarta República y quien tuvo una destacada actuación a favor del paro terrorista de la meritocracia pedeveca, entre diciembre /02 y febrero/03, cuyo nombre omitimos por cuanto ya falleció y, además, por respeto a su familia.

Lo que sigue es sólo un ensamblaje que hemos hecho de extractos tomados de varios documentos de las Jornadas Mundiales de las Comunicaciones Sociales (2006, 2008, 2009), del Concilio Ecuménico Vaticano II (Inter Mirifica/1.963) y de otros muchos discursos y homilías pronunciados por los Papas Benedicto XVI y Juan Pablo Segundo, en jornadas mundiales sobre las comunicaciones sociales realizadas entre 1.989 y 2012, así como del catecismo de la iglesia en el mismo tema.

Nos llevó a hacer esta investigación el mayor interés porque la comunidad venezolana en general, mayoritariamente católica, conozca la posición de la más alta jerarquía eclesiástica vaticana sobre los medios de comunicación y el papel que éstos deben jugar en una sociedad de iguales, en donde impere la justicia social y la solidaridad como sólidos pilares para la construcción de la paz y su consolidación, que es el anhelo de toda la humanidad, con motivo de la persistente e incansable campaña mediática dirigida por factores de la oposición venezolana, incluyendo allí a los altos jerarcas de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), de pretender imponer la matriz, tanto nacional como internacionalmente, de que Venezuela vive una dictadura atroz, que persigue a sus adversarios y que mantiene una política abierta y descarada contra toda expresión libre, todo ello fundado en la manipulación, la mentira descarada y el ocultamiento de todo aquello que hable bien de la gestión del actual gobierno, cuando la realidad es otra muy distinta: nunca antes en Venezuela se había vivido en un clima donde no solamente tienen plena y total vigencia los derechos y garantías de su pueblo, sino que es tal ese clima de libertades que ha imperado en estos últimos doce años, que retamos a que, como la planteado de manera reiterada el periodista Eleazar Díaz Rangel, director del diario Últimas Noticias, que alguien diga y muestre un solo ejemplo de algún escrito que el gobierno de Chávez haya prohibido que se divulgue. Por el contrario y aun cuando ello parezca paradójico han sido, precisamente, militantes de la oposición quienes en cargos de libre elección no sólo que han prohibido divulgar noticia alguna que transmita buenas nuevas de este gobierno, que las ha habido por cientos de miles, sino que han llegado a cerrar medios de comunicación, como fueron los casos de VTV, por quien se desempeñaba en abril del 2002 como Gobernador del Estado Miranda, Enrique Mendoza y CATIA TV, la cual cerrada algunos pocos meses después por Alfredo Peña, en su carácter de Alcalde Metropolitano.

Aquí nada pasa si un medio de comunicación, por referir un sólo ejemplo, aúpa abiertamente hasta el asesinato del presidente de la República, como ha sido público y notorio que ha ocurrido en varias ocasiones, pues recordemos que en una transmisión muy reciente del canal Globovisión, se comparó a Chávez con Mussolini y se dijo allí que él moriría como éste último, colgado y con la cabeza para abajo. Apenas ayer, cuando el Cardenal Urosa se aprestaba a hacer sus maletas para viajar a Roma con motivo de la elección del nuevo Papa, se atravió a decirle a los medios que el ejemplo de la renuncia de Bendicto XVI es "Un ejemplo muy bueno" en alusión a Chávez...

Como podemos advertirlo de las citas que hemos tratado de articular de forma coherente, correspondientes a un poco más de 50 años de acción religiosa, la posición de la Iglesia en su más alta instancia ha sido muy precisa y más allá de ello, determinante en cuando a exigirle a los legisladores, gobernantes y jueces de las naciones del mundo que se aboquen con la mayor urgencia a la implementación de una base jurídica que habilite potestades reguladoras de los medios que garanticen la obligación que tienen “de servir a la verdad y esforzarse por respetar con una delicadeza igual, la naturaleza de los hechos y los límites y los juicios críticos respecto de las personas”, así como evitar caer en la difamación.

La Iglesia, obviamente, advierte sobre la necesidad de que cualquier acción que se adelante en esa dirección, deberá, en todo tiempo y circunstancia, garantizar la plena libertad de información y de opinión, garantías esas que, en nuestro caso venezolano, están perfectamente contempladas en la Ley de Responsabilidad Social en Radio y TV, la cual fue sancionada y puesta en vigor a comienzos del 2005.

Veamos los extractos seleccionados:

“Ciertamente, los medios de comunicación social en su conjunto no solamente son medios para la difusión de las ideas, sino que también pueden y deben ser instrumentos al servicio de un mundo más justo y solidario. Lamentablemente, existe el peligro de que se transformen en sistemas dedicados a someter al hombre a lógicas dictadas por los intereses dominantes del momento. Es el caso de una comunicación usada para fines ideológicos o para la venta de productos de consumo mediante una publicidad obsesiva.”

“Los medios de comunicación social: en la encrucijada entre protagonismo y servicio. (les corresponde) buscar la verdad para compartirla”.

“El llamado a los medios de comunicación de hoy a ser responsables, a ser protagonistas de la verdad y promotores de la paz que ella conlleva, supone numerosos desafíos (..) Así pues, deben fomentarse siempre el reporte preciso de los eventos, la explicación completa de los hechos de interés público y la presentación justa de diversos puntos de vista.”

"La comunicación, en todas sus formas, debe inspirarse siempre en el criterio ético del respeto a la verdad y a la dignidad de la persona humana."
“Deseo animar a todas las personas de buena voluntad, y que trabajan en el mundo emergente de la comunicación digital, para que se comprometan a promover una cultura de respeto, diálogo y amistad.”
“Por lo tanto, quienes se ocupan del sector de la producción y difusión de contenidos de los nuevos medios, han de comprometerse a respetar la dignidad y el valor de la persona humana. Si las nuevas tecnologías deben servir para el bien de los individuos y de la sociedad, quienes las usan deben evitar compartir palabras e imágenes degradantes para el ser humano, y excluir por tanto lo que alimenta el odio y la intolerancia, envilece la belleza y la intimidad de la sexualidad humana, o lo que explota a los débiles e indefensos.”
"El extraordinario crecimiento de los medios de comunicación social y su mayor disponibilidad han brindado oportunidades excepcionales para enriquecer la vida no sólo de los individuos, sino también de las familias. Al mismo tiempo, las familias afrontan hoy nuevos desafíos, que brotan de los diversos mensajes, a menudo contradictorios, que transmiten los medios de comunicación social."

"Gracias a la expansión sin precedentes del mercado de las comunicaciones sociales en las últimas décadas, muchas familias en todo el mundo, incluso las que disponen de medios más bien modestos, ahora tienen acceso desde su casa a los inmensos y variados recursos de los medios de comunicación social. En consecuencia, gozan de oportunidades prácticamente ilimitadas de información, educación, enriquecimiento cultural e incluso crecimiento espiritual, oportunidades muy superiores a las que tenían en el pasado reciente la mayoría de las familias. Con todo, estos mismos medios de comunicación tienen la capacidad de producir gran daño a las familias, presentándoles una visión inadecuada o incluso deformada de la vida."

"Una reflexión atenta sobre la dimensión ética de las comunicaciones debe desembocar en iniciativas prácticas orientadas a eliminar los peligros para el bienestar de la familia planteados por los medios de comunicación social, y asegurar que esos poderosos medios sigan siendo auténticas fuentes de enriquecimiento. A este respecto, tienen una responsabilidad especial los agentes de la comunicación, las autoridades públicas y los padres. Los agentes de la comunicación deben conocer y respetar las exigencias de la familia. Esto supone en ellos a veces una gran valentía y siempre un hondo sentido de responsabilidad. No es tan fácil resistir a las presiones comerciales o a las exigencias de adecuarse a las ideologías seculares, pero eso es precisamente lo que los agentes de la comunicación responsables deben hacer. Es mucho lo que está en juego, pues cualquier ataque al valor fundamental de la familia es un ataque al bien auténtico de la humanidad."

"Para el recto uso de estos medios es absolutamente necesario que todos los que se sirven de ellos conozcan y llevan a la práctica en este campo las normas del orden moral. Consideren, pues, la especial naturaleza de las cosas que se difunden a través de estos instrumentos, según la peculiar naturaleza de cada uno; tengan, a la vez, en cuenta, las circunstancias o condiciones todas, es decir, el fin, las personas, el lugar, el tiempo y demás datos que entran en juego en los diversos medios de comunicación, y aquellas otras circunstancias que pueden hacer perder su honestidad o cambiarla; entre las cuales el carácter específico con que actúa cada instrumento, es decir, su propia fuerza, que puede ser tan grande que los hombres, sobre todo si no están formados, difícilmente sean capaces de advertirla, dominarla y, si llega el caso, rechazarla."

"Existe, pues, en el seno de la sociedad humana el derecho a la información sobre aquellas cosas que convienen a los hombres, según las circunstancias de cada cual, tanto particularmente como constituidos en sociedad. Sin embargo, el recto uso de este derecho exige que la información sea siempre objetivamente verdadera; ha de ser, además, honesta y conveniente, es decir, que respete las leyes morales del hombre, sus legítimos derechos y dignidad, tanto en la obtención de la noticia como en su divulgación."

"Como quiera que la opinión pública ejerce hoy un poderoso influjo en todos los órdenes de la vida social, pública y privada, es necesario que todos los miembros de la sociedad cumplan sus deberes de justicia y caridad también en esta materia, y, por tanto, que con el auxilio de estos medios, se procure formar y divulgar una recta opinión pública."

"Peculiares deberes competen a todos los destinatarios de la información, lectores, espectadores y oyentes que por su personal y libre elección reciben las informaciones difundidas por estos medios de comunicación. Pues, una recta elección exige que aquellos fomenten todo lo que contribuye a la virtud, la ciencia y el arte, y eviten, en cambio, todo lo que pueda ser causa u ocasión de daño espiritual para ellos o para otros, por el mal ejemplo que puedan ocasionarles, y lo que favorezca las malas producciones y se oponga a las buenas, lo que sucede a menudo contribuyendo económicamente en empresas que tan sólo persiguen el lucro en la utilización de estos medios."

"Muy principal deber moral incumbe, en cuanto al recto uso de los medios de comunicación social, a los periodistas, escritores, actores, productores, realizadores, exhibidores, distribuidores, directores y vendedores, críticos y demás que de algún modo intervienen en la realización y difusión de las comunicaciones; pues es de toda evidencia la trascendencia y gravedad de su cometido en las actuales circunstancias humanas, pudiendo encauzar a la humanidad al bien o al mal con sus informaciones y excitaciones."

"Misión suya es, por tanto, tratar las cuestiones económicas, políticas o artísticas de modo que no produzcan daño al bien común; para lograr esto más fácilmente, bueno será que se asocien profesionalmente -incluso si fuera necesario mediante el compromiso de observar desde el comienzo un código moral- en aquellas entidades que impongan a sus miembros el respeto a las leyes morales en las empresas y deberes profesionales."

"Recuerden siempre que la mayor parte de los lectores y espectadores está compuesta de jóvenes, necesitados de prensa y espectáculos que les ofrezcan ejemplos de moralidad y los estimulen hacia sentimientos elevados."

"Las autoridades civiles tienen peculiares deberes en esta materia en razón del bien común al que se ordenan estos instrumentos. Por virtud de su autoridad y en función de la misma, les corresponde defender y tutelar una verdadera y justa libertad de información que la sociedad moderna necesita enteramente para su provecho... Defender la religión, fomentar la cultura, las bellas artes, proteger a los destinatarios para que puedan gozar libremente de sus legítimos derechos. Por otra parte, a la autoridad civil corresponde fomentar aquellas obras y empresas que, siendo especialmente útiles para la juventud, no podrían de otro modo ser acometidas."

"La maledicencia y la calumnia destruyen la reputación y el honor del prójimo. Ahora bien, el honor es el testimonio social dado a la dignidad humana y cada uno posee un derecho natural al honor de su nombre, a su reputación y a su respeto. Así, la maledicencia y la calumnia lesionan las virtudes de la justicia y de la caridad."

"La mentira es la ofensa más directa contra la verdad. Mentir es hablar u obrar contra la verdad para inducir a error."

"La caridad y el respeto de la verdad deben dictar la respuesta a toda petición de información o de comunicación."

"El bien y la seguridad del prójimo, el respeto de la vida privada, el bien común, son razones suficientes para callar lo que no debe ser conocido, o para usar un lenguaje discreto."

"El deber de evitar el escándalo obliga con frecuencia a una estricta discreción. Nadie está obligado a revelar una verdad a quien no tiene derecho a conocerla."

"Dentro de la sociedad moderna, los medios de comunicación social desempeñan un papel importante en la información, la promoción cultural y la formación. Su acción aumenta en importancia por razón de los progresos técnicos, de la amplitud y la diversidad de las noticias transmitidas, y la influencia ejercida sobre la opinión pública."

"La información de estos medios es un servicio del bien común. La sociedad tiene derecho a una información fundada en la verdad, la libertad, la justicia y la solidaridad."

El recto ejercicio de este derecho exige que, en cuanto a su contenido, la comunicación sea siempre verdadera e íntegra, salvadas la justicia y la caridad; además, en cuanto al modo, ha de ser honesta y conveniente, es decir, debe respetar escrupulosamente las leyes morales, los derechos legítimos y la dignidad del hombre, tanto en la búsqueda de la noticia como en su divulgación."

"Es necesario que todos los miembros de la sociedad cumplan sus deberes de caridad y justicia también en este campo, y, así, con ayuda de estos medios, se esfuercen por formar y difundir una recta opinión pública. La solidaridad aparece como una consecuencia de una información verdadera y justa, y de la libre circulación de las ideas, que favorecen el conocimiento y el respeto del prójimo."

"Por razón de su profesión en la prensa, sus responsables tienen la obligación, en la difusión de la información, de servir a la verdad y de no ofender a la caridad. Han de esforzarse por respetar con una delicadeza igual, la naturaleza de los hechos y los límites y el juicio crítico respecto a las personas. Deben evitar ceder a la difamación."

"Los legisladores, los encargados de la administración del Estado y de la justicia están llamados a dar una respuesta al problema de la pornografía y de la violencia sádica difundidas por los medios de comunicación. Se han de promulgar leyes sanas, se han de clarificar las ambiguas y se han de reforzar las leyes que ya existen."

"Dadas las implicaciones internacionales que presentan la producción y distribución de material pornográfico, hay que actuar a nivel regional, continental e internacional de cara a controlar con éxito este insidioso tráfico. Las leyes y los agentes de la ley tienen el deber sagrado de proteger el bien común, especialmente el que concierne a la juventud y a los miembros más vulnerables de la comunidad."

"La autoridad civil está obligada a emprender una rápida acción de cara al problema, allí donde exista, y a emanar criterios preventivos en donde la cuestión comience a plantearse o todavía no haya llegado a ser angustiosa y urgente."

Bajo otro esquema presentamos hace algunos años este mismo trabajo y lo traemos de nuevo porque es realmente sorprendente que a pesar de todo el maravilloso mensaje que allí encontramos, vemos a unos cuantos señores conductores de la iglesia de nuestro país y de otros muchos del Continente, asumiendo, cada vez con mayor saña y perversión, conductas muy a contracorriente de todo cuanto se dispone en ese material que, sin duda alguna, propicia la paz, el amor entre los seres humanos, la convivencia, la solidaridad y el respeto por la verdad, así como la garantía de que el acatamiento de los mandatos que hay en ellos en términos muy precisos, propicia la concordia y la relaciones necesarias para la construcción del mundo mejor, donde haya una verdadera justicia social...



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Iván Oliver Rugeles


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