Venezuela es crisol de transformaciones, lo fue siempre, desde Guaicapuro enfrentando a los españoles que desembarcaban para dominarnos en nombre de la santa iglesia y el rey de España, pasando por el impetuoso Simón Bolívar liberando el continente de los mismos españoles ya dominantes y llegando a la actual coyuntura de la Venezuela chavista ante la ausencia de nuestro líder que no se ve, que no habla, que no se siente de la forma como lo hacía antes de su convalecencia, Hugo Rafael Chávez Frías.
Hay dos visiones en nuestra Venezuela actual, una la de los revolucionarios y la otra la de la oligarquía. Tesis y antítesis marxista.
Con una excelencia humana hay que decir que este pueblo ha asumido la ausencia de Chávez, su silencio y su retiro temporal ante su enfermedad.
Lealtad inigualable, obediencia absoluta y humildad enorme ante las adversidades, el pueblo de Venezuela es ejemplar en su actuar y en su sentir. Fiel al amor, a la devoción que profesamos por quien nos abrió el camino, hemos tomado con la paciencia más sabia posible el tiempo de espera para saber lo que depara la vida a nuestro amado comandante. Con absoluto compromiso hemos seguido las luchas y hemos aprendido a ser todas y todos Chávez, cosa no fácil, nada fácil, pero indispensable para garantizar que la revolución siga su camino.
Gobernadores asumen sus mandatos cumpliéndole al pueblo, ministros cierran posiciones de forma magistral ante los embates de la oposición que desvaría en un sus ansias de poder ante la ausencia de nuestro líder. Mandan otras voces pero son tu voz, mandan otros hombres y mujeres pero eres tu convertido en pueblo y en revolución.
Pueblo grande y pueblo hermoso que se hace invencible.
La otra visión es la de la abstinencia compulsiva de los opositores que enfermos en su adicción al odio hacia Chávez, paradójicamente lo reclaman porque no pueden vivir sin su presencia.
Son ellos los que piden fe de vida a Chávez, nosotros sabemos que lucha por su vida. Son ellos los que trataron en un principio de separar y destruir el binomio de Maduro y Diosdado Cabello, que pensaron que eran piezas fáciles de comprar y corromper y que hoy les resultan peor medicina que la enfermedad que los está matando, hoy terminan clamando por Chávez ya no se sabe si es por odio o por dependencia compulsiva a la única razón de sus míseras existencias.
Hoy quieren ver fotos de Chávez hasta cuando se pone las pijamas, dicen que no vino, que nos engañan desde la Habana, sufren, están padeciendo una terrible abstinencia en su adicción al ser que detestan. Lo terminan deseando de forma enfermiza, ya hemos visto a Pablo Pérez declarar su dependencia al ser que más odia y que lo acaba de vencer y sacar de la gobernación del Zulia, están mal, burda de mal como diría mi maestro de marxismo Juancho Dominguez.
Auguran desastres y culpan a Maduro que es hoy el muro de contención que más los espanta, hasta invocan a Chávez para que los salve de ese dúo infernal que ha heredado el mando, lo prefieren y lo extrañan.
La síntesis de esta dialéctica de la ausencia temporal termina siendo una sola, la revolución avanza a pasos de vencedores.
El pueblo que te ama está lleno de la paciencia necesaria, de la comprensión que precises y de la fuerza para asumir la tarea que corresponda, a sabiendas que esta revolución es hoy de todas y todos y que ya tú nos diste ese legado.
Estamos felices de saberte en casa y aun así velamos que nadie se atreva a perturbar tu recuperación y tú retorna al tiempo que la vida disponga. Es la fuerza del amor, victoriosa y clara que ilumina la patria con tu sonrisa lenta del regreso.
¡Patria, patria, patria querida, tuya es mi vida, tuya es mi amoooor!
¡Patria Independiente y Socialista, Viviremos y Venceremos!
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@hombrenuevo