Es suficientemente sabido que hace ahora 24 años, cuando corría 1989, Venezuela y el mundo fueron sorprendidos el día 27 con el estallido de Guarenas y luego el de Caracas. Se genera una subversión social que llama la atención sobre la necesidad de abrirle puerta al cambio, a una transformación del estatus que implicara una mejor y más directa atención a los problemas de la gente, a sus inquietudes y anhelos. El Guarenazo es una clarinada, es el grito de un pueblo que exige atención y clama justicia, exigiendo un rol protagónico para los ciudadanos.
El Guarenazo abre la puerta a El Caracazo. El estallido social que brota en el valle Guarenas-Guatire -que al igual que el valle de Caracas corre al pie del Ávila- enciende la capital, por la cercanía de ambas ciudades. La canción debería decir en este caso, “seguid el ejemplo que Guarenas dio”.
La subversión social que se genera en Guarenas va a ser el detonante que producirá una línea de cambio, un corrientazo de transformación que no encontrará de inmediato una conducción política, una voz que entonces pudiera ser escuchada por las mayorías, y le diera trascendencia a lo entonces acontecido. El año 1989 tendría que esperar por 1992. Sería otra vez en el mes de febrero, ahora el día 4, cuando Venezuela conocería la voz del Comandante, la faz del líder que daría conducción política e inspiración ideológica al movimiento que, todavía en período de gestación, avanza indeteniblemente. Es la Revolución Socialista bajo la inspiración y conducción de Hugo Chávez Frías.
Quienes se han ocupado de indagar El Guarenazo, coinciden que la mecha que encendió el polvorín tuvo que ver con la exigencia de transportistas de la localidad que reclamaban un incremento del pasaje en la ruta a Caracas. En torno a este hecho surgen las manifestaciones. El pueblo cansado se siente engañado por Carlos Andrés Pérez, quien apenas dos semanas antes había prestado juramento como nuevo Presidente, pero ya había impuesto un paquetazo económico, el cual había sido escondido y negado durante la campaña electoral. Una vez más los ciudadanos habían sido traicionados, la promesa al soberano había sido incumplida. La diferencia en febrero d e1989, es que el pueblo no se la caló silenciosamente, sino que alzó con fuerza la voz, y la protesta se hizo escuchar.
¿Cuántos muertos dejaron El Guarenazo y El Caracazo?, ¿cuál es el monto del daño material que entonces se produjo? Ninguna de estas dos preguntas tiene respuesta exacta, pero si estimaciones que nos hacen saber de la magnitud de lo acontecido. Las llamadas fuerzas del “orden público” dispararon contra el pueblo, y escupieron fuego contra la juventud, las mujeres y los hombres de los barrios populares que salieron a exigir justicia y atención a sus reclamos. No menos de 3.000 de los nuestros fueron vilmente asesinados, y las pérdidas materiales fueron estimadas entonces en 3 mil millones de bolívares de la época, puedo asegurarles que eso era mucho dinero. En Caracas fueron saqueados más de 900 bodegas y más de 130 abastos y supermercados, a demás de aproximadamente 1.000 negocios de distintas mercancías.
La Guarenas de El Guarenazo ha sido fiel a la Revolución, también la Revolución en marcha ha mirado hacia Guarenas. No obstante, es justo decirlo porque es la verdad, todavía estamos en deuda con Guarenas, la Revolución no le ha dado a los guareneros todo lo que merecen y reclaman. Es bueno sumar los aciertos en nuestro Municipio Plaza, pero más importante aún sacar la cuenta de la deuda social. Desde aquí exigimos, fundamentalmente a las autoridades locales, estar a la altura del compromiso, Guarenas lo merece, es cuestión de justicia, y el Socialismo es justo o no es Socialismo. La Alcaldía y todos los guareneros comprometidos con la Revolución debemos darle a nuestra ciudad lo que ella exige. Debemos atender los reclamos del bravo pueblo que hace ahora 24 años levantó la voz.
cesar.dorta62@gmail.com
* Luchador social guarenero y municipalista