Gracias, Chávez

Gracias por permitir conocerte. Al oírte hablar como hombre de pueblo, refranero, juguetón, espontáneo; que acariciabas tu tiempo pasado como presente y nos paseabas con tus travesuras por cada rincón de esa tierra a la que tantas veces le cantaste “Linda Barinas…”, allí donde nació “Maisanta”, de quien heredaste su estirpe de guerrero batallador, y también nació Rosainés, quien te embebió de la sensibilidad pueblerina.

Gracias por atender a los viejitos y viejitas, a los niños y niñas, a los discapacitados, a las adolescentes embarazadas, a los campesinos y campesinas, a los estudiantes, a los educadores; a los excluidos y necesitados de siempre.

Gracias por darnos las misiones que acabaron con el analfabetismo, permitieron la prosecución estudiantil como continuo humano, llenaron de luz a miles de invidentes, colmaron de sonrisas a los desdentados y desdentadas de las barriadas, e invadieron las comunidades con “corazón adentro” para contribuir a preservar su memoria histórica.

Gracias por visibilizar al pueblo las riquezas de nuestro país que fueron ocultadas deliberadamente. Las verdaderas del subsuelo y hacerlas certificar mundialmente. Las marinas y delimitar su explotación por parte de las grandes empresas pescadoras que desmedidamente con la pesca de arrastra, destrozaban ecosistemas y acababan con la pesca artesanal.

Gracias por no hacerte querer por la verruga, o por tus orígenes negros o aborígenes, porque al negarte a ti por ello, se develó el lado racista y fascista de una minoría a la que se le debió salirle al paso junto a ti para construir la patria de la gran mayoría excluida.

Gracias por hacernos ver que nuestra sociedad no marcha al mismo ritmo de las exigencias de la revolución, que no ha sido eficiente y de allí tu preocupación. Que carece de un estado de conciencia colectiva que vea la organización popular desde la perspectiva que la ves tú (autonómica, autosustentable), de allí el llamado a la conformación de Comunas, de allí tu preocupación. Preocupación acrecentada por ese otro cúmulo de tareas no resueltas que te llevó a ser omnipresente en toda la escena nacional.

Gracias por hacernos entender que debemos resolver muchas cosas en la revolución con celeridad. Gracias por el tiempo que nos dedicaste, gracias Comandante, por darnos la dicha de haberte tenido como Presidente, como uno de los mejores Presidentes que haya pasado por este planeta.

¡Hasta la victoria siempre, Comandante!





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Aquileo Narváez Martínez


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