Hay quienes viven de la mentira y falsas imágenes. La imagen del “constitucionalista”, esa especie de oráculo, enclavado o no en una extraña y hasta en veces olvidada isla o en un bufete de abogado ubicado en zona y edificio de alta renta, es de las más difundidas y alegóricas.
Para generar la idea de ser portentos de sabiduría, los llamados “constitucionalistas”, difunden simuladamente la falsa idea que interpretar la ley, sobre todo la relativa al texto constitucional, es asunto sólo pertinente a sabios o ungidos de un toque de divinidad. Se aviene con aquello de la democracia representativa, de representantes y representados. Por eso, aquéllos, suelen ir bien vestidos, peinados, perfumados, con poses de estudio o estudiadas y acompañados de gente genuflexa. Generalmente andan en campaña para introducirse en los altos niveles de la judicatura o inflar sus honorarios.
Pero esa vaina no es así. El pueblo venezolano, sobre todo el de ahora, tocado por la mágica flauta hecha de caña arrancada a la orilla de un río, de arañero zambo, quien salió de un pueblo de la sabana, por cierto llamado Sabaneta, de pronto comprendió todo lo que antes le habían enredado y hecho creer que “aquello no era para él”.
“Dios no le cacho a burro”, solían y suelen decir los dominantes al pueblo. El arañero de la sabana, el humilde muchacho de los cañaverales, quien tuvo como ídolo a un simple pelotero que llamaron Isaías “Látigo” Chávez, quien aprendió la magia de mover la pelota con arte, no sólo entendió fácil lo que le hacían difícil, como al pueblo todo, sino con su flauta incansable, hizo que todos entendiesen sin dificultad lo que otros, unos pocos con caras de sabios inventados, sólo pudieron lograr, después de pasar por universidades, postgrados y quizás, quién sabe, hasta pagar costosas “matrículas”. Pero con todo y eso, se acostumbraron a voltear la ley a la conveniencia de quienes les pagasen la mejor tarifa.
La cosa de Nicolás Maduro y su derecho y pertinencia a ser presidente encargado, figura prevista en el artículo 233 constitucional, habiendo sido Vicepresidente Ejecutivo y ante la falta absoluta del Presidente, “dentro de los primeros cuatro años del período constitucional”, está clara. Por supuesto, no para quienes no quieren, porque quieren conspirar.
La sentencia inapelable del TSJ, guste o no a algunos ciudadanos, “constitucionalistas perfumados” y hasta gringos, que en el caso del presidente Chávez prevale la continuidad administrativa, por encima de la “obligatoriedad del juramento”, validó también la continuidad de Nicolás Maduro como Vicepresidente Ejecutivo, más cuando antes, el propio presidente le ratificó.
No existe norma constitucional alguna que impida al presidente, que ahora lo es Maduro, presentar su postulación al cargo para las próximas elecciones.
De manera que la oposición pierde el tiempo, hace el ridículo y hasta intenta desestabilizar, cuando con sus sabihondos “constitucionalistas”, sostienen primero que Maduro, antes de la falta absoluta no fue Vicepresidente Ejecutivo, porque Chávez, el inmortal, no se juramentó y, también ahora, cuando invocan el 229 constitucional para reclamar que debe renunciar para postularse a candidato presidencial.
Mienten también ahora, porque el 229, demanda que el Vicepresidente antes de postularse a la presidencia debe renunciar. Pero resulta que a partir de esta noche, ante la falta absoluta del presidente, declarada por la AN, “dentro de los cuatro primeros años del período constitucional” que comenzó el 10 de enero próximo pasado, Nicolás Maduro Moros, asumirá como Presidente Encargado de la república, exaltado por la propia AN, y siendo así, no está obligado a renunciar a su cargo para postularse a presidente en las venideras elecciones. Tal condición no está prevista en parte alguna. Por eso, Chávez, pudo postularse tantas veces como ganó la presidencia. Lo que hará además Maduro, de conformidad al 233, es convocar, dentro de un plazo de treinta días, es convocar a nuevas elecciones presidenciales.
¡Ah! Para más vainas, Nicolás Maduro Moros, candidato por la gracia divina del arañero mágico, flautista cautivador, adalid de las causas justas y respaldado con entusiasmo por la inmensa mayoría de los venezolanos, será el próximo presidente constitucional de la patria de Simón Bolívar y Hugo Chávez.
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