Chávez, el magnífico e inolvidable

“A partir de este momento es prohibido nombrarlos”, cantaba Ali Primera, porque los “que mueren por la vida no pueden llamarse muertos”. He leído cientos de páginas en estos tristes días, alabándolo, recordándolo y hasta vilipendiándolo, aún cuando su cadáver todavía reposa en la capilla ardiente de la Escuela Militar. Voy a recurrir a personajes y episodios para recalcar algo que mi comandante creyó necesario remachar hasta el cansancio: EL COMANDO NUNCA MUERE: El humo se arremolinaba en la salida de la “Pica de la Mona”, aquella gloriosa mañana del 24 de junio de 1821 y el mundo se disponía a presenciar un portento en Carabobo. El batallón “Bravos de Apure”, a su salida de la trocha era despiadadamente fusilado a mansalva por las ordenadas tropas realistas. Su línea vacila, pierde terreno y retrocede casi derrotado, cuando acude en su auxilio la “Legión Británica”, quien a la salida del nefasto y sangriento camino se interpone al frente para proteger al herido batallón de Apure. Suenan los pífanos, se despliegan las gloriosas banderas y los impertérritos soldados sajones y criollos, marchan de frente hacia el enemigo y clavan su estandarte desafiante frente a ellos. Ante la provocación, los realistas responden con furia con su artillería y fusilería de avanzada. Farriar su comandante manda a sus soldados a abandonar morrales, calar bayonetas e hincar rodilla en tierra. La metralla hace estragos en aquel muro heroico y se aclaran sus filas y Farriar rinde la vida, siempre al frente gritando una mil veces: Firmes!. El comandante Davy, segundo al mando toma el mando, pero no dura ni quince minutos. Un capitán toma el mando y igualmente no dura sino minutos, así uno tras otro, hasta que Páez en un esfuerzo sobrehumano logra organizar de nuevo al batallón “Bravos de Apure” y acude al auxilio de aquel glorioso cuerpo, quien es comandado por el joven y último oficial Minchin. Diez y Siete oficiales comandantes perecieron al mando de la Legión “Británica” y la mitad de sus soldados, quienes regaron con torrentes de sangre la tierra inmortal de Carabobo. Páez con su penacho rojo, es una llamarada al frente de tres batallones que ingresan a la llanura y con una furia huracanada se abalanzan contra el enemigo, quien abrumado ante tanto empuje, vacila y retrocede en completo desorden. Se produce la mas “hermosa y brillante victoria jamás realizada por ejercito alguno en el suelo de la Patria”. El sacrificio y firmeza de la Legión Británica en donde el comando nunca pereció, puedo materializar la victoria de las victorias. Nuestro nuevo comandante se llama NICOLAS MADURO MOROS y nos está ordenando “Rodilla en tierra!”. UNIDAD, UNIDAD O LA ANARQUIA NOS DEVORARÁ!: CESAR VALLEJO, en su poema MASA, nos cuenta que muerto el combatiente, un hombre vino a llorar frete a su cadáver, pidiéndole que no muriera, que no nos dejara, “mas el cadáver siguió muriendo”. Entonces vinieron miles de hombres a rogar frente al cadáver del combatiente clamando que “tanto poder y no poder nada contra la muerte” y el “cadáver Ay! Siguió muriendo”. Entonces TODOS los hombres de la tierra, vinieron a llorar frente al cadáver y este abrió los ojos, incorporose, púsose al frente de ellos y echose a andar!. Miles hemos desfilado frente al cadáver de mi comandante, muchos millones le piden que nos ayude, que no nos deje y ya Hugo de nuevo ha abierto sus ojos, ha saltado de su urna, se ha puesto al frente de esta inmensa multitud y ha empezado a caminar de nuevo!. Como diría igualmente Cesar Vallejo, “Hay momentos en la vida de los hombres, yo no sé!, son pocos pero son, que abren surcos en los rostros más fieros. Son los heraldos negros que nos envía la muerte!” Los heraldos negros que nos envía la muerte, nunca podrán matar este sentimiento rabioso por lograr que la paz y la mayor suma de felicidad reine en nuestra querida Venezuela. UN EPITAFIO INOLVIDABLE: El que reposa sobre la tumba de Martin Luther King: “Oh Dios Misericordioso!, Libre, libre al fin”. Hugo el humilde arañero, el hacedor de patrias, conmoción del mundo, está libre al fin y se ha puesto al frente del combate, por doquier, recorriendo valles, ríos, llanuras, serranías y volcanes de toda América, es el cóndor altivo que vuela sobre la tempestad, ahora es cuando verán cuanto puede su alma inmortal! en unión de Bolívar y el Che y esos pueblos que lo siguen rumbo a la victoria final! Hoy tenemos PATRIA y nuestro rumbo al Socialismo es para siempre, ni siquiera la muerte podrá desviarnos!. Su muerte, es solo el comienzo!


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Francisco Natera Amundaraín


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