Si continuamos personalizando el proceso revolucionario bolivariano nada más que en la singularidad extraordinaria de Hugo Chávez, no estaremos contribuyendo a que éste se mantenga en el tiempo y en el espacio, puesto que la prédica constante de nuestro Comandante estuvo siempre relacionada con la construcción y fortalecimiento del Poder Popular como único medio para hacer la revolución bolivariana socialista en Venezuela. Así, cada revolucionario tiene una obligación moral con esta línea de acción, para lo cual es preciso tender a la fusión de los poderes creadores del pueblo con las diversas instancias del poder constituido, con inclusión efectiva y permanente de vocerías del poder popular, colectivizando de esta forma la función y la responsabilidad de la administración pública, lo cual hará que el Estado vigente sea totalmente transformado, convirtiéndose entonces en el Estado Comunal Socialista que se ha proyectado hasta ahora. Por consiguiente, la dirección a seguir en esta nueva etapa del proceso revolucionario bolivariano tendría que enmarcarse, hacia la construcción, desarrollo y consolidación del Poder Popular a todos los niveles, al mismo tiempo que gobernantes y funcionarios estatales cambian sus normas de conducta burocrático-representativas, puesto que ellas no coinciden en nada con lo que debe ser una democracia participativa y protagónica.
En tal sentido, el poder debe fluir desde abajo hacia arriba y no de arriba hacia abajo, como se estila tradicionalmente bajo cualquier régimen de democracia representativa. Para ello es fundamental respetar y asegurar la autodeterminación de los sectores populares y el ejercicio pleno de la democracia directa como mecanismos de participación y protagonismo que rebasen y cambien radicalmente las estructuras limitantes del Estado burgués-liberal todavía vigente en el país. Adicionalmente a ello, tiene que activarse de forma sencilla e inmediata el derecho revocatorio del pueblo con la finalidad de sancionar moral y políticamente a quienes defrauden la confianza popular, estando los mismos obligados a trabajar en función de los intereses colectivos con un sentido realmente patriótico y social.
Por eso, el fortalecimiento y la continuidad del proceso revolucionario bolivariano aunque tenga, por lo pronto, un compromiso electoral muy importante que conquistar mediante la candidatura presidencial de Nicolás Maduro, además de las diferentes candidaturas a las alcaldías y a los concejos municipales, tiene que basarse más en la participación, la formación y el protagonismo de los sectores populares chavistas. Ésta es la línea programática que se debe adoptar de ahora en adelante, incluyendo a las diversas organizaciones políticas que respaldan al proceso revolucionario bolivariano. En su caso, ellas están obligadas a despojarse de sus clásicas actitudes sectarias y trabajar por alcanzar, eventualmente, la unidad definitiva y no limitarse a lo meramente electoral, sin que ello excluya la responsabilidad que tienen de ejercer la contraloría social sobre la gestión de gobierno al lado de las diferentes organizaciones del poder popular.-