Lengua de hacha

Hace algunos años un apreciado amigo, ya fallecido, me contó un caso relativo a su suegra, a quien él consideraba una cuaima por razones que nunca me expuso claramente, pero que tenían que ver con el uso que hacía del instrumento que le permitía articular las palabras. El caso es que a esa señora le detectaron un cáncer en la lengua, el cual naturalmente tuvo que ser operado cortándole longitudinalmente la mitad delantera de dicho órgano del lado en que se encontraba el tumor. Mi amigo me comentaba que su tranquilidad duró poco tiempo, pues al cabo de unos meses el instrumento se regeneró quedando igual que nuevo, y tanto o más afilado que antes de la operación a tal punto que no transcurrió mucho tiempo sin que se produjera la ruptura del vínculo matrimonial por abandono de la esposa de mi amigo a instancias de su suegra. Al menos esta fue la versión que él me contó cuando nos conocimos, años después de su divorcio, al cual sobrevivió su suegra quien murió de un infarto.



Lo que me llamó la atención de la historia de mi amigo fueron dos cosas: La primera, que la lengua cuando es cortada debidamente, como sería el caso de cualquier intervención quirúrgica, se regenera y se recupera la facultad de hablar, y la segunda que el cáncer de la lengua es una de las formas más benignas de este flagelo, al igual que el cáncer de próstata.



¿Por qué me refiero a este tema? Porque he recibido correos electrónicos de amigos de uno de los más conspicuos dirigentes de “Gente del petróleo” y copia de un correo de este mismo dirigente, mediante los cuales solicitan colaboración para costearle una operación de cáncer de la lengua, ya que el "pobrecito" no tiene seguro para pagar la operación que debe practicarle un reconocido cirujano de la Universidad de Miami en el Jakson South Hospital el día 26 de agosto “coincidencialmente, dos días después que reciba el resultado de mi solicitud de asilo”, según afirma el “pobre” que no tiene una cuenta corriente en Venezuela, pero si la tiene en Miami, tal como informan los correos.



Como yo no deseo mal a nadie, espero que cada uno de los miles de ex trabajadores de PDVSA que abandonaron su trabajo inducidos por la “Gente del petróleo” y que hoy se encuentran pelando bola aquí en Venezuela, y no en Miami, aporten su granito de arena para que este señor se recupere y pueda seguir hablando mal de su país allá donde ahora se encuentra pidiendo ayuda.



Pero de lo que puede tener la absoluta seguridad es que en caso de que los miles de trabajadores a los que condujo al desempleo no puedan colaborar con él porque materialmente no pueden hacerlo, siempre tendrá la opción de que su caso será atendido por el gobierno venezolano, aunque se encuentre en Miami. Desde allí lo llevarán a Cuba para curarlo y después lo regresarán a Miami para que siga expresando cuanto quiera expresar acerca del “Rrrrégimen”. No tiene más que pedirlo y le será concedido.


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Ño Leandro


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