A falta de propuestas la derecha venezolana se la pasa cacareando que Nicolás no es Chávez. ¡Vaya descubrimiento! Hasta este instante de la historia humana ninguna persona se ha convertido en otra. Ni se conocen casos comprobados de reencarnación.
Pero a ese nivel de absurdidad debe llegar la derecha incapaz de soñar un mundo posible. Les confieso que esa falta de capacidad para crear, que padece el fascismo criollo, es directamente proporcional a su tendencia destructiva, su instinto criminal.
Esa “lógica” mediocre fue la que llevó al nazismo alemán a creerse superiores, con derecho a desaparecer a los “otros”. La misma “lógica” que el imperialismo yanqui ha esgrimido para demonizar y atacar los pueblos de fe musulmana. La “lógica” ilógica del sionismo exterminando al pueblo árabe en Palestina.
Esa derecha servil de los gringos asesinó a los sacerdotes salvadoreños que denunciaban las masacres cometidas por “Escuadrones de la Muerte” aupados por EEUU; mataron a Salvador Allende infestando Suramérica de dictaduras feroces, y crearon la “Operación Cóndor”, tenebrosa conspiración transnacional contra los derechos humanos, dedicada a desaparecer la izquierda democrática en el continente.
A esa plaga nos enfrentamos. Esa logia cobarde y asesina es la misma que hoy se disfraza de “tricolor” para ensuciar la herencia libertaria de Simón Bolívar, y tratar de impedir la continuidad del proyecto histórico de Hugo Chávez.
Recordemos que por estos días hace sólo once años, fueron capaces de matar a sangre fría y premeditadamente, para desestabilizar al país y dar el golpe contra la Constitución. Intentaron el magnicidio y mandaron al Libertador a la basura.
Es el mismo odio irracional que derramaron el pasado domingo destruyendo obras de la Misión Vivienda y pintando vivas al cáncer en las paredes caraqueñas, sin tener misericordia con las miles de personas que sufren esta dura enfermedad y sus familias.
No nos engañemos, esta derecha fascista no aprende. Su odio visceral la enajena y la enceguece. Y aunque ellos se afanen –electoralmente- en repetir que Nicolás no es Chávez, para sus adentros lo odian igual, porque saben, que Nicolás es la continuación de la Revolución Bolivariana.
Nosotros los chavistas del mundo sabemos que el genio de Hugo Chávez es único e insustituible; que llegó a tanto que vino a despedirse cantando Patria y dejándonos sus últimas instrucciones para que siga la Revolución.
Sus órdenes póstumas son sagrados juramentos para nosotros. El mayor homenaje, la victoria. Hoy más que nunca, Nicolás es la garantía de la nueva vida de Chávez.
Llevemos a Nicolás a la Presidencia que le dejó Chávez, y cuidémoslo de la jauría rabiosa.