Con todo el respeto (posible) al Ministro Sesto y sobre el milagro de Milagros o como nuestros legisladores superan a Jesucristo

Por fin el Ministro Sesto responde algunos señalamientos hechos a través de la página Aporrea.org por un anónimo, algunos indeterminados desconocidos y una conocida, Ninoska Lazo. No conocemos a esta terrible dama pero si en cambio leímos su Proyecto de Ley Orgánica de Desarrollo Cultural Endógeno que anda circulando en la red desde hace tiempo, ¿lo conocerá Sesto?. Nos interesa saber más su opinión sobre el proyecto de Ninoska que la molestia que le provocan las descalificaciones personales. Ninoska Lazo de Aldazoro no solo califica -quizás injustamente- y bota candela como un dragón sino que también propone algo muy serio, podemos verlo en: http://www.debate-cultural.org.ve/NinoskaLazo2.htm (dicho sea de pasadita Ninoska, eso no es un proyecto sino un anteproyecto y porque te lo estamos señalando no nos vayas a echar plomo como lo haces con el susodicho).

Acerca de la pirotécnica adjetiva del tal “Macaurelio”, que origina el escrito del Ministro y expresión inevitable de los tiempos, no diremos nada. Este anónimo es parecido a los petardos acostumbrados de la Navidad: peligrosísimos pero inevitables.

Sobre nos, permítasenos, un breve comentario autobiográfico para que el Ministro, quienes trabajan con él y los lectores puedan “situarnos en el contexto”.

No creemos que se le agregue nada a las ideas pero por lo menos ahorraremos algunas incógnitas: cincuentón; tirapiedras desde los tiempos de Leoni en el liceo Fermín Toro; músico egresado de una escuela nacional; pasantía en el douglismo a finales de los sesenta y principios de los setenta; becario Ayacucho en un conservatorio europeo; fanático de las composiciones de Alí Primera, Luisito van Beethoven y Dizzy Gillespie; breve pasantía en orquesta nacional a inicios de este milenio; enemigo de cócteles (a no ser los molotov) y agasajos pero nos zampamos media docena de rones por el gañote cada vez que se puede; nos encantan las tertulias políticas de botiquín y también cuanto acto y marcha convoque el gobierno; misántropo, eso puede explicar que muy pocos nos conozcan; ayuntados por tercera y esperamos que última vez con Ángela Inés Castro Rodríguez, Angelines para la familia; nativo de la capital y residente en el Municipio Sucre, Estado Miranda; de profesión cazador musical en tascas, matatigres queremos decir; no pertenecemos a la cofradía flamígera de la señora Lazo ni a ninguna otra; fanático de los caldos gallegos, del Magallanes y del Barsa que anteayer empató con el Alavés vascuence, lo que demuestra una vez más que en el futbol, como en la polémica cultural, no hay enemigo pequeño. Un “outsider” como se puede deducir, un “nuevo sujeto social” que, alentado por el viento bolivariano y el casquillo de su esposa, retoma la palabra luego de muchos años de silencio.

En política, nos ubicamos un medio metro más a la izquierda del Ministro y veinte centímetros a la derecha de Ninoska; unos doscientos milímetros de amplitud que nos evitan la ofuscación de llamarlo escuálido, neoliberal y todas esas vainas feas que se dicen; las siete pulgadas necesarias que reconocen la sinceridad de sus palabras; la breve distancia que nos permitirá tenderle el apretón de manos cuando lo veamos en alguna trinchera, no sin cierta cautela pues luego de la traición de Miquilena y Rosendo, dejamos de confiar en el tino del Comandante Chávez al elegir a sus más cercanos colaboradores; ha mejorado mucho pero nunca se sabe.

Repetimos en relación a Sesto: estamos de su mismo lado. Debe tener más paciencia. En cualquier batalla donde se cruzan tiros, así sea de ideas, siempre habrá algún pelotón de nuestro ejército con mala puntería.

Es desalmada e injusta la comparación que hace Ministro Sesto de Aporrea con El Nazional por darle cabida a los “francotiradores” y al “tirapiedrismo”. Prefiero mil veces a un francotirador como “El Macaurelio” y su metralla desconsiderada que la suciedad intelectualoide y verborreica de un Ibsen Martínez.

La historia abunda en ejemplos de la cochambre discursiva entre revolucionarios que se enfrentan. Recordamos los sapos y culebras que escupía Marx (genio en el arte menor de la sátira y el insulto del adversario) sobre el gran revolucionario anarquista Bakunin. Hagamos una lectura superficial de las actas de la I y II Internacional Comunista y veremos que el mal estilo en la polémica de la izquierda es una sus condiciones originarias. Así que si bien es cierto las expresiones subalternas y descalificadoras sobran, no deben levantarle ninguna sospecha a nadie, muchos menos al ministro que debiera tener el cuero duro. Si feo es el motivo de la queja peor es la conclusión: “ hay derecho a pensar que estamos en presencia de algunas infiltraciones ”. Conocemos esa expresión desde los tiempos estudiantiles. Lamentamos que se recuerde el fusilamiento del poeta Dalton a propósito de Ninoska Lazo y no de Pérez Oramas quien si propuso su asesinato de manera pública.

Viene a nuestra memoria de manera reflexiva y -¿porqué no?- autocrítica un breve escrito, leído en nuestros años juveniles, del camarada Mao titulado “SOBRE EL TRATAMIENTO CORRECTO DE LAS CONTRADICCIONES EN EL SENO DEL PUEBLO”. Citamos para nos, para tirios y troyanos un párrafo del mismo:

La eliminación de los contrarrevolucionarios es una lucha, una contradicción, entre nosotros y el enemigo. Dentro del pueblo, hay gentes que consideran esta cuestión desde un punto de vista algo distinto. Dos tipos de personas tienen criterios diferentes del nuestro. Las que, con una mentalidad derechista, en vez dé establecer una distinción entre nosotros y el enemigo, toman al enemigo por gente nuestra; consideran amigos a los que las grandes masas miran como enemigos. Las que, con una mentalidad izquierdista, exageran el alcance de las contradicciones entre nosotros y el enemigo hasta el punto de tomar como tales ciertas contradicciones en el seno del pueblo y considerar contrarrevolucionarias a personas que en realidad no lo son. Ambas concepciones son erróneas. Con ninguna de ellas se puede tratar correctamente el problema de la eliminación de los contrarrevolucionarios, ni apreciar en su justo valor nuestra labor a este respecto”.

http://www.etext.org/Politics/MIM/nr/mao/citas/sp_lr_04.html.

No nos referiremos más al plañir del Ministro; intentaremos centrar el debate donde se supone que debió hacerlo por estos tiempos, con la mayor elegancia y respeto que nos sea posible (de verás trataremos) para que los compas de Aporrea nos publiquen y se eviten un nuevo regaño. Total, de seguirnos refiriendo al vituperado poeta y arquitecto, , repetiríamos exactamente lo mismo que escribimos en un artículo anterior (http://www.aporrea.org/dameletra.php?docid=16190), con el único agregado de una cajita de analgésicos para el dolor, para hacer honor al esfuerzo que el Gran Timonel Mao le dedicó a los atajaperros de la posteridad revolucionaria mundial.

Luego de este trotecito inicial de calentamiento vayamos al grano. Hacemos, nuevamente, la invitación al camarada Farruco y a todos los que se interesen por el tema cultural del país a debatir con seriedad sobre lo que continua y a, rencillas aparte por un tiempo, hacer posibles los escenarios para la confrontación.. Bienvenidos a la batalla de las ideas.

El pasado 16 de agosto se aprobó en primera discusión el Proyecto de Ley Orgánica de Cultura, luego de cuatro años de cacarear sobre la Ley, de varios anteproyectos que rebotaron del CONAC a la Asamblea y viceversa, de enconados pero cerraditos (por la poca gente) debates y de los cuales uno se enteraba luego haber sucedido. Sospechamos que el milagro de esta aprobación se lo debemos a Milagros (Santana), la diputada encargada de la subcomisión respectiva . Una Milagros que, como es lógico, trabaja para la reelección en diciembre. Decimos el milagros de Milagros porque debe haber constituido un portento de la providencia posible gracias al pujo supermánico y maracucho de la diputada, que la Asamblea Nacional haya aprobado en un solo día y sin reparo alguno el Proyecto de Ley en primera instancia.

En la política nacional , salvo excepciones contadas, no suele tomarse en serio el menester cultural. Basta ver los prolegómenos legislativos culturales de la V República en los debates de la Sesión Ordinaria del 30/10/1999 de la Asamblea Nacional Constituyente que aprobó los artículos relacionados con el tema. Salvo las intervenciones acertadas del maestro Gustavo Pereira, las pifias de Reina Lucero y el fastidio de Olavarría y Combellas , no hay más nada digno de mención. Los artículos referidos a la cultura no fueron tema de amplio debate. Si le interesa la cultura y quiere que se le alborote la bilis váyase a: http://www.asambleanacional.gov.ve/ns2/constituyente.asp?id=54 .

A nuestro entender y creencia este milagro legislativo supera el que hizo Jesús en las bodas de Canaán cuando transformó el agua en vino, episodio del Nuevo Testamento que aún nos mantiene irreductible en el bando de los alcohólicos y con cierta duda, por izquierdoso, en el de los cristianos. De milagro a milagro hay un trecho enorme: Jesús lanzó un guiño indiscutible a la pachanga y la bebedera de aguardiente; los que elaboraron y aprobaron el proyecto le tienden la mano a la reacción. No hablamos paja. Ya veremos porque.

No se justifica que lo aprobado en la sesión del día 16 de agosto del 2005 sea un adefesio de parto menor que pasó liso y desapercibido del “ojo pelao” de los asambleístas chavistas y de las objeciones a que nos ha acostumbrado la oposición cuando se discute una Ley que afecta al capital oligárquico.

Puede revisarse el proyecto aprobado en http://www.asambleanacional.gov.ve/ns2/leyes.asp?id=697

Señalaremos, entre otras no menores, tres barbaridades presentes en el proyecto, aprobado a Dios gracias tan solo en la primera discusión (por ahora).

Veamos:

Artículo 11.” Se declara de interés público el acceso de los ciudadanos a las instituciones de bienes y servicios culturales, sin distingo de raza, origen étnico, credo, sexo, condición física o mental o condición socio-económica”. (s.n).

Esta palabreja odiosa (RAZA) aparece también en el texto constitucional. ¿Un gazapo?. Pudiera ser. Pero no producto de la dislexia sino por ser un rezago semántico de los constructos teóricos de los opresores del siglo XVII que trataban de justificar la desigualdad de los seres humanos a través de la división pseudocientífica de los mismos en cuatro tipologías “raciales”: la amarilla, la negra, la blanca y la cobriza.

La definición dejó de existir en el apartado que se le dedica a la palabreja en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE, el “mataburros” como lo llamaba el padre Antonio en el Colegio Salesiano, donde aprendimos a garabatear) en su vigésima segunda edición del año 2002. Se mantuvo ese significado hasta la vigésima primera edición, la del año 1992. Hoy por hoy científicos genetistas, antropólogos, sociólogos, etnólogos y, como se puede ver en http://www.rae.es, hasta los reaccionarios y tercos académicos de la lengua desecharon el uso de RAZA para referirse a los diferentes grupos humanos. Existe una sola raza humana.

Créannos, no es una pendejada sin importancia; primero fue el esclavismo, luego la palabra raza para encubrirlo y justificarlo, después las teorías racistas para darle fundamento filosófico y científico, finalmente el ku-klux-klan, el nacionalsocialismo y sus cámaras de gas para acabar con las “razas inferiores” porque con la tecnología dejaron de hacer falta. Así pensaba y sigue pensando el fascismo.

Una perla sobre el término:

La idea de raza es, con toda seguridad, el más eficaz instrumento de dominación social inventado en los últimos 500 años. Producida en el mero comienzo de la formación de América y del capitalismo, en el tránsito del siglo XV al XVI, en las centurias siguientes fue impuesta sobre toda la población del planeta como parte de la dominación colonial de Europa”. (Cita de Aníbal Quijano. Puede leerse el escrito completo del cual fue extraída en http://www.dlh.lahora.com.ec/paginas/debate/paginas/debate105.htm ).

Diputada Santana: ¡a los opresores hay que combatirlos hasta en el léxico!.

Claro que, por otro lado, ya se ha descubierto el desarrollo cultural en la raza de los chimpancés. Pero, el único animal de estos que hemos conocido en el territorio nacional era una hembra que existía (o existe) en el Parque Zoológico El Pinar de Caracas y cuyo único comportamiento “cultural” observable, además de la ladilla evidente del encierro en la jaula, consistía en lanzarle un buche de saliva y agua a los visitantes que, entre ascos, puteadas y risas, se apartaban velozmente de la baranda, a la vez que la simpática y vengativa primate aplaudía. Si es por este detalle solitario que se incluyó la palabra RAZA en el proyecto de Ley es innecesario y un poco exagerado; con todo el respeto para la compatriota mona (la del Pinar, no sean los lectores tan mal pensados) y demás fauna, esto es materia de un reglamento para zoológicos y no de la Ley Orgánica de Cultura. Pendientísimo para una enmienda constitucional.

Segunda gazapeada: la expresión “ministerio del ramo” aparece cinco veces en el proyecto aprobado. Pero... ¿es la cultura un “ramo”?. Ramo el de las panaderías, de la industria, del turismo, el fiscal, de los bares (o de la felicidad humana), de la mercería... y el más equivocado de todos los ramos: el de flores que, por caballero e ingenuote, el comandante Chávez le obsequió a la periodista escuálida Nitu Pérez Osuna en la entrevista televisiva de CMT el año 2001. Pudiera argumentarse en contrario que la Ley se refiere al Ministerio del ramo como actividad de la administración pública pero es imposible sostener esto a la luz del segundo artículo que contiene el mismo proyecto:

“Artículo 2. A los efectos de la presente Ley, la cultura es el conjunto de manifestaciones, representaciones, procedimientos y modalidades de la creatividad humana, individuales y colectivas, aprendidas, acumuladas, permanentemente enriquecidas, que determinan la singularidad de una sociedad y de las diversidades que la integran como totalidad histórica situada en un espacio determinado”.

Es decir cultura es todo.

La CULTURA no es ramo, hoja, flor, raíz o fruto, es el árbol completo. No es una parte del todo; no es la sexta definición que da el Diccionario de la Academia “Cada una de las partes en que se considera dividida una ciencia, arte o industria, etc. “. Es el todo mismo. ¿Será que la Ley toma la cuarta definición del DRAE: “Ristra de ajos o cebolla”? O peor ¿la séptima definición:”Enfermedad incipiente o poco determinada. Ramo de perlesía, de locura”?.

Mucho tememos que la incongruencia sea producto de la subestimación, consciente o no, que le asigna a la cultura la Asamblea Nacional. Se discute la Ley como una más, o peor, como una menos que aprobar y se remata en un día, con las manos alzadas, el montón de disparates.

Pero atención. Lo que viene no es un simple gazapo, un desliz etimológico, sino una aberrante y peligrosa cuña capitalista. La constitución nos dice en su artículo 100 que:

“Las culturas populares contentivas de la venezolanidad gozan de atención especial, reconociéndose y respetándose la interculturalidad bajo el principio de igualdad de las culturas. La Ley establecerá incentivos y estímulos para las personas, instituciones y comunidades que promuevan, apoyen, desarrollen o financien planes, programas o actividades culturales en el país, así como la cultura venezolana en el exterior. (...)”. (s.n)

En cambio el proyecto de Ley aprobado establece un capítulo completo para el incentivo y la protección de la llamada “industria cultural”, ramo –esta vez si– de la actividad productiva que no nos espeluzna pero que persigue la rentabilidad financiera de la cultura por encima de los beneficios sociales y espirituales, o sea que, nada que ver con el socialismo del siglo XXI, estimados y estimadas.

Veamos parte de la aberración aprobada:

“Artículo 37. Es deber fundamental del Estado la promoción, protección y apoyo a las personas naturales y jurídicas que desarrollen la función económica de la cultura, especialmente en las áreas de las industrias culturales y la artesanía”. (otra vez s.n)

En el artículado subsiguiente del mismo capítulo se desarrolla esta malévola pretensión.

La Ley lejos de reconocer la atención especial de las culturas populares, tal como constitucionalmente se establece, para lo cual debería limitar y no brindar “promoción, protección y apoyo” a la función económica de la cultura y la industria que se caracterizan por expoliar el acervo artístico popular, extiende un manto protector a las concepciones neoliberales y rentistas que debe estar provocando las delicias del combo oligarca. Un bocado de cardenal para los empresarios del espectáculo, el libro, el cine y el disco que ya sacan sus cuentas; una estocada difícil para artistas, activistas culturales, asociaciones civiles y las cooperativas que el mismo estado a través del CONAC está fomentando.

La industria no produce bienes ni valores culturales con fines humanistas sino que los parasita de su entorno original, convirtiéndolos en meras mercancías. Los despoja del valor de uso, de sus contenidos espirituales, simbólicos y afectivos y los transforma en constantes y sonantes valores de cambio. No negamos absolutamente la intervención de la industria en la producción y circulación de bienes y valores culturales pero esta debe sujetarse a la necesidad colectiva de la nación de potenciar y difundir sus valores creativos, muy por encima de la rentabilidad económica de cualquier empresario. Ese sujetarse del que hablamos para proteger a las culturas populares, esa camisa de fuerza a la locura capitalista y el oportunismo fagocitario en materia cultural era lo que esperábamos del proyecto de Ley aprobado. Resultó todo lo contrario.

En el futuro, si nos publican éste y podemos soportar la roncha de seguir remendando los baldones del esperpéntico proyecto de ley, intentaremos demostrar como en el mismo existe la discriminación étnica y la génesis de cierto “chauvinismo indigenista”. Algo de eso ya adelantó Roberto Hernández Montoya en unas declaraciones a ABN.

¿Vale la invitación a la polémica?. Esperamos que si.

Fine.

carlosmurillo12@yahoo.com



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