La humanidad y sus aproximados 30 mil años de existencia ha venido manejando la hipótesis, la convicción, la idea, la férrea y milenaria creencia cargada de “evidencias” sentimentales de que el hombre disfruta de por lo menos 2 vidas: la que discurre desde un huevo primofetal hasta el anciano bañado de pliegues en su piel con cabellera blanquecina, y la segunda vida que describiremos más adelante.
La primera es la vida que nos permite exhibirnos y comunicarnos mediante los sentidos del tacto y con nuestra cantarina voz, con nuestra personal escritura convencional hecha in situ, con nuestro trabajo, nuestras artes connaturales o adquiridas. Son estos tipos de manifestaciones vitales, además de nuestras visibles necesidades fisiológicas, las que dan pie o forzoso nacimiento a una segunda vida.
Es por eso que, por ejemplo, los faraones, los romanos y la mayoría, si no todas, de las viejas civilizaciones de este planeta han cultivado la vida de ultratumba. Esta segunda vida es la que se recoge en el legado que vamos dejando y pariendo durante nuestra primera vida; tal legado tiene expresiones espirituales y materiales que pueden ser cosas tangibles y pensamientos.
Por supuesto, mujeres y hombres dejan aislada y colectivamente una alícuota de esos legados sociales que entran y se suman a la herencia y cúmulo de bienes, servicios e ideas que van conformando las segundas vidas o resurrecciones de quienes nos van precediendo y de quienes vayamos resucitando.
Tales legados-segundas vidas o resurrecciones-son diferenciados en cantidad y calidad. En el caso del Presidente Chávez, en entrega anterior medimos la edad de su primera vida burocrática y obtuvimos una de 93 años, aproximadamente, según su jornada laboral semanal de unas 140 h (1) , tiempo para sobrado para dar nacimiento a una larga segunda vida.
Sin ir muy lejos, la Física nos ha revelado que somos una suerte de complejos cuerpos o conglomerados debidamente estructurados, cuales paquetes moleculares de sustancias, átomos, partículas y micropart. que, de acuerdo con la hipótesis que venimos formándonos sobre la resurrección, representan 2 o más “vidas” perfectamente identificables con esas dos o más formas de presentación que aquellos mismos conglomerados pueden adoptar en el cuerpo de hombres y mujeres.
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(1)
140 horas semanales representa 3,5 veces jornadas semanales de 40h, o sea, 49 años de mandato y servicios prestados por el Presidente Hugo R. Chávez F. durante 14 años ininterrumpidos y correspondientes a su Primera vida recientemente fallecida. En atención a esa larga edad laboral, debido a su inmensa cantidad y variedad de obras y servicios prestados, su segunda vida y resurrección es un hecho “palmario” que se halla allí en forma de patria, de hospitales, de lecciones, de misiones, de ferrocarriles, de viviendas, etc., de neologismos, etc. Por eso, ahora la sociedad nacional e internacional está conviviendo con el ex Presidente Chávez en una segunda vida suya y en un plano que perfectamente compatibilizará con, digamos, los 2.000 años que ya suma el pensamiento aristotélico, la larga segunda vida de Ptolomeo, de Sócrates, de Pitágoras, de Newton, o la de Bolívar, cuya segunda vida ya ronda 183 años.
P.D.: Digresión: Las ensambladoras de vehículos bolivarianos deberían reconsiderar el uso de STOPS de color rojo. Estos, muy subrepticiamente, muy subliminalmente, han significado PELIGRO, comunismo come niños y afines, según los intereses imperiales burgueses. Recordemos que la Ford Motor Company se repotencia durante los años de la primoposguerra mundial y sigue haciéndolo en pleno proceso de la “Guerra Fría”. El amarillo sería más visible y menos antirrevolucionario.