Anoche en el discurso de juramentación del gabinete, el presidente Maduro Moros, al momento de de designar la persona que va a ocupar el cargo en el Ministerio de la Mujer, dejó en el aire la pregunta “¿Por qué odian a las mujeres?”. En el estilo pedagógico adoptado por el presidente para sus discursos, el momento era muy oportuno para intentar una respuesta por cuanto estaba en cadena nacional de radio y televisión. Vamos a intentar darle respuesta a la pregunta tan elocuente del presidente Maduro.
El catolicismo prohíbe a sus feligreses maldecir. La maldición es pecado. Sin embargo, la Biblia en el relato del Génesis recoge las primeras maldiciones:
Contra la mujer, “parirás con dolor”.
Y contra el hombre, “ganarás el pan con el sudor de tu frente”.
Maldición es sinónimo de blasfemia: palabra injuriosa contra dios o contra una persona. La blasfemia era castigada con la pena de muerte.
Cuando dios dice, “parirás con dolor” ¿Qué es? ¿Maldición o blasfemia? Se supone que los dioses ni maldicen ni blasfeman.
Pero, esa blasfemia o maldición mítica contra la mujer, es el primer acto de misoginia que recoge el Génesis (en páginas posteriores de la Biblia abundan). Desde entonces, la mujer ha sido discriminada, marginada, excluida, en el judaísmo, en el cristianismo, en el catolicismo, en el islamismo. En todas las religiones y creencias, la mujer es objeto de discriminación. Veamos como enfoca Flammarion el origen de la mujer: “Según la Biblia, el Padre Eterno tuvo un día la singular idea de extraer una costilla del lado del hombre (izquierdo o derecho), de ensanchar esta costilla y de convertirla en mujer, con gran asombro de Adán, que al despertar de su sueño no podía dar crédito a sus ojos, pues esta mujer era hermosa, pura y encantadora, pero, posiblemente, menos virtuosa que su marido, puesto que ella fue la que lo indujo al pecado.”
¿Sería Eva o la concupiscencia, libido, testosterona, lujuria de Adán lo que condujo al pecado? Es un decir popular la recomendación de las madres a sus hijas para prevenirlas de los halagos del hombre, las advierten: “! Hija! no olvides que el hombre promete y promete, hasta que por fin lo m…
Los escolásticos, que se dedicaban a discutir pendejismos, dilucidaron el asunto de la desnudez de Adán y de Eva: “Después, el Padre Eterno que estaba de vuelta de un paseo por el vergel (Génesis II, 8), sentose junto a un árbol y cosió pieles de animales, dejados sin duda allí por un cazador, para construir dos vestidos al uso de nuestros primeros padres.”
Sobre el origen de la mujer, se encuentra la misma leyenda, con algunas variantes, en todas las tradiciones hindúes y orientales y casi siempre con la misma opinión desfavorable sobre la mujer, sin cuya creación, dicen, el hombre habría vivido eternamente dichoso, sin emociones, sin enfermedades y sin concupiscencia ¡Zape!
Pero, realmente la misoginia, el antifeminismo no sólo fue obra del Padre Eterno, sino, doctrina de los padres de la Iglesia, los teólogos, los escolásticos, todos ellos, santos consagrados, elevados a los altares. Todos, en su momento pronunciaron sus conjuros contra la mujer. Vale la pena citarlos:
San Cipriano: “¡Lejos de nosotros esta peste, este contagio, esta seductora ruina! En su forma lleva el pecado, en su sustancia ha tomado origen la necesidad de morir. Una unión con una mujer es causa de todos los crímenes, es el jugo envenenado de que se sirve el diablo para apoderarse de nuestras almas. Una unión con una mujer es una incongruidad.”
Al leer este texto, ¿en dónde está el pecado? ¿En las formas de la mujer o en la mente enferma de lujuria de estos “santos varones”?.
San Agustín dice: “Es un gran problema el saber si en el juicio final las mujeres resucitarán en su propio sexo, pues sería de temer que llegasen a tentarnos aun en presencia del mismo dios.” Parece que este tipo si era concupiscente. ¡Enfermo sexual!
Y San Pedro: “Cuando oigo hablar de una mujer, huyo de ella como de una serpiente que silba.”
¿Por qué tanto odio de estos “santos” fundadores del cristianismo hacia la mujer? ¿Quién les transmitió esas enseñanzas? Si eran analfabetos, estas enseñanzas, no hay duda, las recibieron de su maestro, el propio Jesús de Nazaret.
Moisés ya la trataba de impura, y condenaba a muerte al hombre que se acercase a ella en determinados momentos. En el cristianismo, heredero del judaísmo, la misoginia no tiene límite.
Santo Tomás (discípulo de Jesus) declara: “La mujer, siendo un ser accidental e incompleto, no podría haber entrado en el primitivo plan de la creación.”
San Gregorio era de la misma opinión: “Es más difícil de encontrar una mujer buena, que un cuervo blanco.”
Y Salomón (el rey mentiroso, mujeriego y concupiscente): “La mujer es más amarga que la muerte. De cada mil hombres, he encontrado uno bueno; pero ni una he encontrado entre todas las mujeres.”
Este m… que con toda seguridad jugaba en los dos equipos, debe ser el fundador de la pederastia que existe en el clero católico.
Tales son algunas de las muchas opiniones emitidas sobre la mujer por eminentes y “santos” escritores cristianos (judíos, católicos).
“Amaos los unos a los otros”. ¿Qué tal si no se le achacaran esta mentira piadosa al cristianismo que se autodenomina la religión del amor?
Todas las religiones son misóginas. La misoginia del cristianismo está presente en sus dos mil años de existencia (la sodomía). Y tuvo momentos culminantes con la quema de brujas por La Inquisición durante la Edad Media (los actos sacramentales). La misoginia del catolicismo está presente en la discriminación de la mujer para el ejercicio del culto. La discriminación de la mujer es inculcada en los curas por la lectura de los libros llamados sagrados, escritos por dios ¡palabra de dios! La misoginia alcanza tal grado que, durante dos mil años, el rechazo a la mujer, el odio contra la mujer, los llevó a la pederastia: aplacar la testosterona con la frase “dejad que los niños vengan a mí”. En los Estados Unidos, para citar el país que es modelo en el mundo para todo, hasta para la pederastia, son más de 100.000 los casos recientes de pederastia, una forma de expresar el odio a la mujer. (Pregúntenles a los obispos y a los cardenales). La prensa informó que una de las razones de la renuncia de Benedicto XVI, es por la misoginia que existe en la iglesia católica, que se trasluce en pederastia.
En los mandamientos se dice. “No desear la mujer del prójimo”. Y no pasa nada. Pero si la mujer “desea el hombre de la prójima”, entonces es condenada a muerte y apedreada. Eso es misoginia, eso es odio contra la mujer. José tuvo que tragarse lo del Espíritu Santo, para que no le apedrearan la mujer. ¡Estaba enamorado! Pero en las noches se iba a las cantinas a echarse sus tequilas y gritaba “¡por ellas aunque mal paguen¡”
El tema propuesto por el presidente Maduro, es para escribir libros y libros. Valga esta breve nota de prensa, para aportar alguna información al tema y ensayar una respuesta a la pregunta “¿Por qué odian a las mujeres?”En dos palabras: ¡Porque la religión lo ordena! Por ahí comienza la libertad mental del hombre, liberarse del machismo inculcado por el cristianismo.