“Ahora nos toca salir a recoger las lágrimas
del pueblo entre nuestras manos”
Diosdado Cabello
En la historia de la humanidad son pocos los hombres que han conmovido a la sociedad por el desempeño de una existencia al servicio de los humildes, cierto es que seres famosos ha habido; unos porque han desatado guerras, otros porque han invadido naciones, pero, insisto, son pocos quienes han sido registrados en el alma de los pueblos como personas dedicadas a la causa de la justicia y la libertad y es, en esta categoría de seres magníficos consagrados al servicio de los demás, donde está en protagónico lugar nuestro compañero HUGO CHAVEZ FRÍAS quien en su desempeño luminoso ha construido una paradigmática referencia para la causa de los pueblos del mundo.
Hugo Chávez comprendió desde hace mucho la certeza de que la vida debe ser vivida para la felicidad de los humildes, y por ello, con sabia visión le dio continuidad a la tradición de los héroes de inmolarse por el pueblo, digo que inmolarse, porque la entrega infatigable y absoluta a los demás, sin reposo ni sosiego, minó su salud y nunca consideró la posibilidad de descansar porque sabía que su tránsito cotidiano era la definitoria presencia de lo imprescindible.
En Hugo Chávez convivía una multiplicidad de seres luminosos que determinaban esa personalidad imbatible e irresistible que le caracterizó y que ahora que duerme, aumentará irreductiblemente para convertirse en acervo filosófico, ético y espiritual de todo aquel que ame la libertad, la justicia y la igualdad. El pueblo nunca había prodigado tanto amor a un líder ni nunca había sido tan amplia y profundamente correspondido.
En el proceso histórico venezolano hay referentes en la lucha por la igualdad y el amor hacia el pueblo: Simón Bolívar encabeza esa presencia, Manuel Piar y Ezequiel Zamora marcan también el rumbo de los imprescindibles que se consagran a la lucha por la felicidad de los otros, lo que siempre significa desprenderse de la propia vida para que el pueblo sea feliz, y Hugo Chávez, ahora que deja la vida para convertirse en existencia mágica, forma parte ya de esas presencias patrimoniales de la libertad. Su grandeza no es un título otorgado por gobiernos ni instituciones sino que le ha sido conferido por el pueblo venezolano y latinoamericano.
Hugo Chávez fue un transformador extraordinario que a su paso fue modelando conductas al servicio de la solidaridad, de la equidad, de la justicia y de la libertad. Al hacerse militar transformó ese estamento que había estado al servicio de los poderosos y que con frecuencia se activaba para el despojo y para la represión, pero ahora, luego de la impronta de Chávez, las fuerzas armadas están al servicio de las causas populares y se asumen como herederas de Bolívar y como garantes auténticas de la defensa del pueblo. Con Chávez los hombres y mujeres de las fuerzas armadas aprendieron a querer al pueblo y nunca mas apuntarán sus armas contra éste y ahora por el contrario caminan entre nosotros sabiéndose parte esencial de nuestro destino y de nuestra felicidad.
Chávez enterró las formas y dinámicas de la política elitesca y oligárquica y asumió que el único gobierno que vale la pena sostener es aquel que es definido y consolidado por el pueblo, y por ello, luego de liderar una patriótica asonada militar asumió su responsabilidad, y tras los barrotes que la cuarta república le construyó, hilvanó el pensamiento de la libertad y profundizó su amor inmenso e indoblegable por la paz y por los antes olvidados.
Luego de ganar su primera elección tuvo la gallardía de someterse al examen del pueblo y en ello y con ello, construyó el documento colectivo más hermoso del mundo, que es la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, escrita por millones de manos y por toneladas irredentas de la roja tinta del corazón y los sueños de los venezolanos.
Se hizo presidente y transformó el gobierno, la forma de gobernar y el destinatario de la acción gubernamental, y podemos decir sin temor a equivocarnos que con Chávez ha sido la única oportunidad en que el pueblo venezolano ha estado en el gobierno como definidor, constructor, contralor y beneficiario.
Ha sido magnifica la profundización de la conciencia patria, la cabal comprensión de nuestra condición de continente y de pueblos hermanos habitando en el. Extraordinaria ha sido la asunción por parte del pueblo de que en los países latinoamericanos tenemos hermanos y aliados y no enemigos. Maravillosa también ha sido la amorosa comprensión de la inclusión y respetuoso reconocimiento a la mujer, al anciano, al niño, a la naturaleza, a lo étnico, a la vida, a la solidaridad.
Con Chávez el pueblo hermoso de Venezuela se reconoció uno y múltiple y sobre todo aprendió que no hay poder más grande, ni voluntad más indoblegable que la del propio pueblo. Cuando Chávez asumió el mando de nuestra patria y nuestro destino, Venezuela era un país vencido y humillado, pero ahora con nuestro amado comandante eterno somos un pueblo digno, libertario y lúcido que en la forja de los días escribe soberanamente su destino.
Chávez vivió entre dos siglos y forjó una obra libertaria que ahora forma parte de los sueños de la gente buena. Chávez fue el gran amante de esta era y su amor fue la gente del pueblo.
Ahora que el comandante forma parte de nuestros asuntos más hermosos, sabemos que lo conseguiremos en las esquinas y en las calles, porque ahora comandante eres proclama y palabra libertaria y eres sueño y brisa y oleaje y también eres mano tendida y beso y alborada.
Yo se que tu estas entre todas las cosas comandante, sé que ahora eres Guarapiche y morichal y llanura también eres y montaña y cielo despejado. Tu eres, lo se muy bien, la palabra del amor y la libertad y eres el nombre de los hijos del pueblo y eres también el nombre segundo de las mañanas.
Aquí y desde aquí te amamos querido y eterno comandante de la alborada.
miguelmendozabarreto@gmail.com