El desarrollo de las Fuerzas Productivas en general, y de la Ideología en particular

Cada libro es una muestra del infinito stock del conocimiento humano desarrollado y cumplido a la fecha

Nos hemos acostumbrado tanto a nuestro cerebro, a nuestros pensamientos, a nuestra memoria, que solemos ser indolentes con ese primer tejido que arrastramos desde la primera mitad del primer trimestre de nuestra vida fetal[1].

Nuestra capacidad mental evoluciona y se perfecciona cual músculo estriado que fuere sometido a ejercicios continuados, controlados y bien encaminados. El cerebro es fruto del trabajo, y sólo quienes trabajan o trabajen podrán evolucionar, podrían actualizarse con el grande y dinámico libro expresivo del desarrollo actual del pensamiento humano, con el materialismo dialéctico a la cabeza, aunque no en la cabeza de los rezagados.

Por esa razón, el resultado a la fecha de todo el desarrollo de las fuerzas productivas que significan las máquinas en general, las herramientas, las sofisticadas materias primas de la modernidad, las magníficas obras arquitectónicas, esculturales, pictóricas, musicales y literarias, las científicas en general, todas ellas recogen la evolución misma de nuestro cerebro visto como la manifestación más preciosa y puntera de los seres humanos, gracias a su socialidad, a ese coprotagonismo laboral que envolventemente ha permitido crear esa maquinaria, esas herramientas, esa materia prima, esa arquitectura, escultura,  pintura, esa música, esa literatura, esa ciencia.

La humanidad, en su inacabada grandeza y desarrollo, también se nos presenta generosa y condescendiente con dichos rezagados, con quienes se van quedando atrás, con quienes terminan sosteniendo que paralelamente hay más de una verdad, más de una manera de ver el mismo mundo, como si este fuera un mimético ser que, visto así, perdería toda originalidad, todo respeto por sus admiradores.

Los idealistas del presente representan el atraso respecto del adelanto puntero que significa la cosmovisión dialéctica y materialista. Conste que esta versión no pertenece a nadie en particular, sino sólo a quienes van traspasado el umbral de las fantasías, de la imaginería insostenible por improbable, de quienes  no ponen de un lado la mente y en otro la praxis laboral; sólo de quienes elaboran ideas con todo género de concreción material y abandonan los pronósticos horoscópicos,  las cartas de vida-muy vendidas por los charlatanes y estafadores con sus trazos fatalistas  y atemorizantes. Es que  sólo quienes han saltado la talanquera y sacudido con fuerza del idealismo filosófico pueden convertirse en un hombre actualizado con la evolución o desarrollo mismo de todas las fuerzas productivas.

Es mentira incivilizada que puede andar por allí un idealista al lado de un dialecticomaterialista, que pueda sostenerse que se trataría de dos maneras de ver diferente el mismo objeto con los mismos dos ojos.

El proverbio lo dice: quien tenga ojos-cerebro-que vea, lo cual significa que tenga ojos ya evolucionados y no enceguecidos por el atraso a contrapelo de un crecimiento cerebral que, no obstante, se halla aquí  y sabe también combinarse tolerantemente con quienes se han quedado atrás en la indetenible carrera que nos ofrece la despensa literaria.

Es bueno entender de una vez por todas que el pensamiento anticomunista es la más férrea voluntad clasista que niega la objetividad del mundo.

De resultas: quienes no han podido entender que su personita es sólo una partecita del todo que se llama humanidad, pueblo total, nacional, regional, local o vecinal, entonces no pasa de ser simplemente un ser atrasado ideológicamente. Por esta razón el arcano individualismo está condenado, de partida, a ser superado por la comunidad organizada donde, por   contradictorio que luzca, primero es el conjunto y luego sus partes.

ramcam@cantv.net


[1] Recuerdo haber leído eso en alguno de los muchos libros que pasan por la mente de quien hace de la lectura su entretenimiento favorito.



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Manuel C. Martínez M.


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