Si subestimamos a la oposición también caemos en el barranco


Notorio es que la oposición no es un bloque homogéneo. Si bien es cierto que en las jornadas electorales funciona como equipo, medianamente coherente, en las políticas que habitualmente desarrollan, uno cree percibir diferencias. Pero en el desarrollo de su política, salvo situaciones muy particulares, ha encontrado la forma de amalgamarse.

Viéndola como un todo, ella apela a distintas formas de lucha; aquellas apegadas a la institucionalidad y otras que procuran contravenirla. Por supuesto, el desarrollo práctico, concreto de esa política, muy bien diseñada, apela a recursos y procedimientos en veces inobjetables, pero que están vinculados a planes nada santos ni apegados a la legalidad. Esto hace que la meta anticonstitucional y la respetuosa de ella, se encuentren y convivan.

Una protesta pacífica o cargada de un rasgo sutil de violencia, para no hablar de las desproporcionadas, generalmente atribuidas a un sector, puede parecer hasta inocente y válida, visto el asunto desde los principios legales, aunque tenga una doble intencionalidad como generar conflictos de mayores proporciones; cosa que en veces pudiera parecer a muchos, hasta bien intencionados, como subjetivismos. Por esa vía, sus promotores han logrado que la oposición toda se integre o algunos se inhiban ante determinados procedimientos, al percibir los beneficios electorales que eso comporta y no detectar los auténticos fines.

Una cosa son los locos que por los medios o redes sociales lanzan mensajes racistas, llaman a asesinar gente y descaradamente a la sublevación y otra la conducta opositora como institución que participa en elecciones y hace llamados a su gente a votar. Aunque ese mismo universo, o parte importante de él, incurra en prácticas desestabilizadoras, que el propio gobierno no ha podido mostrar contundentemente ante los tribunales competentes de manera que los responsables sean castigados. De alguna manera, la escasez y la especulación, tienen su origen en la conducta opositora; frente a ellas es poco lo que el gobierno ha hecho por ahora, pero esos fenómenos o canalladas, trabajan en favor de todas las formas de lucha y metas que se planee la oposición.

Es obvio que la idea del golpe de Estado suave o lento, con elementos como la protesta constante sin sustento, clima de desasosiego, acaparamiento de productos de primera necesidad, saboteo a los servicios públicos, promoción de intolerancia para intentar desatar violencia, está en marcha; como también, de no ser posible ese golpe de Estado, el plan de crear condiciones para justificar una intervención en Venezuela. Pero esos actos han sabido vincularlos a la lucha electoral y logrado que todos los vean en fin de cuentas como pertinentes. Por supuesto, como todo, aquí encontraremos excepciones, como los asesinatos y villanías de los días posteriores al acto electoral de abril pasado

El espíritu golpista e intervencionista de un sector de la oposición no lo estamos descubriendo ahora, pues es el resultado de lo que ha venido haciendo por años, pero si queremos llamar la atención, como esa oposición ha encontrado la manera de vincular muy bien sus luchas en favor de salidas ilegales con lo electoral. Es hasta habilidosa, mezclándolas y sustituyendo una meta por otra con rapidez y hasta sutileza, usando las mismas formas de lucha al mismo tiempo.

El intento de desacreditar al CNE, es una jugada concebida por una mente dañina. Pues pareciera tener varias facetas o propósitos. No dejarán de participar en cuanta elección haya con ese organismo y sistema electoral, pero lo vilipendian para amedrentarlo y crear una matriz de opinión que les favorezca en toda denuncia cuando los resultados no le favorezcan.

Debemos reconocer, que se nota ahora un manejo más inteligente del problema y una ágil disposición a sustituir una forma por otra. De lo electoral, se pasa a privilegiar las otras o viceversa con suma pertinencia y hasta alguna sutileza. Hay como una línea muy delgada entre lo electoral y lo conspirativo que traspasan con rapidez y fácil acomodo. Lo que inhibe a la oposición democrática hacer objeciones.

Dentro de esa diversidad, la oposición ha encontrado cómo manejarse para avanzar. Pese esa aparente complejidad, tienen la mira puesta en todo, empezando por la cuestión electoral y pronto volveremos a entrar en ellas.

De todo esto, uno advierte que no es valedera la difusión que la oposición sólo piensa en golpe o intervención. No lo es porque de esa manera, uno se prepara para enfrentar al enemigo de acuerdo al diagnóstico que hace y si éste no es acertado, podemos pagarlo caro.

La oposición trabaja en función del golpe, de la desestabilización de la sociedad, de tal manera que haga posible el desencadenamiento de algo inesperado; y añora que los marines, boinas verdes o cascos azules, invadan a Venezuela, eso es cierto. Pero también lo es que no abandona la lucha electoral, aunque jueguen sin limpidez y utilicen formas que desaprobamos hasta por bárbaras. Los resultados recientes, sin importar la lectura que podamos darle, alientan a la oposición a seguir en ella, sobre todo si creen que a mediano y corto plazo, tengamos nuevas elecciones.

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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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