Ante la proximidad de la fiesta de Noche Buena, logramos conversar con la criollísima Hayaca, quien luce una moderna y novísima hoja de plátano. Sin mucho preámbulo, comenzamos nuestra entrevista. Ante de iniciar la conversación la Hayaca se aprieta el pabilo que ata su envoltorio.
-Señora Hayaca, los miembros de la oposición afirman que se la quieren comer en Miraflores, ¿qué opina al respecto?
-Eso lo sostiene el grupito que dirigen Carlos Ortega, Carlos y Juan Fernández y los militares sin tropa concentrados en la plaza Francia. La oposición me quiere tragar, así como lo oye, no porque yo sea uno de los platos más reconocidos que se presenta en la gastronomía navideña venezolana, sino a causa de que tienen varios años sin probar un guiso suculento que les engorde la cuenta dolarizada que tienen en bancos extranjeros. Está probado que a toda esta gente exclusivamente le agrada degustar el guiso, en cambio desecha a la masa popular por considerarla plato de segunda mesa.
-¿A qué se debe el obstinado empeño de la oposición en querer comérsela en el Palacio de Miraflores?
-Los venezolanos sabemos que toda esa gente durante cuarenta años, después de devorar mi guiso jugoso, siempre se iba huyendo a Miami con el cabuya o el pabilo enredado entre las patas. Por la mirada de barbarazo que a diario me remachan Enrique Mendoza, Julio Borges, Alfredo Peña, Antonio Ledezma, Carlos Ortega y Henrique Salas Römer, entre tantos precandidatos presidenciales, parecen políticos obstinados que están horriblemente hambrientos de poder.
-¿Qué piensa con relación a que los carmonistas y sus seguidores no festejaron la Navidad este año?
-Permítame que me ría un largo rato sobre ese comentario. Ese embuste navideño que emitieron los dirigentes de la oposición, no se los cree nadie. Lo que si consideran muchos venezolanos, es que estamos ante la presencia de unos Herodes de nuevo cuño, al intentar que celebremos la Navidad cuando ellos decidan. Pero eso es pura falsedad, pues tengo informaciones de que Ortega y su combo golpista se encapilló en lugares lujosos para beber cajas de güisqui importado del bueno. Lo cierto, es que aquí los únicos que nunca han celebrado la Navidad son los excluidos o marginados de siempre. Pero la oposicón golpista se opone cerradamente a que sea cambiada y superada esa injusta situación.
-¿Es cierto que Carmona y sus seguidores dejaron olvidado en Miraflores la receta para confeccionar el guiso durante un gobierno de transición?
-Menos mal que esa gente tuvo poco tiempo en Miraflores, ya que hubiera continuado destruyendo al país. El recetario para guisar que los carmonistas dejaron olvidado en el Palacio del gobierno es el siguiente: “El guiso se deja reducir hasta que el presupuesto aguante. Mientras el guiso está en cocción, la masa popular se va adobando con bastante engaño, demagogia y constantes marchas sin ningún sentido. El guiso se colorea con pimentones, hasta obtener el color del partido que está en el poder. Al tener lista y embobada a la masa soberana, trate de extender la corrupción por todo el país. Los contratistas inscritos en Fedecámaras deben previamente engrasar con billuyo la mano de los funcionarios públicos, de manera que ruede con facilidad el otorgamiento de las licitaciones. Del guiso de esta hayaca sólo deben comer las personas prominentes del partido de gobierno y los empresarios financistas de las actividades políticas. Para lograr una mejor digestión ingiera sólo el guiso y, como siempre, deseche la masa.
-¿Sigue vigente la fórmula de la receta que los opositores de hoy aplicaron durante 40 años y que se puso en marcha durante el golpe de abril?
-Claro que esa receta continua en uso. Con el paro-saboteo-terrorismo que actualmente tienen articulado, está probado que a la gente que destruyó al país sólo la mueve el regodeo y el amor por el guiso, ya que esto es lo único que los alimenta económica y políticamente.