En los periplos registráles de carácter mercantil en Venezuela se ha efectuado una compra-venta de gran importancia; tal transacción financiera que pudiera recordarse en nuestros futuros archivos históricos como la estrategia infame que hundiría la Revolución venezolana; no se entienda esto como una sentencia hacia un destino inevitable; ya que el proceso Bolivariano tiene el tiempo suficiente para desarticular dicha estratagema perversa que empieza a cultivar simpatías dentro de las filas de la Revolución.
La compra-venta de Globovisión no fue sólo un simple cambio de empresarios; y es que dentro de éste imperio mediático se sirven en mesa las peores sabandijas malignas, pero con ciertos ingredientes de sazón espurios para cubrir su mal olor putrefacto. La carrera hacia la información mundial cobra mayor inversión en nuestros tiempos cuando se trata de invertir en el sector mediático; no es una majadería pensar que los medios de comunicación sirvan para tumbar gobiernos constitucionales; prueba de ello, las múltiples grabaciones que quedaron aquel 11 de Abril donde un grupo de periodistas anunciaban de manera ansiosa y develadora como hicieron para derribar al Presidente HUGO CHÁVEZ mediante un Golpe Mediático al Estado; quizás aquellos palangristas sucumbieron ante su propia convulsión neurótica cargada de un frenesís de demencia en salir de un Gobierno democrático, participativo y protagónico para volver a la vieja estructura representativa y elitesca.
Globovisión se ha caracterizado como un enemigo del Gobierno Bolivariano; claro es así, que su malla programática se confecciona contra la Gestión del Gobierno; tanto que, no hay un sólo espacio donde se pueda observar alguna reseña o referencia positiva hacia el Gobierno Bolivariano; únicamente, a través de la facultad que da la Ley de Responsabilidad Social de Radio y Televisión se ha podido transmitir los logros de la Revolución ante éste explotador de espectro radioeléctrico; sin embargo, dicho medio de comunicación lo antesala con un aviso malintencionado colocándolo como un “atentado” contra la libertad de expresión; no obstante, el Gobierno se vio en la necesidad de contrarrestar tal aviso inicuo introduciendo un mensaje aclarando los deberes que tiene el explotador del espectro radioeléctrico, esto para desmontar las argucias de quienes a manera cautelosa tratan de conspirar contra la democracia y apetecen alguna intervención extranjera o codician algún Golpe de Estado.
El Comandante Supremo y Eterno de la Revolución Bolivariana HUGO CHÁVEZ, lo advirtió desde siempre sobre las mentiras de los medios de comunicación privados expresando: “Los medios de comunicación privados monopolizados por sectores muy poderosos tratan de minimizar las buenas noticias”. Esta elocución innegable e irrefutable aún cobra vigencia en nuestros días e incluso se profundizan y perfeccionan los métodos para lograr derribar el Gobierno Bolivariano con nuevas técnicas y planes, inclusive se agregan nuevos autores y escenarios. Queridos lectores analíticos, la compra-venta del Globovisión es sólo el preludio de la nueva era de conspiración para lograr en 1 o 2 años la expiración de la Revolución Bolivariana.
El resultado de las elecciones del 14-A tenía como dependencia las acciones que emprenderían la Oligarquía conspiradora, puesto estribando de tales resultados estos actuarían según sus planes encubiertos; ya que para la Oposición sólo poseían dos opciones; la primera, perder con un margen amplio y, la segunda, perder con un margen estrecho; es decir que, la Oposición sabía que le era imposible ganar; sin embargo, las acciones eran desestabilizar el Gobierno mediante el desabastecimiento y la especulación; ya que la guirnalda se haría mediante la deformación de la información a través de los Medios de Comunicación y en eso lo sabe hacer bien Globovisión.
Para los propietarios salientes ya no les era muy rentable seguir con dicha empresa por diversas razones socio-económicas; con todo y eso, no era el punto neurálgico, ya que para la oligarquía imperial le era necesario darle un giro de 180 grados a la política editorial de éste Medio; y para hacerlo, debían cambiar sus propietarios y algo de su línea editorial; es entonces que, se encuentran con un primer obstáculo y era lograr conseguir el visto bueno del Gobierno para la compra-venta del Canal G; quizás el Gobierno de manera confusa o ingenua mordería el peine en aceptar ésta transacción, ya que tomando en cuenta del resultado estrecho del 14-A, para la Oposición le sería más fácil llegar hasta las filas de la Revolución; es decir, la nueva línea editorial se mostrará un poco más equilibrada para ganar simpatía dentro del chavismo e incluso para el sector indeciso; no sería majadería pensar que el hecho de estar un Hermano de un Ministro dentro de la Junta Directiva de Globovisión esto podría tener alguna incidencia vinculante en lo que se trata de relaciones interinstitucionales; y como otra astucia, este mismo Hermano se vería como un actor que maneja la crítica “objetivamente”, lo cual le daría un toque de aceptación.
Peligroso estos, ya que un escenario así, se dejaría percolar los mensajes contrarrevolucionarios mediante una programación más agradable que llegue hasta quienes simpatizan con el Gobierno, alterándoles gradualmente la verdad, pero al momento de sobrevenir algún acontecimiento decisivo estos fijarían posición contraria del Gobierno y darían sus zarpazos mortales contra la Revolución. Es decir, con la compra-venta de Globovisión, sólo se le puso más azúcar al veneno para que sea consumido con mayor agrado.
Abgdo.
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