La verdad es que no estamos de acuerdo con tipos tan deshonesto como este que se lo pasan buscando pretextos y chivos expiatorios a quienes endilgarles la comisión de hechos cuya responsabilidad es de otros. Estos sujeto no contribuyen para nada a esclarecer las causas de las dificultades por las que actualmente está atravesando el Proceso. Todo lo contrario, lo que hacen, además de embadurnar de estiércol la página con expresiones realmente detestables e indecentes, es entorpecer la identificación de esas dificultades, lo que, por supuesto, complica la identificación superación de las mismas. Por ejemplo, ¿no fue acaso Chávez el que perdónó a toda esa caterva de delincuentes que el 11-A atentaron contra su gobierno? ¿Por qué están libres sujetos que tuvieron una participación tan activa en ese golpe como Enrique Mendoza, Leopoldo López, Capriles Radonsky y pare usted de contar, sino fue por una medida de gracia dictada por el propio presidente fallecido? ¿Y entonces? Coraje no se necesita para criticar a la fiscal, al Tribunal Supremo de justicia, etc., coraje se necesita para reconocer y aceptar honestamente la verdad.
Ahora, este no es el momento de sentimentalismos estériles e inútiles, hay que enseriarnos. El país se encuentra ante una encrucijada muy, pero muy peligrosa que nos amenaza a todos. De allí que si hay algo que exigirle al gobierno de Maduro son cambios profundos y radicales en la conducción del mismo, que no puede continuar manejándose exactamente con los mismo esquemas y criterios bajo los cuales se había venido dirigiendo y que, como lo vimo el 14-A, estuvieron a punto de llevarnos a una catástrofe.
Hay que erradicar de raíz y sin contemplaciones el personalismo y el pantallerismo, hay que democratizar la vida interna del llamado chavismo, eliminar vicios y desviaciones tan perniciosos como el amiguismo, el nepotismo, etc., que fueron la causa, además de la corrupción, del fracaso del gobierno anterior. Hay que permitir que el Partido tenga una participación más decisiva en la toma de decisiones, sobre todo, en lo relativo a la designación de funcionarios y en el control y seguimiento de las inversiones. Si eso se practicó en AD, por qué no habría de hacerse en un Partido que se autocalifica de revolucionario. En AD los funcionarios no los designaba caprichosamente el Presidente de la República, CAP, por ejemplo. Esos nombramientos se discutían en el seno del CEN, y no era para el beneficio personal de alguien, aunque por supuesto esto se daba, sino pensando más bien en la mafia, la cual se debía preservar a toda costa, pues de ella dependía la existencia política de toda la dirigencia.
Pero para lo anterior habría que reformar totalmente el PSUV. Sacar de su dirección a tanto tipo inepto e incapaz con el que Chávez lo inundó, con lo cual contribuyó a hacer de él, más que una organización política y revolucionaria, un club de amigos -rosca o camarilla, le dirian otros- dispuesto siempre a aceptar sin benefico de inventario sus imposiciones, casi siempre equivocadas, arbitrarias y caprichosas. Pero ante todo, hay que llenar en él un vacío ante el cual todo el mundo viene haciéndose inexplicablemente el loco y que resulta increíble que haya existido en una organización de las dimensiones del partido de gobierno. Me refiero a la elaboración de unos estatutos, cuya ausencia o carencia ha sido la causa de tantos abusos y atentados contra la ética y la moralidad revolucionarias.
Estos y otros cambios hay que realizarlos si el Proceso y nosotros queremos continuar vivos. Sin embargo, lo que estamos viendo es más de lo mismo. Por ninguna parte se observa el menor atisbo de que querer rectificar nada, sino continuar en el mismo macán, en el mismo rumbo que indefectiblemente nos conduciría al colapso. Por ejemplo, se ha insistido en la misma regaladera de dinero y de cosas, cuando eso, en lugar de resolver ningun problema a nadie, ni siquiera a los presuntos beneficiados, los que va es a agravar la actual situación de desabastecimiento y carestía. De allí que la gran misión que se debe poner en práctica, porque es una cuestión de vida o muerte, es la misión producción, hacia la cual deben dirigirse todos, absolutamente todos los esfuerzos y recursos. Esto hay que ponerlo en práctica de inmediato, porque la gente ya se está impacientando y la oposición no cesa de sacarle provecho a la aguda escasez de alimentos y medicinas.
Maduro debe entender, porque así lo reflejaron los resultados de las elecciones del 14-A, que el liderazgo de Chávez declinó y que lo que se necesita en estos momentos son nuevos hombres y nuevas ideas que permitan revitalizar el Proceso. De no entenderlo así, pues hay que obligarlo a que lo etienda y en este sentido los diputados y ministros conscientes y patrióticos, que entienden la magnitud del problema, tienen un importante papel que jugar. Si no, de continuar las cosas como van, con las mismas ideas y métodos fracasados, entonces no queda otra que llamar a María.
alfredoschmilinsky@hotmail.com
Esta nota ha sido leída aproximadamente 2598 veces.