Quienes me conocen saben que siempre he repetido en estos 14 años de revolución bolivariana la frase: “El día que no tengamos papel para limpiarnos el culo, tendremos un golpe en puerta”. Llegó ese día a Venezuela.
¿Por qué yo repetía esta frase?
Porque lo viví en el año 1.973 en aquel Chile de Allende, en sus semanas finales.
Empezó a escasear la carne, el pollo, el aceite y el papel higiénico. Las marchas de los fascistas, de Patria y Libertad entonaban esta consigna: “No hay carne güevón, no hay pollo güevón, ¿Qué chucha pasa güevón?”
Esta estrategia que hoy se aplica a nuestra revolución no la inventó Capriles, ni la inventó Lorenzo Mendoza y menos Fedecámaras, es un guión traído del golpe fascista que derrocó a Salvador Allende en 1.973 y fue ordenado por el presidente NIXON: “HAREMOS CHILLAR LA ECONOMÍA CHILENA”
El 4 de Septiembre de 1.970 Salvador Allende, candidato del Partido Socialista, ganó las elecciones en Chile junto a la UNIDAD POPULAR (UP), con una propuesta socialista y revolucionaria, un primer intento en nuestra América para una revolución pacífica. Los ojos del mundo asombrados vimos como el pueblo podía derrotar a la oligarquía en un proceso electoral, lo que desde hace 14 años hemos logrado en Venezuela al triunfar Chávez en 1.998 y que abrió paso a otras victorias electorales en nuestro continente. Yo, junto a otros camaradas me fui a Chile entonces. Viví el fragor de las luchas, las calles llenas de pueblo, el ardor revolucionario inmenso y viví también el resto de mi vida con la claridad terrible de ver al fascismo de PINOCHET acabar, asesinar y barrerlo todo, por eso escribo hoy a quienes me siguen y no me siguen, a mis camaradas chavistas y los de oposición, se que ninguno de nosotros como patriotas somos fascistas. Hay que detener este golpe fascista que hoy se cierne sobre nuestra revolución.
En la misma medida en que Allende comenzó a expropiar la Propiedad Privada y pasarla al Poder Popular aumentaba el ataque imperialista contra Allende y su proyecto socialista.
Parte de la sistematización de aquellos años nos refrescarán la memoria:
“En los días posteriores a la estrecha elección de Salvador Allende como presidente de Chile el 4 de septiembre de 1970, Henry Kissinger sostuvo una serie de conversaciones telefónicas urgentes4 sobre «cómo hacerlo» en Chile. «No permitiremos que Chile se vaya por el desagüe», le dijo Kissinger en una de esas llamadas al director de la CIA, Richard Helms, quien le respondió «estoy contigo».”
“El 15 de septiembre, durante una reunión de quince minutos en la Casa Blanca a la que asistió Kissinger, el presidente Nixon instruyó al director de la CIA, Richard Helms, de que la elección de Allende era inaceptable, ordenando a la agencia actuar con su ya conocida frase «haremos chillar a la economía chilena», como lo registró Helms en sus apuntes”.
Otras de sus causas fue el boicot económico promovido por la oposición para desestabilizar al gobierno, caracterizado por el cierre de empresas, los paros de transportistas, la destrucción y ocultamiento de productos para generar desabastecimiento, entre otros. Así como el bloqueo económico impuesto por los Estados Unidos, cortando las líneas de crédito, bloqueando las cuentas de Chile en EE.UU. y presionando a las instituciones financieras para no invertir en Chile, como represalia por la nacionalización del cobre.8 Por ejemplo, según el académico francés Christian Delois a raíz de la presión de Estados Unidos, de los 270 millones de dólares destinados a Chile en 1972, solo recibió 32.”
En los meses finales la oligarquía logró un descontento en las clases medias y las clases populares no afectas a Allende, con esa capacidad que hoy vemos en Venezuela de hacer creer como culpable del desabastecimiento al propio gobierno revolucionario que es atacado fieramente por las clases pudientes de la oligarquía.
Traigo a la palestra estos recuerdos del Chile donde conocí el fascismo.
A solo horas de que triunfara esta escalada, desde la ventana de mi habitación escuchaba los bombardeos que la aviación realizaba sobre las barriadas revolucionarias, veía como el Estadium se llenaba de presos afectos a Allende, ese mismo donde asesinaron a Víctor Jara y vi pasar infinidad de camiones 350 repletos de cadáveres por la calle Huérfanos con Teatinos, donde quedaba mi residencia.
Que no tengamos papel higiénico no podrá ser nuevamente la puerta para un genocidio. ¿Cómo hacérselo entender a todas y todos en mi patria? Nunca un golpe fascista dará felicidad sino solo a los OLIGARCAS y toda esa parte de la población que los sigue y apoya ciegamente, serán víctimas una vez sus “héroes” logren su perversa victoria. Un PINOCHET en VENEZUELA incendiaría el continente.
La UNIDAD que pidió Chávez es para que no ocurra este mismo final.
Apoyemos a Maduro, hay que ser estrategas e impedir que siga en progreso esta campaña perversa que es golpista. Maduro tendrá como desarmarla y devolver a nuestra economía la estabilidad que impida más descontento y confusión. Eso está primero que nada como objetivo fundamental de la lucha, parar el fascismo y promover la conciencia de clase social en nuestro pueblo.
¡Chávez VIVE, la lucha SIGUE!!!