Pienso que muchas cosas están muy difíciles, pero no veo afán en quererlas cambiar y eso de ser peón nos aleja hasta de las arepas amarillas de Doña Paraguanera. Por eso en las elecciones del 14 de abril 2013 perdimos tantos votos, pues la concentración de varios hechos son culpa de otras Doñas: improvisación, echonería, efemérides obtusas más el prolongado desprecio hacia muchísimos que defienden este proceso a cambio de maltratos.
Por eso, Venezuela acaba de entrar a los nuevos códigos del fascismo, bienvenidos ahora muchos están a merced de la irracionalidad opositora. Ojala que a estas alturas muchos organismos se hayan percatado que de esta manera no podemos seguir. Pues las consecuencias de lo que aquí podría pasar se pierde en la imaginación del terror.
Revisemos: golpes de Estado, guerras civiles y recientes levantamientos, todo padecido traumáticamente por millones. Es un marcado modelo que anda enfrentado el acosado planeta.
Miremos, no es desubicado lo que voy a explicarles. Los casos de los estados Táchira y Mérida en los recientes resultados electorales llaman poderosísimamente la atención. Como entender las grandes diferencias concentradas por la oposición frente a un reducido número a favor del chavismo.
Son las emanaciones de los nuevos códigos del fascismo, cuyos resultados han convertido a ciudades enteras en contra del proceso revolucionario.
Sobran los ejemplos: ciudad de Bengasi, Libia. Concentraron fuerzas extranjeras y nacionales para iniciar la cacería de Gadafi y la guerra de unos contra otros. Lo lograron.
Otro caso más reciente: ciudad de Homs, Siria. Está concentrada la mayor oposición contra al presidente Bashar al Assad. La supuesta llamada resistencia es en definitiva un parapeto intervencionista de terroristas.
Por otro lado tenemos otra ciudad temiblemente reaccionaria en contra del presidente Evo Morrales: Santa Cruz de la Sierra en Bolivia.
Una de las regiones más opositoras en Venezuela a pesar de estar controlados por las fuerzas de la revolución en sus gobernaciones son los estados andinos del Táchira y Mérida.
En el Zulia y Táchira volvieron a ganar las gobernaciones las fuerzas de la revolución, pero la aparatosa perdida a las presidencias ha sido grave, muy delicada sobre todo por el número de chavistas muertos en manos de grupos opositores y me refiero sobre todo al Táchira.
Fueron los radicales grupos opositores que en el caso de este estado asesinaron a un importante número de chavistas, la verdad es que cientos de ellos tomaron calles, avenidas y tuvieron en jaque al Táchira y Mérida por varios días.
Habría que preguntarse que representan ellos. Pues lo que voy a seguir narrándoles no es un cuento o una comiquita de lo mal que estamos frente a las nuevas realidades del país y a los novedosos modelos de resistencia opositora.
Desde estos consolidados y destacados grupos vendrán las nuevas fuerzas que serán utilizadas en los escenarios que están por venir. Ya todos sabemos, si es por elecciones podrían distinguirse por el importante número de votos.
Si de un escenario de conspiración o de resistencia se trata, sus grupos calentarán las calles, para eso cuentan con el Movimiento 13 en Mérida y con grupos de la juventud copeyana en el Táchira. Son los JAVU de la zona andina.
Estamos frente a un modelo de resistencia opositora, donde los electores de todos los sectores socioeconómicos están convencidos en salir de este sistema político a como dé lugar, bajo cualquier forma o manera y para iniciarlo estas convencidos de cualquier método y prácticas.
Hay que revisar. Como es posible que le demos tantos elementos a la oposición para que casi nos coloquen en jaque mate. Hasta cuando seguiremos sin jabón y papel higiénico. ¿Debe verse amenazada esta revolución por estas “grandiosas deficiencias”? Cuesta mucho llevar hasta una fábrica la grasa, manteca animal, botada en los mataderos y la cual es la materia prima para el jabón de baño.
Perdonen Uds. Pero aquí existe demasiada incapacidad y a diario le damos cientos de ideas a la oposición para que fuña la paciencia de millones de venezolanos. Cambiemos, pues cuando algo políticamente inesperado suceda, va doler durante cien años.