Hay que revisar y corregir las formas de garantizar la gobernabilidad revolucionaria. Los resultados obligan a la fuerza bolivariana a reunir mejores condiciones a favor de los objetivos históricos de la nación.
La lógica de actuación interna tiene que fortalecer condiciones para la instauración definitiva de la democracia participativa y protagónica, un paso a la construcción del Poder Popular. Así resumo objetivos concretos inscritos en el Libro Rojo del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y el plan de la patria 2013-2019.
Bien podríamos seguir aplicando los mismos métodos que hasta ahora nos conducen a victorias históricas pero de correlaciones complejas para la gobernabilidad revolucionaria. Sin embargo, el riesgo que esto significa para el logro de los objetivos revolucionarios es alto: nuestra Revolución avanza en la medida que tomamos la hegemonía del Estado y transformamos la democracia burguesa en democracia revolucionaria.
En cuanto a la democracia burguesa hemos sido muy exitosos (sabemos ganar elecciones); en cuanto a la democracia revolucionaria tenemos avances contradictorios producto de la preparación precaria de los cuadros para afrontar la construcción del Poder Popular. Es inevitable aceptar que nos falta mucho para entregar “todo el poder para el pueblo”.
En la economía, por ejemplo, la gobernabilidad revolucionaria emana de la correlación de fuerzas entre la organización de los trabajadores y el arrinconamiento que logremos sobre los capitalistas; no de la negociación con los explotadores y su reacomodo en el sistema. La gobernabilidad revolucionaria es un asunto conducente a resolver los problemas de la sociedad garantizando el logro de los objetivos revolucionarios.
Y en la política depende nuestra gobernabilidad de entregar más poder al pueblo a través de la organización y el trabajo colectivo, el cumplimiento del programa revolucionario emanado de las leyes del Poder Popular y entregar el Gobierno al pueblo; no simplemente acercárselo como proponen los capitalistas.
Nuestros pasos requieren de mucha coherencia. ¡Viva el 4-F!