La única empresa de alimentos del mundo con nombre de licor es la Polar. Mampara de gigantes genios y colosales bobos. Pero en el alto gobierno no se terminan de percatar de sus verdaderas intenciones y pobre filosofía de estos especuladores que han hecho del robo un oficio.
El encarecimiento esta formado bajo los modelos de la cuarta república y aún no cesa y menos piensan en detenerlo. Esta diaria felonía sobre todo fue engendrada en el gobierno de Carlos Andrés Pérez, quien les dio luz verde para que todavía y a estas alturas continúen haciendo lo que se les plazca.
El anuncio del aumento de un 20%, como se pensó en un inicio solo para algunos productos, traspaso el umbral de la especulación y también fue muy mala señal anunciarlo después de la conversación entre el Presidente Nicolás Maduro y el magnate cuentandante del grupito Mendoza.
Aparte, fue muy malo anunciar el aumento horas después del alto encuentro, como también pésimo la entrega de varios cientos de dólares para que el Grupo Mendoza, el mismo de la Polar, reflotaran varias de sus empresas operativas, pero obligatoriamente semiparalizadas.
La verdad es que las mismas se encuentran semiparalizadas, porque si tienen como estar operativas. Pero están obligadamente detenidas. Les pagan a los obreros para que no produzcan y así se genere el interminable círculo vicioso de la eterna especulación y del acaparamiento.
No le conozco la administración a los Mendoza, pero al alto gobierno les resultaría muy fácil saber de los millones de dólares que guardan en cuentas del exterior, como para que vengan a desarrollar el papel que están sin dinero para poner operativas las fábricas que producen los necesarios artículos de primera necesidad.
La cadena Mendoza ha llevado camiones repletos de cervezas para que los manifestantes protagonistas de las guarimbas, la llamada sociedad civil, puedan beber y seguir inspirados en el melodrama de derrocar al gobierno.
Chávez siempre lo advirtió, con estos malandros de la especulación y del acaparamiento ningún bolivariano debe de creerles ni la misa. Cuidado los enemigos acechan a la revolución.
Miguel A. Jaimes N.
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