Hay una razón innegable para que no pocos artículos, necesarios para una aceptable calidad de vida de los venezolanos o no, que vivimos en esta Patria, suban de precio cada día y no es otra cosa que la falta de control a ex profeso, por ineficiencia, por corrupción de quienes tienen el deber de ejercer la inspección y ejecutar las medidas de Ley que sancionen, quizá la peor plaga que en los últimos meses le ha caído a la economía venezolana que son los especuladores, acaparadores y que no decir de los fabricantes que frenan la producción creyendo que con ello van a tumbar al gobierno y así rescatar los privilegios que con la Revolución han visto peligrar.
Últimamente se ha comprobado que la corrupción de funcionarios de alto rango, ha permitido en parte acciones ilegales que como sabemos han contribuido a elevar los índices de inflación.
Pero es que hay un hecho de origen que hace que las cosas desemboquen en lo que ahora mismo estamos viviendo y ello sucede con los productos importados, por una sencilla razón, no se hace seguimiento desde que son adquiridos en el exterior hasta que llegan al consumidor final, es un problema que se sabe, se lo hemos oído a funcionarios del área, pero todo como que se queda en retórica.
Por ejemplo qué le cuesta al Gobierno, exigir a quienes solicitan dólares para importar que presenten la factura proforma de sus proveedores y con ella a través de nuestros encargados de negocios en la embajadas, en el término de la distancia confirmar que dicha factura no viene inflada porque la empresa vendedora, se presta para por esa vía contribuir a causar desde su origen el alza de los precios de lo que aparece en factura, ese control se debe hacer no sólo con las empresas exportadoras, sino comparando lo que arrojan las facturas con precios de otras de la misma rama y así dejar en evidencia los guisos que por esa connivencia entre exportadores e importadores están afectando a los consumidores y de paso dañando la imagen del gobierno sobre quien recaen todas las críticas.
Lo que acontece con los medicamentos y repuestos que vienen del exterior es lo más abusivo que pueda suceder, pasa por ejemplo que medicamentos que se saben indispensables como los que se usan para la hipertensión o el control de la hiperplasia prostática, diabetes etc., que son de obligatorio consumo, que en el país de origen, en el expendio final, las farmacias, al menor, cuestan hasta 400 por ciento menos, lo que quiere decir que comprados por el importador al mayor el precio ha de ser muchísimo menor, por lo cual no hay razón para que lo expendan aquí con exageradas alzas. Eso sucede porque a esos medicamentos no se les hacen seguimientos a fin de garantizar que tanto importadores como distribuidores y expendedores finales no abusen de los precios.
No se justifica que por ejemplo el EVODAR, para sólo nombrar uno de los más formulados por los médicos cueste en el exterior el equivalente a cinco (05) dólares y aquí cueste 580 bolívares en cualquier farmacia, así sucede con todo lo importado, no se diga las formulas de leche sustitutiva (¿?) de la materna cuyos precios son de escándalo y prohibitivos para la mayoría de las familias.
Lo de repuestos es un dolor de cabeza para los conductores que solo medio pueden enfrentar con alzas continuas en los valores de una carrera de pequeñas distancias pues es la excusa que dan siempre para con inusitada frecuencia subir los precios.
Estos casos son por cientos, a los costos finales se le quiere sumar la publicidad, lo que los laboratorios le pagan a los visitadores médicos, más las comisiones que le asignan a los médicos para que formulen sus productos etc.. El problema no es que sea complejo, el problema radica en falta de voluntad política y de colocar al frente de los organismos de control, llámense Aduanas SENIAT, INDEPABIS, etc., servidores públicos probos, como me late que ha sucedido con la designación de Samán por lo que habría que buscar algunos Samán más para que logren controlar, a los especuladores que sólo buscan la riqueza fácil y de paso le hacen un daño terrible al proceso, simple y llanamente porque dentro de lo que pretendemos llamar chavismo duro, o sea los casi 8 millones y medio que se han querido incluir en ese sector, hay mucha gente entre los que puede hacer mella el pesimismo y abstenerse el 08 de diciembre o simplemente pasarse a las filas del enemigo,
Quienes amamos esta revolución perderíamos mucho, la esperanza de tener por fin una Patria como la que soñó Bolívar y nuestro amado Comandante supremo, se desmoronaría en muchos que no tienen la fuerza o la inteligencia de entender que lo que sucede es el resultado de los ataques inclementes del enemigo aquí y desde el exterior y que si perdemos la revolución, no nos va a alcanzar la vida para arrepentirnos por no haber hecho lo necesario por enfrentar sin pausa y sin darles cuartel a esos enemigos, que sabemos quienes son, dónde están y cuales son sus armas.-