Vamos hacia los tres meses de gobierno de Nicolás Maduro como Presidente electo democráticamente, en un proceso electoral bastante complejo y unos resultados estrechos, y a pesar del vaticinio de algunos políticos y analistas de oposición, observamos claramente como el Presidente Maduro ha logrado sortear una serie de dificultades que nos permite concluir que en este momento Maduro se posiciona en el poder, demostrando un incremento importante en los niveles de gobernabilidad.
Sin estar exento de errores, Maduro ha logrado responder a las embestidas oposicionistas internas y externas, ha tratado de responder a las presiones de sectores sociales y gremiales y ha evitado que la calle se recaliente, asumiendo una delicada batalla contra la corrupción y la inseguridad, acciones que no cualquier político es capaz de asumir como banderas de lucha dentro de su gobierno.
Y por último, ha logrado generar espacios de negociación y diálogo con sectores adversos a su proyecto político, neutralizando pretensiones desestabilizadoras, situación que ha sido alabada por algunos y cuestionada por otros, siendo quizá, la reunión con el dueño de Polar el más emblemático de estos casos.
Pero aún a pesar de que Maduro se ha consolidado en una serie de áreas sensibles en la administración pública y en la política partidista, donde podría aún mostrarse alguna debilidad que puede afectar la gobernabilidad dentro de las filas del chavismo, es en la orientación ideológica de la nueva etapa, ahora sin la presencia física del Comandante y la esperada definición del camino de las políticas económicas de nuestro país.
Si pretendiéramos enumerar algunos de los aspectos que aún no dejan claro la orientación ideológica de las acciones del Presidente Maduro, podriamos mencionar:
1. La forma y estilo en el inicio de diálogos y negociaciones con sectores capitalistas de derecha.
2. El rechazo a algunos procesos críticos desde sectores de izquierda.
3. El estilo y forma de búsqueda de restablecimiento de relaciones con los EUA.
4. Los términos de aproximación a gobiernos europeos de derecha y centro, además del elevado elogio al nuevo Papa.
5. La falta de respuesta sobre el denunciado robo de más de 15 millones de dólares a través del Sitme.
6. La indiferencia ante casos como el de Sabino, Julián Corado e Ilich Ramírez, cada uno en su tenor específico.
7. La ausencia de la discusión sobre los puntos tratados en el "Golpe de Timón", o último gabinete de ministros del 20 de octubre de 2012, conducido por el Presidente Chávez, del Plan Patria 2013-2019.
8. La falta de claridad y transparencia del método de selección de candidatos a Alcaldes y Concejales dentro del proceso recolucionario.
9. La ausencia de un plan claro y construido colectivamente para la superación de la escacez de determinados productos, y la manera de superar la "devaluación permanente" que existe en nuestra economía.
10. Y por último, la determinación de la ruta para seguir consolidando el Estado comunal.
Que se entienda bien, estos son asuntos pendientes que no se espera sean resueltos en los primeras días de gestión, pero si que se inicie su abordaje resolutivo. Estos son retos del gobierno de Maduro en los próximos días, que si llegan a ser solventados, o se inicia la estrategia para su resolución definitiva, permitirá terminar de asentar a Maduro, y dependiendo de la forma como plantee resolverlos, definirá si ideológicamente el camino a seguir es de izquierda, o si giramos hacia un centro transitorio de manera táctica, o empezamos a hablar de un chavismo socialdemócrata (concepto profundamente contradictorio desde mi perspectiva muy personal).