El Gobierno Nacional ha dado muestras de amplitud, tras varias sesiones con factores de vasta participación desestabilizadora, como los dinámicos actores de la derecha nacional. Estas reuniones han tenido repercusión crítica dentro del seno de las huestes radicales, tanto de un lado como del otro. Donde coinciden los extremos del radicalismo diestro y siniestro, es que es una muestra de debilidad, mas que el deber ser con que se programaron y las posibles y favorables consecuencias de las mismas: procurar la estabilidad emocional, social y política a la que ha estado sometida nuestra nación.
El conservadurismo de la oligarquía de derecha toma para si esta iniciativa gubernamental, como el inicio para doblegar u horadar la continuidad del proceso revolucionario, sin la aparente égida presencial del siempre vigente Camarada Chávez. Además, el pérfido andamiaje mediático que lo respalda como heraldos de la miseria humana, redactan “su información” de manera mezquina y alevosa, para seguir con su trabajo de perturbar la psiquis del pueblo y seguir emponzoñando aun mas, a aquellos que creen sus argucias. Del lado del extremismo de izquierda, la crítica tiene un contenido mordaz haciendo ver que estos son cónclaves donde se denota una fragilidad de los que detenta el poder popular, insinuando pactos de gobernabilidad donde se sacrifican logros, avances y hasta espacios presenciales y políticos, obtenidos con sacrificio y lucha durante casi tres lustros, para que se “sientan contentos” los que han jodido durante todo este tiempo.
Pero, también debemos bajar el conflicto vivencial diario que coexiste en nuestro pueblo. Hay que bajar la escasez de productos de consumos básicos y necesarios, que causan interminables colas. Debemos de detener esa espiral inflacionaria y especulativa que corroe no solo nuestro salario sino las esperanzas, al ver que unos cuantos hijos de su madre de manera descarada aumentan los precios, mientras haces la cola ya nombrada. Tenemos que blindar esas fronteras tan permeables y permisivas por donde se desangra nuestra patria, con la gasolina descaradamente barata y subsidiada y los alimentos destinados al pueblo, igualmente subsidiados; a la vista gorda de los que deben protegerla, mientras hacemos la cola ya mentada, para llenar nuestro pequeño carro mientras camiones que no cargan nada salen “cargados” raudos de las estaciones de servicio custodiadas. Se debe romper esa corrupta “tradición” de que funcionarios públicos a plena luz del día y de las lámparas de las oficinas, piden dinero para realizar las gestiones de tránsito terrestre, de la misión vivienda, de los vehículos, del seguro social, del pago de pensiones, de las guías de traslados de productos agrícolas para pasar por las alcabalas-peajes, a pesar de que uno ve un cartelito en cada oficina que reza “Todos los tramites son gratuitos” mientras realizamos la cola, ya mencionada de manera reiterada. En las colas hay intercambios de vivencias, de desasosiego y también de esperanzas de un pueblo noble y paciente. Pero no esperemos que las colas sea un común paisaje urbano o rural o un espectáculo que lo tornen burlesque. No esperemos que a la nobleza y paciencia colectiva la supere la desesperanza, el hastío y hasta la indignación. En resumidas cuentas, hay que acabar con las colas, sus consecuencias y los que las producen; porque la colas desgastan el cuerpo y el ánimo y eso es lo más valioso de un humano y eso es ser humano, porque somos un cuerpo animado.
Hay que rescatar, apoyar, preparar y promover los universitarios de la izquierda revolucionaria contestataria, bregadora, científica, progresista y antiimperialista y no convertirlos en burócratas, asalariados o lo peor, abandonarlos a su suerte. No es posible que la dirigencia actual universitaria sea comandada contra natura, por una derecha que apuesta a la invasión imperial, que cosen su “jeta” para que no salga mas excreta proveniente de su mollera y mantengan en huelga la dignidad, de aquellos que son pensantes y practicantes, por lo menos dentro del campus, como individuos y colectivos revolucionarios y no míseros tarifados por los proxenetas y madamas que regentan la “educación superior”. No podemos someter la comida, la salud, la educación y hasta el solaz de nuestra gente, a los miserables caprichos mercantilistas de la usura capitalistas y de “servidores públicos” al servicio de ese capital. Y además, hacerle entender a la gente que el Dios que ellos procuran esperanzadoramente no es propiedad de la iglesia; que su accionar espiritual no tiene precio o tarifa y que la logia del oscurantismo que se atribuye la administración de la salvación eterna, no son mas que una suerte de terrenales “varones” que no están muy cerca del mentado Empíreo que digamos.
Entendemos que hay un ambiente delicado. Pero el compañero presidente Maduro y el Gobierno Bolivariano no están aquí para complacer las debilidades y ataques o repartir trozos de poder. El Camarada Nicolás no la tiene fácil, la responsabilidad es enorme pero su tarea encomendada por nuestro siempre presente Camarada Chávez y el pueblo que lo respaldo o no con su participación (es una opinión valiosa a tomar), es garantizar la paz nacional a pesar de las divergencia y que esta redunde en el desarrollo integral como nación. Pero, esto no implica de manera alguna permitir que la manipulación y el chantaje que han ejercido los “universitas autonumus”, la Conferencia Episcopal Empresarial Venezolana y sus enaguados y purpúreos comerciantes de milagros, la FEDECAMARAS usurera y especuladora y por su puesto los arrastrados lacayos de la MUD, sea lo que motive una reunión o “acercamiento”, porque ellos no representan al pueblo; ellos ejercen la manipulación y su mercancía es la falsa democracia que ellos dicen evocar, parafraseando a nuestro Ali Primera. Pero bajar los grados de conflictividad no se logran con negociaciones o transacciones, sino con respeto y reconocimiento del papel que cada uno nos corresponde en el devenir de nuestra patria. Este reconocimiento de que hay un gobierno y un gobernante legítimo, no debe ser ambiguo y debe partir de manera unilateral, sin cortapisa de parte del aparente sector moderado de la derecha y sustentado por una acción gubernamental contundente y permanente.
“Hay un despertar de nuestros pueblos; no nos toca a nosotros sino colocarnos a la altura de ese despertar” El siempre presente Camarada Hugo Chávez.
Sin Chávez no hay Revolución, porque Chávez es la Revolución. Y esta Revolución es Chavista, porque todos somos Chávez.