Me preocupa el Turismo Ecológico

En días recientes escuché declaraciones del Ministro del P.P. para el Turismo Andrés Izarra en torno a un proyecto que emprenderá en las islas de La Orchila y Las Aves, como una forma de generar divisas para el país y de fomentar el turismo nacional. Plantea además (y ahí es donde comienza mi angustia) la construcción de unos “hoteles verdes”, no sé si en las propias islas o dónde, los cuales serán, en palabras del ministro, “100% ecológicos”.

Con todo respeto, no tengo claro qué puede ser un hotel “verde”, siendo la única referencia de que dispongo, aquélla que plantea el capitalismo mundial como una treta para salvar su responsabilidad frente al desastre ecológico que a escala planetaria, ha dejado a su paso. Esto es, presentar alternativas “verdes” sin atacar nunca el fondo del problema; en otras palabras, paños tibios, sin sacrificar lo único verdaderamente verde: el billete.

Por otra parte, al señalar nuestro ministro que estos hoteles serán 100% ecológicos, debemos analizar un instante qué involucra esta idea. Será, deduzco, un proyecto que tendrá 0% de impacto sobre la ecología de estas hermosas islas, de las cuales La Orchila se caracteriza por poseer importantes arrecifes coralinos. ¿ Nos referimos entonces, a que no se introducirán materiales contaminantes en su construcción (empezando por el cemento), sólo se podrá navegar en canoa por sus aguas, no se podrán lanzar al mar desechos de ningún tipo (incluyendo los que fluyen del cuerpo humano), nada de electricidad (contaminación lumínica), celulares (radiación por microondas), ni equipos estridentes de música (contaminación sónica), etc., etc.? Si este es el plan, aclaro seré primera en montarme en ese bote.

Me pregunto entonces, ¿ honestamente, estamos preparados para llevar adelante un proyecto como ese? ¿Por qué no ocuparnos primero de aplicar las leyes ambientales como Dios manda, de descontaminar nuestros ríos y lagos, de disponer adecuadamente de los desechos sólidos, de prohibir de una vez por todas la proliferación de ranchos en zonas protectoras, de castigar la devastación de bosques cometida por las empresas constructoras, de cepillar con agua y jabón las calles de Caracas, de implementar obligatoriamente las plantas de tratamiento de aguas servidas, de recuperar los senderos del Waraira Repano (Avila), de acabar definitivamente con la minería ilegal, de prohibir ahora y para siempre la existencia de zoológicos, el contrabando de nuestra fauna, el rustiqueo irresponsable, el acceso incontrolado de personas a los ecosistemas más frágiles (léase humedales, tepuyes, arrecifes de coral, selvas, etc.), la explotación de nuestras maderas nobles, el saqueo del mármol, el jaspe y otras piedras, la producción de peroles de plástico, anime y materiales no biodegradables, la circulación de vehículos en mal estado, la importación de transgénicos a través de alimentos para animales, el uso de agro-tóxicos en los cultivos, las descargas de monóxido en la atmósfera, la cacería indiscriminada y un larguísimo etcétera?

En resumen, se trata de ser coherentes y aplicar un dicho muy oportuno por estos tiempos: llevar siempre los caballos delante de la carreta. De lo contrario, francamente, es mejor dejar en sana paz, por el momento, estos dos paraísos naturales y dedicarnos a otros menesteres.


carolinar553@gmail.com


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Carolina Rodríguez


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