En estos días tanto la dirigencia del Gran Polo Patriótico como la de la Mesa de la Unidad Democrática tienen algo en común: le han dado la espalda a las expectativas creadas en sus bases de desarrollar elecciones democráticas para escoger los diversos candidatos a las municipales.
Del lado revolucionario, la negada elección por las bases ofrecida a principios de año para la escogencia de los candidatos a Alcaldes y concejales, a pesar de haber abierto un proceso de postulación bastante democrático, con la excusa de que para poder incluir a las organizaciones del GPP debía aplicarse un método tipo "cooptación democratizada" lo que ha dejado en la mayoría de las bases del PSUV y del proceso es una "frustrachera" (expresión recogida de Milexa, activista y militante de organizaciones sociales de Barquisimeto).
Del lado opositor, la negación de su dirección de repetir y actualizar las candidaturas que fueron determinadas el 12 de febrero del 2012 a través de elecciones por la base, ha generado fuertes fricciones entre los diversos partidos opositores y ha adelantado el hecho de generar candidaturas extra MUD, evidenciando un deterioro de la capacidad de alianza entre fuerzas absolutamente disímiles y poco capaces de mantener un interés común en la oposición.
Desde el GPP y la MUD, parecieran desconocer que actitudes como estas lo que estimulan es la abstención de sectores que no se verán representados por los intereses de los liderazgos de las organizaciones que los componen y propiciarán de manera inevitable el surgimiento de candidaturas extra GPP y extra MUD, que jugarán a la despolarización en un momento crítico para los intereses cupulares de las dos tendencias.
Por todo lo anterior, tanto el GPP como la MUD sirven el terreno adverso a sus propios intereses para que terceras fuerzas puedan surgir tímidamente, pero en un momento histórico después de la muerte del Presidente Chávez, que permite pensar que pueden tener alguna viabilidad y capacidad de subsistencia en la vorágine maniquea y polarizada que hemos vivido en los últimos años.
Sin duda, al no existir la capacidad de polarización y repolarización del Presidente Chávez, quienes salen perdiendo en un mediano y largo plazo si no logran calar en sus bases son los actuales liderazgos de las dos fuerzas históricas, permitiendo que nuevas fuerzas desde el chavismo y el oposicionismo emerjan sin complejos de ser satanizados o criminalizados por ello.
Nicmer N. Evans
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