Uno de estos pasados días en los que me encontraba como de costumbre sin hacer nada, me puse a revisar con gran detenimiento unos videos y me topé con uno muy interesante del entonces presidente Hugo Chávez.
Allí en esta grabación, Chávez afirmaba con mucha fuerza que en varias oportunidades estuvo a punto de firmar la eliminación del Ministerio del poder popular para las comunas. Inmediatamente sentí que por ahí deambulan los misterios de los ministerios.
Cuando todos vimos las creaciones de las Misiones sociales, igual percibimos que los ministerios eran el producto de un burocratismo descontrolado desde donde habían creación de comisiones, reuniones, inexistencia de agendas y cuanto vicio cuarto republicano se había heredado, siendo la verdad que desde hace mucho tiempo eran inservibles, enormes aparatos oficinescos, acaba ministros.
Inmediatamente me pregunte: ¿cuantos seres humanos de buenas intenciones han destruido hasta sus vidas intentando llevar a flote a estos organismos y seguirá valiendo la pena hacer que de verdad funcionen? Pues pienso indeclinablemente que no, que ya basta de su existencia.
También recuerdo cuando escuché decir hasta el cansancio a quien considero como un creador de sueños: Hugo Moyer, quien en su momento había reflotado hasta casi dejar su vida dedicada a la Corporación de Los Andes (Corpoandes: Táchira, Mérida y Trujillo), la cual había sido llevada hasta el suelo, pero anterior a eso, este organismo permaneció desde hacía muchos años en el subsuelo.
Su permanencia estaba en el subsuelo, convivía debajo de lo estimado de cualquier institución, la habían sepultado y nadie había conseguido reflotarla. Pero lastima como diría el abuelo Evaristo: hay muy pocos Hugo Moyer, quizás uno solo.
Pero me costa que muchas veces el mismo presidente Hugo Chávez en su momento ordenó poner todo el empeño por reflotar a esta treintena de ministerios que tenemos. Pero pocas cosas se han logrado en esta área después de década y media de revolución.
Con esto tampoco pretendo ser anárquico ni loco, más bien considero que esta es una situación que puede resultar superflua y delicada. ¿Pero quién puede creer que los ministerios sean hoy en día organismos al servicio verdaderamente del pueblo? pues absolutamente nadie. Arriesguémonos antes que la revolución se ponga en el precipicio y eso sería perjudicial para nuestros incipientes cambios.