¿República de pillos?

Cuán lejos estamos de tener un país que pueda catalogarse al menos como medianamente decente, ni que hablar de un país en vía al socialismo, para lo cual necesitaríamos de una verdadera revolución en marcha (y no necesariamente por medios violentos), la corrupción entronizada adentro y fuera del poder del Estado, como la correspondiente en el segundo caso a una oposición que aparte de su inocultable lacayismo pro estadounidense, y su ideología cuadrada con el neoliberalismo, no tiene nada que envidiarle a sectores importantes del gobierno en cuanto a lo que a corrupción se refiere, con la diferencia de que por razones obvias, esta corrupción opositora, se encuentra más propensa a que le caiga el peso de la ley en caso de ser descubierta; lo contrario a lo cual, es lo que le puede suceder a cualquier pillo en posición importante dentro de las filas gubernamentales, el cual queda exento de cualquier tipo de investigación seria, a pesar de que sobre el pesen las múltiples denuncias provenientes tanto de ciudadanos de a pie, como de la oposición, o de parte de sus mismos copartidarios, pero baste con que dicho pillo “brinque la talanquera”, para que le caiga todo el peso de la ley; los ejemplos sobran.

Si es cierto que el gobierno del presidente Maduro ha proclamado una lucha contra la corrupción caiga quien caiga, sospecho que en referencia a los funcionarios gubernamentales, esta solo alcanzará a los pillos menores o de mediana importancia, siempre que sean “agentes libres”, y no estén cubiertos con el manto de la impunidad que les otorgan los grandes capistrotes que se reparten entre si las principales cuotas de poder. Así no es de extrañar que a la luz de esta lucha contra la corrupción, un alto jefe, ministro, o alto funcionario, de quien a su vez se comenta a vox pópulis, su enriquecimiento meteórico posterior al acceso al cargo público que detenta, o a la cadena de cargos públicos que ha detentado (ya es de sobra conocido el refrán de que “no hay nada más difícil de ocultar que la tos y el enriquecimiento mal habido”), salga a boca llena (como ya ha ocurrido), a denunciar como ladrón a un funcionario quizás de alguna importancia, pero de menor categoría que él, dentro del escalafón jerárquico de su respectivo ministerio, vice ministerio, o despacho respectivo. Manifestaciones de poder tales como silenciar cualquier tipo de queja, critica, o denuncia, negándole el acceso a los medios de comunicación públicos, son el pan nuestro de cada día, programas excluidos de dichos medios, como los de: Un Grano de Maíz, La Hojilla, De Primera Mano, y Los Papeles de Mandinga, dirigidos respectivamente por Antonio Aponte, Mario Silva, Vladimir Acosta, y Alberto Nolia, son connotados ejemplos, del imperio dictatorial de sectores importantes de una burocracia intocable, la cual no tiene nada que ver con la dictadura del proletariado, y si con una dictadura contra el proletariado, y no estoy aquí defendiendo contenido y estilos de los camaradas antes nombrados (en todo caso valga mi solidaridad con el profesor Vladimir Acosta cuya verticalidad revolucionaria por mí conocida, viene arrastrando desde su adolescencia, quien sin mucho estruendo ni jacaranda reconoce lo positivo de este proceso y puntualiza lo que considera son sus principales fallas), y ya que me refiero a la dictadura contra el proletariado, quiero hacer referencia directa a la defenestración o intentos de defenestración de las pocas gestiones obreras exitosas dentro del llamado proceso revolucionario, gestiones estas como en el caso de la dirección obrera de la fábrica de aceites comestibles marca Diana, la cual a pesar de que pudiera ser cierto de que presenta algunas fallas de calidad o de distribución, aparece como una estrella rutilante dentro de la constelación de las industrias abandonadas, o pesimamente administradas intervenidas o expropiadas por el Estado Venezolano. Pues bien como de todos es sabido esta industria de administración obrera fue intervenida por el Ministerio del Poder Popular para la Alimentación, aduciendo el Ministro Osorio que “el patrimonio del Estado no puede ser manejado por un grupo de trabajadores”, ¡coño! A qué clase de Estado de refiere, al Estado burgués o al del Socialismo del siglo XXI, porque si es al Estado burgués tiene plena razón, ¿en qué textos habrá aprendido este ministro el significado de lo que es el Socialismo, y más aun él Socialismo del siglo XXI? ¿Será que en su fantasía (por no tacharlo de mala fe), espera de que alguno de los ineficaces, corruptos, o ambas cosas a la vez, que pulula dentro de la abundante fauna enquistada en la administración pública del Estado Nacional lo podrá hacer mejor? Valga también como ejemplo la limitación de funciones impuesta por el Ministro de Comercio al camarada Saman, permitiendo así la inamovilidad dentro de Indepabis de verdaderas mafias que protegen a tanto comerciante acaparador, especulador e inescrupuloso; y esto son los casos más visibles, existen múltiples ejemplos de expulsión de cargos públicos de funcionarios probos y de clara trayectoria revolucionaria, que no se prestan a tracalerías y a adulancias, o simplemente cumplen con verticalidad con los deberes que le corresponden, tengo conocimiento reciente de una camarada funcionaria dentro de un ministerio, la cual “osó” de la manera más cordial y educada, revisar lo correspondiente al cumplimiento de la ley en el área de su competencia, al padre de un ministro, lo cual fue tomado por este ultimo como una ofensa personal, con la consecuencia de la expulsión de dicha funcionaria de su cargo, ¿es que acaso cualquier cargo público de Presidente de la República hacia abajo es propiedad de quien lo detenta y por lo tanto queda exento del cumplimiento de la ley? Por lo visto la pobreza ideológica, el endiosamiento, y la falta de honestidad de muchos de los altos funcionarios incrustados a todos los niveles de la administración pública así lo demuestra.

En cuanto procesos revolucionarios se refiere, todo lo antes expuesto tiene antecedentes en la Historia Universal reciente, , así podemos ver como con el Stalinismo en la extinta Unión Soviética, la casta burocrática dentro del Estado, fue sustituyendo a favor de sus propios intereses todo lo relacionado con el control de la gestión gubernamental por parte del proletariado, hasta imponerse en forma definitiva como una dictadura hacia el resto de la población, dictadura esta, cuyas decisiones inapelables eran asumidas en forma cuasi absolutas por el propio Stalin desde la cúspide del poder, ríos de de sangre y millones de muertos fue el costo de esta imposición que terminó descabezando a lo más granado y selecto de la dirección y militancia revolucionaria. Ese gran país pudo avanzar en el desarrollo científico tecnológico, debido a una economía centralizada y planificada, cuyas semillas sembradas al comienzo de la revolución de Octubre, fueron regadas hasta fructificar manteniéndose en crecimiento tanto durante el periodo Stalinista propiamente dicho, como en los periodos subsiguientes que lo sucedieron. Al final, con la caída de la Unión Soviética, los representantes de la cúpula burocrática de esa mal llamada sociedad socialista, terminaron enriqueciéndose de manera obscena con la venta de la gran mayoría de las empresas otrora propiedad del Estado.

La lección a aprender en referencia a nuestro país, esencialmente importador de de bienes de consumo, incluyendo la mayor parte de lo que nos comemos, solo productor de materias primas, y fundamentalmente de petróleo, con una inflación y especulación desatada que el actual gobierno quiere remediar con “pañitos de agua tibia”, es un advertencia magnificada en referencia a lo sucedido en la Unión Soviética, de lo que puede ocurrir a nuestro llamado proceso de cambio; es decir, los que creemos en los cambios estructurales de la sociedad, no podemos esperar pasivamente que ese cascaron mal llamado PSUV termine por derrumbarse, cascaron este plagado por la antedicha burocracia, vacía de formación doctrinaria y plagada de inconsecuencias ideológicas; desde ya hay que pensar en brindar a la mayoría poblacional una alternativa verdaderamente revolucionaria, tarea ésta sumamente ardua pero necesaria; de no hacerlo, cada vez más se acercará el momento en que la derecha apátrida tome el poder; sus predicas neoliberales han ido tomando cuerpo dentro de nuestro proletariado, que ve como se le ha complicado su subsistencia, ante un Estado que por no tomar medidas radicales, se le ha hecho imposible controlar la especulación desatada, permitiendo una inflación superlativa que ya alcanza cifras similares a las de los peores tiempos de la cuarta república. A lo anterior se suman los obvios ejemplos de corrupción dentro de la dirigencia “revolucionaria” en función de poder, y su permanente saboteo para entorpecer o combatir abiertamente cualquier intento serio de ideologización hacia las bases populares. Esta burocracia infiltrada y disfrazada de revolucionaria, tiembla de terror de solo pensar que en el pueblo se produzcan cambios clarificadores a favor de su propio papel protagónico y tome directamente el poder, ya que de ser así no solo serían barridos de su posicionamiento contrarrevolucionario actual, si no que tendrían que rendir cuenta de sus prebendas y dineros mal habidos durante el ejercicio de sus funciones dentro del aparato del Estado.

No siendo en lo personal propenso a el endiosamiento mesiánico de los lideres representativos de las ideas revolucionarias, reconozco en nuestro finado presidente Hugo Chávez a un fuera de serie dentro del liderazgo político mundial, y como ciudadano de ideas revolucionarias me identifico con su política internacionalista, fundamentalmente en lo concerniente al logro de revivir y llevar a un grado de adelanto nunca antes soñado, el planteamiento más importante de nuestro libertador Simón Bolívar acerca de la unidad Latinoamericana, y el logro más allá de ella, de la inclusión en dicha unidad al Caribe franco y anglo parlante; todo esto asentado sobre las bases de un anti imperialismo militante con base al enfrentamiento frontal y la denuncia del imperio norteamericano como el principal creador de terrorismo, en su afán de mantener el control político económico del resto de los países que conforman nuestro planeta; enfrentamiento y denuncia por parte del comandante presidente Chávez, que hicieron dar un vuelco inusitado a toda la política latinoamericana, cuyo ejemplo más palpable se tradujo en la derrota aplastante del tratado de libre comercio que los gringos querían imponernos con el ALCA. Sin embargo en cuanto a política interna, y a pesar del merito que significa haber logrado hacer visible a ese gran sector popular invisibilizado desde la primera hasta la cuarta república (sesenta y siete por ciento aproximado de la población venezolana cuando él asume democráticamente el poder), llegando solo la gestión revolucionaria del presidente Chávez hasta el límite de llenar en un altísimo porcentaje, las necesidades básicas de ese mayoritario sector antes excluido, tanto en lo referente a alimentación, como en salud, educación, y vivienda; hazañas estas azas importantes, aunque sin poder por si solas acumular el peso suficiente para lograr que esa población mayoritaria, tomara las riendas de su propio destino acorde a los lineamientos ideológicos propios del Socialismo del siglo XXI. La asesoría política revolucionaria necesaria para encauzar, apuntalar, y profundizar los ideales políticos de Chávez, (ese militar que llega alpoder con ideas de reivindicación de los oprimidos y sentimiento profundo de patria, y no de patria chica si no de la patria latinoamericana), fue bastardeada desde un comienzo, y desde ese comienzo comenzaron a formarse en su entorno grupos con autonomía propia dentro del aparato del Estado, grupos estos que han impedido e impiden una real revolución popular en Venezuela. Cuando el presidente Chávez a través de su experiencia durante el ejercicio de las funciones presidenciales, sumado esto a un aprendizaje teórico acelerado, tomó conciencia plena de lo que estaba pasando, intento implementar medidas para profundizar el iniciado proceso revolucionario, pero ya era tarde, teniendo que ceder ante la presión de dichos grupos aferrados con uñas y dientes a sus cuotas de poder, siendo su contemporización con los mismos la única manera que consideró viable para el logro de mantener la plataforma de gobernabilidad política necesaria. Ejemplos de lo antes expuesto fue el tener que universalizar en el ámbito burocrático la reelección indefinida, dado que de no hacerlo y dejarla solo para la Presidencia de la República (en consonancia esto último con el mejor sentido Bolivariano), indefectiblemente iba a ser saboteada por Gobernadores y Alcaldes. Descontento a su vez con el vacío ideológico dentro del MVR, lo disolvió para fundar el PSUV convocando a la militancia a elaborar una carta programática, cuyo resultado es el de un articulado de alto contenido revolucionario, que a la postre se quedó en el papel; decide entonces agrupar en un movimiento pluralista a todos los sectores y grupos organizados de factura revolucionaria, incluyendo colectivos populares en un polo de convergencia (PGP), también este proyecto es minado a punta de grupos clientelares por Gobernadores y Alcaldes. Pienso que de haber sobrevivido, al Comandante Presidente no le hubiera quedado otra alternativa, que jugándose el todo por el todo, denunciar y descabezar sin ningún tipo de consideración de orden personal, de amistad, o familiar, a varias de las cabezas pertenecientes a las cúspides dentro de su entorno inmediato, a las cuales ya el finado General Muller Rojas muy acertadamente había calificado como un nido de alacranes.

Para finalizar deseo equivocarme en la percepción contenida en este conciso artículo, en cuanto a la lucha contra la corrupción encabezada por el presidente Maduro, espero esta sea en verdad efectiva, queriendo para terminar dar mi reconocimiento a las limitadas luminarias dentro del poder que con luz verdaderamente revolucionaria por momentos aclaran mi percepción sombría del panorama, ojalá que la luz que emiten (y por eso no me atrevo a nombrarlas), no atraiga sobre ellas el temor y como consecuencia su defenestración política por parte de los alacranes.

arnaldocogornoc@gmail.com


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Arnaldo Cogorno


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