Movimiento Pro Defensa de las Ideas Nacionalistas

El MPDIN 30 años después

En varias oportunidades nuestro amigo y camarada, el presidente Nicolás Maduro, luchador social, sindical y político de vieja data, hijo político del Comandante Supremo Hugo Chávez, por quien votamos y contribuimos a su triunfo el 14 de abril de 2013 y a quien conocimos en esas luchas contra los opresores y el sistema capitalista y por la redención del pueblo, se ha referido en tres o cuatro ocasiones al MPDIN, ha mencionado públicamente a algunos de los que fueron sus líderes, Otto Vandervelde, Humberto Gómez, Rodolfo Sanz, El negro ‘Memín’, Miguel Benavides, yo agregaría a Carlitos Mirabal (fallecido), Manuel Ureña (fallecido), Jesús González (fallecido), Luis Ramón Herrera, Jesús Belbín, Luis Beltrán Rivas, Wilfredo Barrios, Deyanira Vallenilla, Vilma, William Mantilla, Carmen Ramírez, El Poeta, entre otros y otras.

El presidente Maduro tiene algunas referencias de esta organización, pero no las suficientes y ya que él ha traído a colación el tema, vamos a aportar algunas informaciones.

Cuando nace el MPDIN entre 1969 y 1970, Maduro era muy joven; él mismo cuenta que su papá lo llevaba a las reuniones del MEP del cual era militante. Eso debe ser allá por el 1978 cuando apoyamos la candidatura del maestro Prieto y logramos darle un gran impulso a tal punto que, creo que la libertad de Salón Mesa Espinoza en Caracas se debió en buena medida a la intensa actividad política y de masas del MPDIN que movió al pueblo caraqueño a votar por él y Prieto.

Voy a desarrollar en este trabajo algunos aspectos de la historia no escrita del MPDIN que puedan servir de referencia no sólo al presidente Maduro sino a muchos camaradas que forman parte del gobierno. La nuestra no fue una historia ni una trayectoria improvisada sino una sostenida lucha contra el imperialismo, la burguesía nacional, el reformismo y la traición de los partidos de la derecha, del centro incluso algunos que se asumían de izquierda. Hay aportes que poco se conocen o no se conocen de las luchas de aquella época.

En lo personal quiero agradecer al camarada presidente Nicolás Maduro el haber traído a la palestra política unas referencias a una organización que luchó denonadamente por la liberación nacional y el socialismo durante más de 30 años sin claudicar ni dar concesiones a la derecha. Muchos se preguntarán ¿qué era el MPDIN? Bueno aquí algunas semblanzas.

 

EN 1969 SE FUNDA EL MPDIN

 

En 1969 se funda una agrupación revolucionaria llamada Movimiento Pro Defensa de las Ideas Nacionalistas (MPDIN); en verdad no se llamaba así, el nombre inicial era Movimiento Pro Defensa de los Intereses Nacionales, pero cuando se fue a registrar en el Consejo Supremo Electoral el nombre no nos lo aceptaron, entonces lo cambiamos pero conservando las siglas. La izquierda venía de una experiencia traumática, la derrota de la lucha armada, el derrumbe y la artera división del PCV, la fundación del MAS, el surgimiento de la Causa R, de Bandera Roja, la crónica crisis del MIR hasta su disolución porque Moisés Moleiro lo entregó y el MAS se lo tragó. En fin, el surgimiento de la diáspora, la pérdida de la credibilidad en el liderazgo revolucionario o pseudo revolucionario y en los partidos de izquierda, crisis que abrió la posibilidad de que se abriera un abanico de organizaciones de izquierda que buscaban respuestas a la crisis revolucionaria y una salida a la grave situación de dependencia del Venezuela con relación a la dominación transnacional e imperial con diferentes propuestas programáticas y estrategias de masas.

La creación del MPDIN significó no sólo una salida en la búsqueda de una alternativa política y revolucionaria, fue la posibilidad de hacer un aporte político-ideológico que resumía en buena medida todos los conocimientos adquiridos por sus dirigentes desde la lucha antiperezjimenista allá por el año 1956, es decir, 14 años de aprendizajes, con una tesis política que denominamos del nacionalismo popular y antimperialista, y que reivindicaba el pensamiento bolivariano desde una visión del pensamiento socialista marxista de la izquierda revolucionaria.

La izquierda venezolana de entonces (y mucha de la de ahora) no entendía el problema nacional (década de los 70, 80 y 90), nos acusaban de chovinistas y estaban equivocados, con un marxismo mal interpretado y peor digerido, el dogmatismo de esos sectores no les permitía entender la cuestión nacionalista porque ésta había sido bandera de los militares derechistas y ultra derechistas. Cuando hablábamos del antimperialismo, esa cosa política que fue el MAS nos decía que eso estaba pasado de moda, otras organizaciones también rechazaban el antimperialismo. Era una entrega ideológica total al sistema, absurda, miope, estúpida. Claro, se había derrumbado el campo socialista y la URRS. Pero nunca entendieron, como lo entendió y aseveró el MPDIN que, en el rigor del análisis marxista de la lucha de clases, que la contradicción principal era la contradicción existente entre la nación-pueblo venezolano (el bloque histórico del que habla Antonio Gramci) y el imperialismo yanqui-oligarquía venezolana. Se los tragó el ideólogo neoliberal Fucuyama con su tesis del fin de la historia y la post modernidad. Quien si estaba claro en la cuestión nacional fue Hugo Chávez que en aquel lóbrego período para el socialismo, él insurgia con las banderas nacionalistas y bolivrianas.

 

¿DE DÓNDE VIENE EL MPDIN?

 

El MPDIN tiene, en su origen, dos vertientes, una es la proveniente del FLN-FALN, de la lucha armada de los años 60 de la izquierda, con el desprendimiento de la original Juventud Revolucionaria Venezolana (JRV) que dirigían dentro del FLN, Otto Vandervelde Quijada, Eglis Méndez e Iván Gómez, entre otros y el primer PRV (el que se crea en 1968 después de la división del FLN) que fundaron y dirigieron Fernando Márquez Cairoz, el propio Otto Vandervelde, Julio Vivas, Pedro Lozada (fallecido), Humberto Gómez, José Ostia, entre otros. Agotadas esas dos instancias políticamente quedamos un grupo de camaradas concibiendo nuestro camino político,

La otra vertiente proviene de un importante grupo de trabajadores y activistas políticos de Los Teques, estado Miranda, provenientes algunos del perezjimenismo, otros de URD y otros de grupos de izquierda; ese grupo lo dirigían, entre otros, Luis Beltrán Rivas.

 

EL MPDIN FUE UNA INMENSA ESCUELA DE CUADROS POLÍTICOS

 

A partir de 1970, cuando ya la organización comenzaba a adquirir cierta robustez a nivel popular, a nivel de sectores juveniles, de comunidades pobres, de sectores de trabajadores, la capacitación y la formación política se hizo una de las principales políticas de la naciente organización. Escuela de cuadros, talleres, congresos ideológicos, simposios, mesas redondas y cuanto instrumento para enseñar y aprender se tratara fue utilizada por varias décadas para preparar política e ideológicamente a centenas de cuadros revolucionarios surgidos en su inmensa mayoría de la entraña popular.

La Historia de Venezuela, la Historia de las Ideas políticas, la Economía Política, la Historia del Pensamiento Político Revolucionario Latinoamericano y Caribeño, Historia del Movimiento Obrero Venezolano, el pensamiento de Simón Bolívar y de Simón Rodríguez, el Pensamiento Político de Fidel Castro, el Pensamiento Político del Che Guevara, Filosofía Marxista, Los Movimientos de Izquierda en América Latina. Estas y otras materias eran tratadas en esas escuelas de cuadros, en los Círculos de Estudio, en charlas y conversatorios en el seno de la organización. Me correspondió en no poca medida ser facilitador y formador de muchos de aquellos militantes revolucionarios que militaban o no el MPDIN, por lo menos  durante 30 años. Muchos de los dirigentes que hoy emergen en el cenit de la política venezolana y del liderazgo social, fueron camaradas míos en el proceso de enseñanza y formación política y las huellas de mis enseñanzas están en ellos y ellas.

 

DE LA DEFINICIÓN IDEOLÓGICA AL TRABAJO EN EL SENO DEL PUEBLO

 

Haciendo un rápido recuento histórico de esta organización hay que señalar que los núcleos iniciales de ella surgen, como dije, de la división del FLN-FALN en 1968, y de la convergencia y fusión con un importante grupo revolucionario que funciona en la ciudad de Los Teques, Estado Miranda, en 1969; pero será en el año 1973 cuando comienza a estructurarse con carácter nacional y realiza en ese año su primera Conferencia Nacional.

De 1973 a 1977 fue un período de estudio, investigación, trabajos de masas a nivel comunal y estudiantil y obrero. De definir el perfil ideológico y afinar la teoría de la cuestión nacional, de ubicarnos en una posición de defensa de los intereses de las clases trabajadoras, de allí que por lo general, después de las siglas, se le agrega la frase ‘partido revolucionario de los trabajadores’.

 

De la Declaración de Principios del MPDIN puedo extraer la respuesta a la pregunta de ¿qué fuimos? Allí se dice que: “El Movimiento Popular Pro Defensa de las Ideas Nacionalistas (MPDIN) surge de la libre voluntad de un grupo de trabajadores manuales e intelectuales, venezolanos todos, que convergen en un proyecto político-organizativo que nace con miras a sumar esfuerzos y voluntades, cargado de frescura y pujanza juvenil, que se plantea como tarea impulsar una política dirigida, fundamentalmente, a la defensa de las clases explotadas”.

 

En otra parte del mismo documento, se lee:

“No somos una organización más o un elemento que contribuye a la dispersión o a la división de los trabajadores y del pueblo en general. Consideramos que somos parte de una síntesis de las luchas, esfuerzos y sacrificios realizados por nuestro pueblo, su clase trabajadora, su juventud, sus mujeres y que cimentado en el presente se plantea ser instrumento, llave social que abra las puertas de ese futuro que alborea en los finales del siglo veinte y el inicio del año dosmil. Nacemos dispuestos a ser una auténtica alternativa de poder y de cambio social”.

 

Más adelante el documento prosigue así:

“El MPDIN es un organización que surge en la escena política del país como un punto de referencia para todos los revolucionarios venezolanos de todas las generaciones, dispersos o inactivos en un amplio campo social; como trinchera que acunará los mejores hombres y mujeres del pueblo venezolano ganado para un cambio profundo en las estructuras de la sociedad venezolana cargadas de injusticias, desigualdades sociales, deformaciones de todo tipo, dependencia hacia factores externos de dominación económica y política, injusta distribución del ingreso nacional y de la riqueza, de existencia del neo colonialismo, pérdida creciente de nuestra identidad nacional y del sentido de pertenencia”.

Para el MPDIN la crisis del modelo político (pacto de Punto Fijo) y económico (petrolero-rentista) de la Cuarta República, a las que se agregan las políticas de desnacionalización y desmantelamiento del país, sus grandes empresas, que desde 1989 impusieron abiertamente las políticas neo liberales y globalizadoras del FMI, que llevaron a su clímax la crisis de la llamada democracia representativa, pseudo democracia autoritaria, regímenes corruptos, represivos, dictadura de los cogollos de tres partidos (AD, Copei, MAS), de los grupos monopólicos de la minoría oligárquica económica representada en la cúpula de FEDECAMARAS; sistema perverso donde en los últimos años todos los males contra el pueblo y la Patria han sido posibles como lo ha evidenciado la turbulencia de los últimos 14 años.

LA LUCHA DEL MPDIN POR LA DEMOCRACIA

PARTICIPATIVA Y LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE

 

Por eso el MPDIN puso sobre el tapete la discusión sobre la conquista de una verdadera democracia, de corte participativo, popular, al servicio de las grandes mayorías nacionales, diferente a la nefasta experiencia de la democracia politiquera, partidista de los 40 años cuartorepublicanos sino que  le propusimos al pueblo, a todos los sectores, conquistarla en la calle a través de sus organizaciones sociales, de masas, gremiales como una forma de conformar órganos de poder popular, levantar esas banderas como parte del programa político para el proceso electoral venidero. Que el desarrollo de una democracia directa y participativa y sus instrumentos fueran una bandera en la lucha por la Asamblea Nacional Constituyente.

El MPDIN se planteaba, en la lucha política por el poder, enarbolar un programa político que tuviera en cuenta la reconstrucción del país, el control soberano por parte del Estado de las industrias estratégicas: petróleo, empresas básicas, minería, telecomunicaciones y arterias viales. Planteábamos cinco áreas económicas: la estatal, la privada (no monopólica), la mixta, la cooperativa y la popular. Eliminar el funcionamiento de monopolios privados. Revisión de todas las políticas neo liberales implementadas durante los últimos 10 años, 1988/1998. Reconstruir los poderes públicos y agregar el Poder Moral. Privilegiar la educación y la cultura como uno de los soportes del desarrollo espiritual y material del país. Impulsar una política de alianzas regionales a partir de los intereses comunes. Conformar bloques políticos en base al criterio expuesto y desarrollado por el Libertador Simón Bolívar. Reestructuración de todos los servicios públicos.

¿Cómo fue elaborada la tesis de la cuestión

nacional en el pensamiento político del MPDIN?

 

Cuando nace el MPDIN, éste salía a la luz con una fundamentación política basada en la cuestión nacional, ariete principal de sus luchas y las del pueblo venezolano, nacionalismo popular lo llamamos, para oponerlo a ese nacionalismo chovinista, xenófobo, de fronteras que siempre aparecía como bandera exclusiva de algunos sectores militares o afectos a los militares de derecha antes de 1992.

Nuestro pensamiento nacionalista partía, en parte de su fundamentación ideológica, del rescate del pensamiento de Bolívar y Simón Rodríguez, todo ese cuerpo teórico-político nacido en los campos de batalla, en los momentos estelares de la reflexión de los libertadores sobre el futuro de América, y de las derrotas políticas y militares. La Primera y Segunda República, La Carta de Jamaica, el Congreso de Angostura, el Correo del Orinoco, el Congreso Anfictiónico de Panamá, la Gran Colombia. Es decir, la unidad latinoamericana. La democracia entendida como un verdadero ejercicio y participación de las mayorías en lo que Bolívar llamó: el Poder Popular. Fuimos pues, viniendo de la entraña popular, y con una presencia fuerte del pensamiento progresista y revolucionario venezolano y latinoamericano, la primera organización bolivariana desde las perspectivas de la izquierda socialista venezolana que se asumía como tal.

Pero no quedó allí, para reforzar la fundamentación teórica de que era preciso para reconstruir la patria, ir a sus auténticos orígenes, hicimos nuestras y valoramos en su justa dimensión las luchas de los ancestros indígenas venezolanos, uno de cuyos mayores exponentes de la naciente nacionalidad fue el extraordinario jefe militar y político, el Cacique Guaicaipuro, quien comandó todas las etnias confederadas bajo su mando único, alcanzado ese poder en el famoso Congreso Indígena que se realiza debajo del Uvero de Macuto. Sin esas bases de heroísmo, generosidad, valor, rebeldía, sentimientos de igualdad, hermandad y fraternidad no hubiese sido posible la patria que se va configurando en la noche oscura del colonialismo que fue a desembocar en el intento libertario del negro José Leonardo Chirinos, y después en el intento revolucionario más grandiosos de todo ese período, la revolución de Gual y España, nacida en La Guaira, que planteaban más allá de la independencia de Venezuela y América, una verdadera revolución con su cambio de estructuras: abolición de la esclavitud, igualdad de las clases, libertad para todo el continente, deberes y derechos similares para todos los hombres y mujeres.

No escapó la percepción política de los fundadores del MPDIN la importancia, vigencia y trascendencia del pensamiento de Don Simón Rodríguez, el ideólogo de la libertad suramericana y uno de los más grandes pensadores y forjadores del nuevo mundo que nació en los campos de batalla, quizás el más americano de nuestros ideólogos, el más profundo, el más denso y, por ello, el más deliberadamente ignorado por los sectores dominantes, en sus grandes propuestas transformadoras de la gran nación americana y de un pueblo que nacía al mundo envuelto en el manto del más grandiosos heroísmo y de una época aún no escrita y descrita en toda su grandeza y epopeya en la historia del mundo

 

El tema de la Guerra Federal en el Programa del MPDIN

 

¿Qué es la historia del pueblo venezolano sin la Guerra Federal y la personalidad carismática del general del Pueblo Soberano, Ezequiel Zamora?

La lucha por la tierra, la igualdad, la justicia social. Completar, en suma, lo que no se alcanzó con el triunfo de Carabobo en 1821.

Ezequiel Zamora cuyo pensamiento e inteligencia le permitieron galvanizar el descontento popular, concitó apoyo y adhesiones que acercaron al pueblo, por primera vez en 400 años, a formas de poder político y de democracia popular, y que se frustraron con su asesinato y muerte absurda en manos de los futuros oligarcas liberales, Guzmán Blanco sobre todo. La debilidad de aquel movimiento de pueblo, fue que se apuntaló en el caudillismo y no se concibió como un proyecto de liderazgo colectivo, muerto el líder, fue más fácil controlar la situación.

De manera pues, que el MPDIN fundamentó buena parte de su ideología y su pensamiento político en las más genuinas raíces del sentir popular y nacional, en las tradiciones de lucha por un mundo mejor, y en lo más depurado y acabado del pensamiento revolucionario de los libertadores.

Forjamos entonces la terminología o categoría de nacionalismo popular para oponerla a ese nacionalismo a veces oportunista, que convertía al Libertador en un ícono muerto y sin vida. Pero sobre todo, a ese nacionalismo falaz, que dejaba intacta le estructura de dominación, las ataduras a los monopolios transnacionales o imperiales, que justificaba la explotación y el saqueo de nuestras riquezas. Creamos la categoría del nacionalismo popular porque entendíamos que los pobres también tienen patria, no sólo los poderosos.

Fue una concepción de un nacionalismo con raíces en las luchas, sufrimientos, sueños, esperanzas y utopías de nuestro pueblo; nacionalismo totalmente diferente a aquellas manifestaciones de nacionalismo que en nombre de la Patria justificaban las dictadura, las formas fascistas de represión y acción política, que reprimía cualquier manifestación o aspiración de democracia; nacionalismo que quizás mantenía algunas formas culturales, folclóricas mientras permitía que nuestras riquezas, los beneficios que ellas generaban, salieran hacia las arcas de los grandes magnates de Wall Stree. Nacionalismo que permitía el latrocinio, las bestiales torturas de opositores, los asesinatos, las violaciones masivas de los derechos humanos de nuestro pueblo, sumido en la noche negra de la ignorancia y el vicio.

Comprendimos que a medida que se acentuara la dominación económica e ideológica transnacional sobre nuestro país, en esa misma medida se iban a ir perfilando las contradicciones de las clases venezolanas y la cuestión nacional iría, inexorablemente, abriéndose paso en las búsquedas, instintivas a veces, más o menos claras, otras; pero que propenderían a fortalecerse en la medida en que se acentuaran las modernas formas de entreguismo del patrimonio nacional, de antipatriotismo cuyas mayores expresiones se materializaron en la segunda administración de CAP y en la llamada ‘Agenda Venezuela’, ambas administraciones neo liberales. Ni qué decir del segundo gobierno del Dr. Rafael Caldera.

El MPDIN planteaba la cuestión nacional dentro de un Bloque Histórico

 

A nuestro juicio siempre fue fundamental que el movimiento revolucionario, el movimiento popular, los sectores medios y pequeños del comercio y la producción, los profesionales, intelectuales y sectores culturales, las vanguardias de las etnias indígenas entendieran el problema teórico y político de la cuestión nacional, que a partir de allí se implementara un programa de transformaciones estructurales en el país. Lamentablemente la izquierda venezolana no entendió en todos esos años nuestro planteamiento creo que por razones ideológicas, de formas neo coloniales en su ideología, en su pensamiento, de dogmas y estrecheces ideológicas.

A mi juicio, la cuestión nacional, para entenderla en la formulación bolivariana y en el marco de la contemporaneidad, debía y debe pasar por una redefinición del concepto de democracia y acercar más la noción de democracia participativa, directa y popular; igual es el problema del poder político donde participen los trabajadores y el pueblo. Era plantear el desmontaje de una estructura de poder viciada, corrompida, pérfida, cruel, terrorista, hambreadora como ahora lo intenta la revolución bolivariana. Precisamente eso fue lo que hizo el comandante Hugo Chávez al impulsar la Asamblea Constituyente y abrir la discusión para  crear la Constitución Bolivariana.

 Decíamos que entender la cuestión nacional en la formulación bolivariana y en el marco de la contemporaneidad, pues si no se moderniza el enfoque, se actualiza a la luz de las luchas de nuestros pueblos americanos por su soberanía e independencia en el presente siglo, se corre el riesgo no sólo del trasplante mecánico, muerto y sin vida, emotivo tal vez, pero vacío de ciencia.

Señalamos que lo nacional debía pasar por redefinir el concepto de democracia vista desde el punto de los intereses de las clases trabajadoras, del pueblo, de los marginados sociales y entender el concepto de democracia participativa, directa y popular como soporte de un gobierno que se apoyara en lo nacional como lo hace el presidente Chávez en buena medida, es decir, en potenciar el territorio, su gente, su desarrollo soberano e independiente, etc. Como derivación de lo anterior tenemos entonces que planteábamos el problema del poder político donde participaran los trabajadores y el pueblo. Era plantear el desmontaje de una estructura de poder burguesa e imperialista viciada, corrompida, pérfida, cruel, terrorista, que generaba y genera desigualdades e injusticias sociales, hambreadora, entreguista de riquezas y soberanía, golpista y sentar las bases, no sólo en el papel, sino en la práctica de formas de organización y poder popular donde ese poder se exprese.

Es evidente, y así lo entendió el MPDIN, que conceptos como Concejo Municipal, Alcaldía, Asamblea Legislativa o Congreso Nacional eran –y aún lo son–, a la luz del fracaso estruendoso de la democracia representativa, instituciones obsoletas, estructuras que deben renovarse pues no cumplen la función de una democracia que es gobierno de las mayorías y para las mayorías

Pero el concepto del nacionalismo popular significaba y significa rescatar la noción de soberanía, de patria, de dignidad nacional, de independencia y, por tanto, enfrentar los factores fundamentales de poder: el imperialismo, las transnacionales, los monopolios, la partidocracia de AD, Copei, PJ, el MAS, etc; pero también desmontar los factores que posibilitan las injusticias, las desigualdades, la corrupción, el narcotráfico que la oligarquía económica y política ha pretendido perpetuar ideológicamente para eternizar su dominación, es decir, el capitalismo salvaje que es el que predomina en Venezuela.

El hecho que agudiza todas las contradicciones sociales y de clases y redimensiona la cuestión nacional será el nuevo programa gubernamental de CAP-AD-Copei-Fernández-FMI-FEDECAMARAS, que se lo plantean e imponen como cambio del modelo petrolero-rentista que nace en 1959, por el nuevo modelo neo liberal de libre mercado, el paquete y las privatizaciones con sus proyecciones de desmantelamiento en pocos años de la nación, incluyendo las Fuerzas Armadas, siguiendo el modelo panameño.

Los acontecimientos de la desintegración de la URSS y del campo socialista europeo, tendrán, en todo el replanteo de la cuestión nacional una incidencia importante, pues al romperse el equilibrio mundial que ejercían los dos polos sociales y económicos, al dejar de existir el centro ideológico fundamental que conformaba la URSS, no podía sorprender hechos como los del Golfo Pérsico y la conducta de Irak, de enfrentar sola, heroica y admirablemente, al imperialismo norteamericano y su coalición. Son elementos que incidirán en las crisis nacionales, la venezolana entre esas, la insurgencia de la juventud militar en febrero de 1992 encabezada por el comandante Chávez.

El detonante no lo pusieron los grupos dominantes, esos sectores de la burguesía nacional afectados por la políticas neo liberales en sus intereses económicos fundamentales; tampoco esa pequeña burguesía o clase media cuyo proceso de ruina y proletarización marchaba aceleradamente, en la misma medida en que los capitales financieros y especuladores imponían su festinada y eufemística ‘libertad de mercado’ y las bandas hamponiles y las mafias de la partidocracia y de la nueva burguesía parasitaria, amasaban y amasan, junto al imperialismo y las transnacionales, fabulosas y millonarias fortunas.

Fue el pueblo que estalló el 27 y el 28 de febrero de 1989 ante el solo anuncio de las medidas, pero que ya traía las huellas del hambre tatuadas en las costillas famélicas bajo los gobiernos sangrientos de Luis Herrera-Copei y su nefasto “viernes negro”, y Lusinchi-AD con “su mejor refinanciamiento del mundo”. A partir de allí comienza un nuevo ciclo histórico, al margen de la derrota y la posterior masacre y genocidio perpetrado por CAP y su Ministro de la Defensa. Al margen de que fue una revuelta de un pueblo angustiado, sin programa, objetivos ni dirección tradicional, liberó extraordinarias fuerzas y energías que habían estado reprimidas, contenidas por el adormecimiento y el engaño adeco-copeyano-masista. El pueblo comenzó a liberarse, lo evidencian más de seismil hechos de masas desde 1989 hasta 1998. Se fracturó el sistema, los partidos perdieron credibilidad y ante la carencia de una conciencia política, de un convicción del problema del poder, esas masas derivaron hacia las luchas exclusivamente económicas y reivindicativas, por carecer de un norte político.

¿Qué hizo el estatus, para volver atrás,

retomar el control de la situación?

 

Hizo poco, pues su poder quedó estratégicamente afectado con la explosión del 27-28 de febrero y las insurgencias militares del 92. Como los grupos dominantes: oligarquía,   imperialismo, partidos tradicionales estaban en un acelerado proceso de descomposición, corrompidos hasta los tuétanos, inventaron los juegos de azar en proporciones descomunales. Así como ellos están envilecidos, quisieron envilecer al pueblo con el juego, la imaginaria ganancia fácil, el espejismo de los muchos millones y la riqueza al alcance de la mano con el desembolso de poco dinero. Era la forma más obvia de lavar dinero del narcotráfico, la más evidente, junto a los casinos, casas de juego, etc., etc., prostitución, drogas, sexo desbordado, aguardiente. Un pueblo sin pan pero con circo y represión, violencia, agresiones cotidianas, violaciones a los derechos humanos, crímenes a granel. Esa fue la nueva estrategia de las clases domina

La cuestión nacional estará presente todos estos años, abriéndose paso para forjar un nuevo pensamiento político ante un sistema que da muestra evidentes de estarse derrumbando, ante la necesidad imperiosa de buscar la soberanía económica, la independencia, la dignidad y el decoro perdidos. Se estará reordenando el pensamiento,  encubiertas momentáneamente las posiciones en otros lenguajes y en otras organizaciones, se confundirán las tendencias de los grupos y clases sociales. Pero eso será transitorio.

 

Para el MPDIN no fue una sorpresa los alzamientos

de febrero y el de noviembre de 1992

 

El MPDIN creyó en ese nacionalismo, porque por años fue forjando una ideología revolucionaria de nacionalismo popular, antimperialista y socialista. De manera que cuando se produce el estallido insurreccional-militar del 4 de febrero de 1992, insurgencia militar que fractura la columna vertebral del sistema y asoma un programa con un fuerte ingrediente nacionalista, no nos sorprende, ni toma de sorpresa, tampoco la insurgencia inmediata del 27 de noviembre, se veían venir.

Los acontecimientos insurgentes del 4 de febrero del 27 de noviembre del 92, son el ingrediente político que no tuvo el 27 de febrero del 89, pero también son la carta de ciudadanía de un sentimiento de inconformidad y rebeldía que había estado oculto durante casi cuarenta años, por las imposturas, el terrorismo ideológico y político de las cúpulas partidistas y de las clases dominantes. Cuando la podredumbre que genera la corrupción y el narcotráfico traspasó los espacios de las clases dominantes y su putrefacción se extendió a todo el cuerpo social. Cuando el autoritarismo, la represión, la cacería de brujas, la explotación, el juego de azar, la inmoralidad, la vileza, los crímenes y las torturas fueron llevados a extremos inadmisibles, salieron a la luz, con renovados bríos, las ideas libertarias que dieron origen a este país. El mérito de quienes fundan  25 atrás años el MPDIN fue adelantarse, en el pensamiento y en la acción social y revolucionaria,  a lo que acontecería años después.  

 

¿Cómo se planteó el MPDIN el alzamiento del 4 de febrero de 1992,

la salida de Chávez de la cárcel y el giro electoral de 1997/1998?

 

Sabíamos del alzamiento desde finales de 1991, en el Bloque Popular Unitario BPU se discutía el tema y esperábamos informaciones más precisas, cuando se produce estábamos preparados pero lamentablemente no llegaron los contactos aquí en Caracas, estábamos prestos a apoyar el alzamiento con nuestras modestas fuerzas; en Aragua compañeros nuestros sí participaron de manera directa junto a los militares alzados.

Como todo el pueblo venezolano simpatizamos con aquella valerosa acción y le hicimos un seguimiento y apoyo a la lucha por la libertad de los presos políticos, en lo personal en mi columna “Trincheras de Ideas” que publicaba por el diario Últimas Noticias, desde días después del 4 de febrero comenzamos a abogar por la libertad de los militares y civiles presos, a analizar las causas y razones de aquella gesta. A nosotros no nos sorprendió el alzamiento ni política ni históricamente; naturalmente cuando se producen las elecciones apoyamos la opción que nos parecía más avanzada, la de la Causa R, nunca la de Caldera porque sabíamos que era un oportunista y que su discurso del 4 de febrero en el Congreso no fue más que una impostura oportunista para salir del ostracismo al que lo condujo su partido Copei, nunca dejó de ser una ficha del imperio y de la oligarquía, su segundo gobierno neoliberal lo demostró fehacientemente. La salida de Chávez de Yare fue el producto de las luchas y presiones del movimiento popular y revolucionario, a Caldera no le quedaba otra opción que liberarlo y con él a sus camaradas de armas. Para nosotros era previsible e, incluso, inevitable el ascenso político de Chávez, su lucha era la culminación de una lucha no concluida por la libertad de Venezuela y su pueblo. Cuando se va, en el año 1997 a la lucha electoral, era porque la oligarquía política y económica no podía evitar su triunfo, estaba totalmente liquidada políticamente y sus partidos destruidos. En 1998 yo publico el libro: Hugo Chávez Frías: del 4 de Febrero a la V República, donde compiló todos los trabajos de prensa que desde febrero de 1992 había publicado y le hago un seguimiento a la gesta chavista durante el proceso electoral de 1998. Por cierto ese libro fue reeditado por orden de Chávez con motivo del 20 Aniversario del 4F.

El MPDIN apoyó electoralmente a Chávez

 

El MPDIN, a pesar de ser una organización radical y de avanzada política, era una organización legal. En el 1978 hicimos una alianza con el MEP y apoyamos la candidatura del maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa. El año 1983 apoyamos la candidatura de José Vicente Rangel y formamos parte de la Nueva Alternativa. En 1988 lanzamos una candidatura propia, la de Napoleón Barrios e iba con nosotros el general Elio García Barrios, militante nuestro, encabezando las planchas por Caracas. En 1993 por problemas con el CSE no llevamos tarjeta pero orientamos votar por la Causa R. En cuanto a Chávez un pleno de la organización decidió, en 1997, su apoyo e hicimos cuanto pudimos por darle fuerza a esa candidatura.

¿Cuándo desaparece el MPDIN?

Para el 2001. Yo, después de las elecciones a la constituyente, me separo de la organización y me voy a la organización popular –participo en la fundación de  la Red Social no Hay Marcha Atrás y varios frentes sociales– al apoyo directo al comandante Chávez, ya me he inscrito en el MVR y voy como candidato a diputado en las elecciones de 1998 en sus planchas. Yo era integrante del Comité Constituyente de la Cultura junto a J. R. Núñez Tenorio, Pedro Duno, Brito Figueroa, Gerónimo Pérez Rescanier, Luis Bigott, entre otros. El MPDIN desaparece, mejor dicho, lo transforman en el actual Partido Revolucionario Venezolano, pero ya esa es otra historia en la cual yo no participo.

 



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Humberto Gómez García

Director de la revista Caracola. Pertenece al Movimiento de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC). revistacaracola.com.ve

 humbertocaracola@gmail.com      @hgcaracola

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