Desde hace un par de años he venido escribiendo sobre el tema de la corrupción y la ética política dentro del proceso revolucionario, llegando a efectuar algunos trabajos que me han permitido, entre otros, cimentar lo que hoy se libra como una lucha política, por lo que estoy convencido que enfrentar la corrupción pasa por detener a los corruptos, y todas las medidas que favorezcan este objetivo serían beneficiosas para el país, aunque éste no puede ser el único objetivo de la lucha.
El problema de fondo seguirá, si no se toma la medida adecuada. ¿Qué hacemos con los quistes? Los extirpamos, pero cuando no se logra detectar el origen que los causa, esperamos a que vuelvan a salir y volvemos a extirpar, con el riesgo de que alguno sea maligno en el futuro y derive en cáncer. Esto pasa en la medicina, y fácilmente puede pasar dentro de nuestro sistema político.
Una ley habilitante, que permita hacer las reformar legales necesarias con el fin de sancionar aún más la corrupción, es un diagnóstico errado, aunque paliativo, del problema de fondo: el Estado. Yo si quiero una Ley habilitante, pero para la transformación del Estado liberal burgués que aún existe. No es sólo la corrupción el problema, es la concepción burocrátizada que existe en la Administración Pública, es la jerarquización y forma de dependencia institucional existente lo que impide e impedirá que cualquier lucha contra la corrupción sea un mero eslogan o consigna que trate de vender buenas intenciones, pero sin verdadera voluntad política, y sin la posibilidad de depurar la administratción del Estado. Volverán a salir los quistes y deberemos volver a operar infinitamente.
Chávez lo anticipó, sin necesidad de levantar la bandera de la lucha contra la corrupción, el sabía que estaba rodeado y minado, pero entendió que sólo con leyes y reformas no lograría el verdadero objetivo, necesitaba mayor conciencia de clase, y necesitaba golpear definitivamente al Estado Liberal Burgués, padre de toda corrupción existente, y por ello su propuesta fue el Estado Comunal, y aunque este no puede decretarse, si debe empoderarse.
¿Por qué nuestro parlamento no puede librar una discusión sobre el tema?, ¿por qué se inhabilita al foro de diálogo para tratar estos asunto relevantes? ¿En lugar de habilitar al presidente, por qué no se habilita al pueblo a través de la Ley de Contraloría Social, para que la lucha no sea un asunto de poder entre corruptos, sino entre el pueblo y los corruptos?
¿Para cuándo dejaremos la transformación del Estado? ¿Cómo pretendemos seguir llamando revolución socialista a un proceso que se alimenta del mismo germen de la IV República? Hagamos pues un debate sincero, donde ubiquemos los verdaderos problemas, o sigamos cazando corrupticos de segunda que satisfagan egos de lucha y estadísticas que no convencen al pueblo, ¿Dónde están los que se llevaron 20 mil millones del Sitme? ¿Por qué sale Emme Betancourt del BCV? ¿Cuándo pagaran todo los opositores señalados de corrupción? ¿Cuándo pagarán todos los corruptos rojos rojitos de alto nivel? ¿Cuándo habilitamos al pueblo y deshabilitamos al viejo sistema?
Nicmer N. Evans
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