Resulta insólito e increíble entender que a estas alturas de la revolución, aparte de cometer tantos errores juntos de manera reiterativa, no seamos capaces de tener fabricas donde se elaboren principalísimos artículos básicos como el papel higiénico y el jabón, así el Estado no tenga que seguir gastándose cantidad de divisas adquiriendo en el mercado internacional los productos bobos.
A cada rato hay que andar comprando en cualquier país productos de primera necesidad, básicos y muy necesarios que necesitamos y así suplir la gran demanda nacional. Y se ha caído desde el alto gobierno en vengarse de quienes se encargan de reclamar muchas verdades como Alberto Nolia a quien le acaban de cerrar su programa: Los papeles de mandinga.
De verdad que al igual que muchos me pasa, que sigo sin entender, no comprendo cómo debo hacer para defender este proceso, estamos en manos de algunos planificadores que parecieran andar extraviados en el tiempo como el cohete del señor Smith, hemos caído, arriesgándonos de esta manera a la suerte de quienes se vacilan la revolución bolivariana inspirada por Hugo Chávez.
Y desaprovechamos cosas como esta: nuestra nación eminentemente es petrolera, proyecta su futuro en la entrada de divisas para las próximas décadas en la explotación de este recurso fósil, tan importante en la demanda internacional y que ve signada su suerte en su explotación y comercialización en importantes partes de este planeta.
A partir de esta enorme potencialidad debiera planificarse los escalofríos de nuestra economía y garantizar mediante acuerdos las compras y equipos de maquinarias necesarias que garanticen la producción de rubros tan básicos y necesarios como el papel higiénico y el jabón.
Esta revolución tiene fuerza, le sobra musculo, agallas e ideas para tener que arriesgar su credibilidad, arrojo y sacrificio en estas nimiedades que después resultan convertidas en una problemática nacional.
Debemos seguir buenos ejemplos de otros países petroleros, como Angola, muchos de ellos pertenecientes al cartel OPEP, donde somos fundadores. Debemos concebir al país en el marco de las gigantescas oportunidades que nos da entre otras muchas cosas la excelente ubicación energética.
No podemos tener tanto petróleo, mercado, demanda y ventas internacionalmente, para que no nos demos cuenta de la enorme potencialidad y ventajas que pueden arrojar los principalísimos socios del mundo en trasferencia de tecnología y obtención de maquinarias, materias primas que contribuyan al crecimiento como país con nueva mano de obra y posicionamiento de nuevos mercados.
Ya que las alianzas con los EE.UU. han servido para traernos problemas, desequilibrios y dependencia, pues por favor no sigamos repitiendo los mismos errores con los nuevos socios comerciales. Intentemos crecer, ser otros, aprovechemos las oportunidades que nos dan las ganancias de tener petróleo para intercambiar equipos, maquinarias y capacitación.
Ya ideas y gente capacitada tenemos, aparte de experiencia. Este país puede producir en varias fábricas situadas a nivel nacional, por regiones lo necesario en jabón y papel higiénico hasta del color que deseemos y del sabor o fragancia que se nos antoje.
Un proyecto nacional de país se planifica de otra manera. Muchos quisiéramos saber los nombres de los actuales planificadores, hombres y mujeres temerosos de ideas. Malos copiones de la cuarta república. Quintas columnas. Mentirosos de oficios y profundamente desestabilizadores.
Cambiemos porque aquí habrá revolución cueste lo que nos cueste, porque las ideas de la misma están en la gente que no descansará hasta que esto suceda y si nuestras instituciones y funcionarios no dan para esto, entonces les pasaran por encima tal y cual como está sucediendo en muchos países del mundo.