Por eso y más se fragmenta el proletariado

Algunos médicos aburguesados no tienen pacientes, sino clientes

Por definición, toda persona que compre algún bien (servicio) es un cliente
de algún vendedor- Es vox pópuli que muchos profesionales de la Medicina, o
sus comerciantes,[1] en su mayoría provienen de estratos proletarios.
Recordemos que en un principio el ejercicio de la Medicina fue considerado
innoble por el mantuanato, y los médicos pioneros de Venezuela fueron de
extracción popular, ya que eso de tratar úlceras sanguinolentas, tener que
ver con gases y heces fecales pestilentes, etc., resultaba harto
incompatible con las delicadezas y finuras de los hijos de la "gente
decente". La dinámica burguesa hizo de los médicos un practicante de burgués
hasta desarrollarse como tal, hoy, cuando usan este importante y social
servicio tecnocientífico para blindarse de una posible pobreza y enmascarar
así a sus imborrables ancestros de origen proletario. Son modelos de
fragmentación proletaria. El resto de profesionales de origen humilde anda
por esos mismos caminos de fragmentación, con la particularidad de que los
ejercicios como la Abogacía, Arquitectura, Letras y afines sí provienen de
pioneros de abolengo mantuano.

Ahora bien, fuera de los centros de producción-campo o fábrica-priva la
trascendencia política de la estructura económica sobre la conducta social y
se manifiesta con distintas maneras de relacionarse y subdiferenciarse las
clases dominantes con las explotadas, así como variadas formas de relaciones
jerárquicas intraclasistas, de unos burgueses con sus homólogos, y de unos
proletarios con otros.

Usualmente, en el caso capitalista, a la clase burguesa se la considera y
autoconsidera como clase decente, muy fina en sus expresiones, en su manera
de comer, descomer y vestirse[2], y seguramente hasta en la manera de
caminar. Históricamente, los actuales aristócratas de la burguesía son
clones muy semejantes a los aristócratas medioevales.

Es sintomático que el simple ejercicio de comerciante le imprime al vendedor
una clara ascendencia sobre el comprador, y, sin embargo, los comerciantes
que enfrentan al consumidor final de bienes de consumo ignoran tanto del
valor de las mercancías como su clientela formada por asalariados con
oficios parciales dentro de todas las fases involucradas en la producción de
X o Y mercancías[3]. Sólo los contables de la fábrica manejan el valor,
aunque sólo como coste medio de producción al cual le añaden sumisamente el
monto de sus estimaciones de ganancias futuras y calculadas, a su vez, a
partir de precios medios ya manejados fuera de la fábrica, en el mercado de
sus clientes. Como el fabricante es más comerciante que productor[4],
también él ignora que los precios descansan en el valor añadido por sus
trabajadores y que, como fabricante, él produce.

Tendenciosamente, los trabajadores asalariados suelen ver en cada
comerciante y fabricante un modelo de progreso económico ciudadano, y en sus
ejercicios como tales, fabricantes y comerciantes, una vía para hacer
dinero. Las funciones y objetivos naturales de cada persona es servir a la
sociedad, es ganarse el pan de su manutención y de su familia, pero, en la
sociedad burguesa tales objetivos y funciones pasan a ser medios de vida de
los pobres. Con semejante subestima, estos proletarios ven en el ejercicio
de explotador una alternativa a su pobreza, y lo hacen porque es obvio que
mientras los comerciantes y fabricantes se enriquecen sin trabajar, los
asalariados, trabajando toda su vida, entran pobres a las empresas ajenas y
pobres salen de ella.

Otra alternativa y forma fragmentadora del proletariado es el robo, la
adulancia mercenaria, las corruptelas burocráticas, ejercicios ilícitos y
delictuales que dividen al proletariado en personas honestas y deshonestas.
A su vez, esta división social ha generado la figura del policía, otro
proletario que siendo muy mal pagado-en la sociedad burguesa-opta por la
matraca y la corrupción en variadas formas hasta convertirse en
codelincuente.

Esta sociedad burguesa ha engendrado la figura del proletario pícaro, del
vividor o timador, del "flojo", y este se ve obligado ser una carga crónica
de sus padres y/o de los partidos políticos demagógicos. Los numerosos
escalones salariales han fragmentado al proletariado de tal manera que los
hay muy desaseados por ser muy pobres y carentes de hábitos de salubridad.
Hablamos de quienes botan basura en cualquier calle, que usan estas como
defecaderos y urinarios de sus mascotas. En fin, que el proletariado se
halla fragmentado de partida por las diferentes formas de relacionarse entre
sí y frente a sus patronos y dirigentes políticos.

_____

[1] Téngase en cuenta de que los comerciantes, como el banquero y el
fabricante, no son personas, sino personalidades capitalistas.

[2] Por ejemplo: come con finos y costosos cubiertos, como si ellos
alimentaran más su ser físico, salvedad hecha de su vanidad y encopetamiento
que en mucho salen ganando con todas esas frivolidades a las que
comercialmente se les califica como bienes suntuarios, o sea, sólo para
gente "decente" y adinerada, una estrategia muy rentable en favor de los
comerciantes del ramo. El "decente" iría a hoteles de 4 o más estrellas,
viste a la moda burguesa, usa perfumes franceses, aunque en su mayoría sean
de segunda o tercera calidad ya que la marca es lo que cuenta para esta
gente a quienes les falta poco para pagar para que le vendan bien caro, con
tal de no consumir los mismos bienes que consume la gente "indecente", tales
como la leche, azúcar, arroz, artículos de limpieza personal y del hogar de
líneas blanca y marrón, y asimismo, los libros con tipas y títulos dorados
que parecieran enriquecer el contenido del mismo libro en formatos rústicos
reservados para los "indecentes".

[3] Marx recogió el sobreentendido conocimiento enciclopédico que le
atribuye el vendedor al comprador asalariado. Recordemos que los primeros
comerciantes fueron los propios artesanos quienes, como tales, conocían
perfectamente cuánto costaba cada mercancía compravendida.

[4] Efectivamente, todo fabricante funge primero de comparador de mano de
obra y medios de producción, luego, con esos factores produce sus
mercancías, y finalmente retoma su investidura de comerciante para
venderlas.


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Manuel C. Martínez


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