Se cumplen 40 años de la instalación de una de las dictaduras más feroces, más crueles y asesinas, del hemisferio, como lo fue la de Augusto Pinochet, después de haber derrocado al gobierno legítimamente constituido de Salvador Allende. Los venezolanos, chavistas y no chavistas, deben recordar en lo que desembocaron tales hechos. El golpe de Estado acaecido en Chile se ejecutó el 11 de septiembre de 1973. Los preparativos del golpe estuvieron a cargo de la derecha chilena, los militares, encabezado por el general Augusto Pinochet y los Estados Unidos, bajo la directriz de Henry Kissinger, y respaldo total del presidente Richard Nixon.
Previo a la ejecución del plan golpista, se abonó el terreno. Es decir, crearon las condiciones para el hecho, a través de las desestabilización, que incluyó desabastecimiento de los productos básicos, con el apoyo de los medos de comunicación derechistas, en especial el diario “El Mercurio”, cuyo dueño recibió una sustanciosa cantidad de dólares para que sirviera de punta de lanza en la desestabilización, buscando la ingobernabilidad. Mientras tanto, los jefes del golpe preparaban milimétricamente los detalles para dar el zarpazo. El plan se cumplió a la perfección. El gobierno de Unidad Popular de Salvador Allende fue derrocado en una acción sin precedente de las Fuerzas Armadas de ese país. Lo demás es historia.
Y es esa historia la que debemos estudiar y asimilar los venezolanos. Ya intentaron derrocar a Hugo Chávez en el 2002. Pero no pudieron. Les falló el intento, pero bastó 48 horas para mostrar el botón de lo que sería el gobierno en manos de esta derecha apátrida. Ustedes saben en demasía lo que en esos dos días pasó. Se inició una cacería de brujas y se desató la locura, que gracias a la actuación cívico-militar, se logró que el presidente Chávez volviera, desde la isla La Orchila donde lo tenían secuestrado, con muy malas intenciones. Pero el tiempo los traicionó.
En estos momentos hay muchas señales de que los conspiradores, desde dentro y desde fuera (los mismos que estructuraron el golpe en Chile), están trabajando aceleradamente el plan golpista. No se olviden de esto: si aquí, en la Patria de Bolívar y de Chávez, lograran tener éxito en un zarpazo, las consecuencias serian similares a las de Chile. Asesinatos en masa, estadios repletos de chavistas, desaparecidos y la instalación de un régimen por largos años (en Chile fueron 17 años). El saboteo Eléctrico, la constante agitación de calle, la intervención de algunos medios de derecha, como El Nacional y el Universal, el ataque a nuestra industria petrolera, y a las instituciones que conforman el Estado, son señales muy claras hacia donde apuntan los intenciones.
La gran diferencia que hay en nuestro país con la de Chile, es grande. En primer lugar, contamos con un gran partido político, como lo es el PSUV, y, además el pueblo chavista está organizado y en pie de lucha. Pero hay que destacar que los golpistas no cuentan con una Fuerza Armada como con la que contaba Pinochet. Aquí, es otra cosa. Nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana, forma parte de este proceso, pues nuestro máximo líder, Hugo Chávez, logro esa fusión perfecta pueblo y militares, como un solo hombre. La derecha apátrida, no podrá penetrar y lograr el apoyo de generales y almirantes, por lo tanto ese es uno de los mayores escollos que tienen tanto los de aquí, como los Estados Unidos y el gobierno agresor que lidera Barack Obama, a quien le regalaron el Premio Nobel de la Paz. Que bien pudo llamarse más acertadamente el Nobel de la Guerra. ¡Venezolanos, chavistas o no, alertas, que el enemigo no descansa!
Teófilo Santaella: periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.
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