Venezuela y su revolución están viviendo una etapa muy peligrosa. Los planes golpistas siguen adelante entre la derecha criolla y el imperio estadounidense. El amago de impedir el vuelo por el espacio aéreo de Puerto Rico no es algo al azar. O una equivocación de uno de los técnicos. Esta vez dijeron que la solicitud no estaba bien conformada. La cuestión es que eso forma parte del plan de provocación contra nuestro país y nuestro proceso revolucionario. Y engrana, perfectamente, en el plan mayor que está en marcha y en pleno conocimiento de Henrique Capriles Radonski, quien hasta hace pocas horas estaba en Miami recibiendo dólares para el financiamiento de los ataques internos, y las instrucciones sobre los hechos que se avecinan.
Esos planes están escritos y estudiados varias veces. Son los mismos que aplicaron en Chile contra Salvador Allende, con algunos ajustes tomando en cuenta que Venezuela no es el Chile de 1973. Sin embargo, no es descartado que después de estos ataques a la industria eléctrica y a la petrolera, pasen a una fase de asesinatos selectivos. Es allí donde el General Miguel Rodríguez Torres, ministro del Interior, Justicia y Paz, tiene que mover sus piezas claves para mantener a raya a los conspiradores y sus acciones terroristas. Tal vez antes de los asesinatos selectivos, opten por la colocación de bombas en centros neurálgicos de Caracas y algunas ciudades del interior, con el objeto de sembrar la alarma y el miedo dentro de la población. He leído unos correos en las redes que hablan de que “la vaina está fea”. No es nada bueno alimentar estos rumores que parecen venir de los quinta columnas.
En estos momentos en que la derecha viene con todo contra la revolución, es cuando urge que los revolucionarios del PSUV y del Polo Patriótico estemos más unidos que nunca. Chávez, antes de su partida llamó a la ¡Unidad, Unidad y más Unidad, para luchar, ir a la batalla y obtener la victoria. Sí es verdad que se han cometido muchos errores, en especial en lo que corresponde al manejo de nuestra economía, pero eso debe ser secundario, en estos momentos. Las críticas debemos dejarlas para después. Ahora lo que urge en la unión, unión y más unión. No podemos por ningún motivo dejarnos arrebatar el legado de Hugo Chávez. Tenemos dos frentes: el de las elecciones de 8 de diciembre, en las cuales debemos vencer al adversario, y el más peligro: los ataques que están en pleno desarrollo, como dice Walter Martínez. Pero existe una verdad incuestionable: o la revolución se radicaliza o se corre el gran riesgo de retroceder, quién sabe hasta dónde. Sólo quedan dos opciones: o la tomamos o la dejemos. Dicho de otra forma, o nos preparamos para hacer una revolución de verdad, o le dejamos el camino expedito a quienes siempre han gobernado este país, y están dispuestos a entregarlo en bandeja de plata al imperio estadounidense. ¡No hay opción: o luchamos, como hombres, o nos jodimos!
¡Chávez vive, la lucha sigue!