“…Elijan a Nicolás Maduro como Presidente. Yo se los pido desde mi corazón”

Están sucediendo cosas muy extrañas en el país, con respecto a la conducción de la revolución por parte de Nicolás Maduro, y la reacción de algunos chavistas. Él, siempre, desde un primer momento, dijo que no era Chávez. Ni pretendía serlo. Lo aclaró en varias oportunidades. Por lo tanto, la revolución o el proceso que pretende ser una revolución, vive, en estos momentos, una realidad distinta a la que se vivió con Hugo Chávez. Por un lado, la derecha ha venido haciendo un trabajo de desestabilización y de ataques continuos contra Nicolás Maduro. A esos ataques, comprensibles, desde todo punto de vista, se les han venido sumando otros ataques que sí no son comprensibles. Es decir, están “tiroteando” a Maduro desde el mismo lado. Porque vamos a estar claro, una cosa es hacer algunas críticas por errores que se estén cometiendo, con la finalidad de que sean corregidos, y otra cosa es arremeter contra Maduro, como si él fuera el único culpable de lo que está pasando. Debemos ser serios en estas cosas.

Tal vez, sin mala fe se estén cometiendo estos ataques. Pero debemos reflexionar un poco acerca de dónde venimos. ¿Qué era este país antes de llegar Chávez al poder? ¿Qué cantidad de votos obtenía la tradicional izquierda en las elecciones presidenciales? Si mal no recuerdo no se pasaba de 10 o un 15 por ciento del padrón electoral. Tuvo que venir un huracán llamado Hugo Chávez, y arrastrar no sólo a esa izquierda estancada, sino a adecos, copeyanos y los llamados independientes, e hizo no sólo que votarán por su proyecto, sino que muchos son integrantes del partido político más grande de Venezuela: el PSUV.

Digo todas estas cosas porque sería triste volver a aquellos días en quela llamada izquierda lucía entregada a las migajas que le dejaba AD y Copei. Electoralmente hablando. Chávez, desde que llegó al poder, comprendió que requería de un gran partido. Y lo creó. Y está en la calle, en las ciudades y en el campo. No le hagamos el juego a la derecha, ya que nos podría pesar para el resto de nuestras vidas. La derecha nacional e internacional están trabajando a fondo. Saben de las debilidades y confusiones que muestran algunos chavistas. Por allí se pueden colar, y hacerle al legado de Chávez un daño irreversible. “UN “POR AHORA” que cambió el rumbo del país, a partir de 1999. “Juro delante de Dios, juro delante de la Patria, juro delante de mi pueblo, que sobre está moribunda Constitución de 1961, impulsaré las transformaciones democráticas necesarias para que la República nueva tenga una Carta magna adecuada a los nuevos tiempos. Lo juro”.

Pero un cáncer agresivo, como pocos. Le quebró su voz, 14 años después, sin dejar concluidas las transformaciones que se había planteado. Dejó un partido. Dejó a unos dirigentes. Pero, sobre todo, dejó la mayor responsabilidad sobre los hombros de un hombre del pueblo, chavista hasta los tuétanos, llamado Nicolás Maduro Moros, quien había sido su Canciller por seis años consecutivos. Chávez lo conoció de cerca. Lo preparó para la sucesión, cuando descubrió que el cáncer que lo aquejaba lo sacaría del mundo de los vivos. Sus días estaban contados. Él lo supo. Y como un varón enfrentó su muerte, tal vez, angustiado por que dejaba a su querido pueblo sin haber terminado su obra.

¡Carajo, camaradas! No permitamos que esa obra retroceda, todo lo contrario. Hagamos el esfuerzo por comprender la situación, a través de una profunda reflexión, antes de que sea tarde. Nunca más se presentará un hombre como Chávez para entregarnos un país con el rumbo que soñaron nuestros libertadores. Dejemos a un lado las rencillas, los chísmenes, las acusaciones y las mezquindades. Que retumbe en nuestros oídos sus últimas palabras en cadena nacional: “En ese escenario que obligaría a convocar, como manda la Constitución, de nuevo a elecciones presidenciales, ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente… Yo se los pido desde mi corazón”.

Y así se cumplió. El pueblo, ese pueblo que tanto amó Chávez y que tanto lo amó a él, eligió a Nicolás Maduro, presidente de la República Bolivariana de Venezuela. ¿Se equivocó Chávez? No lo creo. Chávez conocía a todos sus colaboradores más cercanos. El sabía quién era Maduro y de dónde venía. ¿Entonces? ¿Qué hacer? Lo elemental, mi querido Watson, echar para adelante. Apoyar a Nicolás. Hacernos más conscientes de lo que éramos antes. Estudiar más. Y hacernos verdaderos revolucionarios. Para que tengamos Patria para rato.

¡Chávez vive, la lucha sigue, para tener Patria!


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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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