Reviso la prensa dominical (Ultimas Noticias) y me encuentro con las declaraciones del presidente Maduro en contra de los candidatos “disidentes” del PSUV para el proceso electoral del 8 de diciembre próximo. No se ahorra epítetos y juicios Nicolás ante la situación: “Repudio con mi alma y corazón a todos los que se lanzaron a cargos públicos fuera de la revolución”, “Detrás de ellos está la traición convertida en metal”, “el capital de la burguesía”, “son patiquines de la política que se ponen la camisa roja”.
Pretende el presidente darle punto final a la polémica causada por la designación de candidatos a dedo por la “dirección nacional”, amparados en la llamada co-optación que es lo mismo dicho de otro modo. Es evidente el desacierto de las decisiones tomadas para muchos casos: personajes que no son Chavistas ni revolucionarios fueron “ungidos” para ponerse la franela roja y salir a vender una revolución que no entienden y no quieren, en medio de prácticas deshonestas y poco decorosas. El desconcierto en parte importante de la militancia es también inocultable, aunque en gran mayoría demuestra compromiso y disciplina que ya quisieran para sí muchos de esos “lideres” de opereta más falsos que billete de tres bs.
Encuentro en la misma edición de la prensa una excelente entrevista al diputado y miembro de la dirección nacional del PSUV, Jesús Faría, quien al ser cuestionado por el tema de la ética expone: “El tema ético es trascendental, fundamental para la revolución. No es posible hacer una revolución sin revolucionarios, y ser revolucionario significa tener un altísimo grado de moral y de ética, honestidad irreductible. En este momento hay deficiencias muy importantes en el tema ético. Nos hemos encontrado un sistema muy poderoso que alimenta la corrupción, un Estado diseñado para las corruptelas y que nosotros no hemos podido sustituir por un Estado revolucionario. Es todo un problema ético, de conciencia, en el ámbito espiritual y cultural, que tenemos que superar”. “Es inconcebible que en las filas de la revolución militen personas que estén altamente comprometidas con prácticas asquerosas de corrupción. Eso desmoraliza al pueblo revolucionario”.
He allí el meollo del asunto camarada Nicolás, la revolución no se decreta, ni se impone con personajes corrompidos ocupando cargos en nombre del proceso, penosos ejemplos ya abundan con funcionarios, ministros y gobernadores que tuvo que calarse el pueblo chavista en nombre de la unidad y la disciplina. Es probable que algunos de los que decidieron lanzarse fuera del PSUV estén motivados por causas nada nobles, pero de seguro hay un grupo que se encuentra cansado de observar “prácticas asquerosas de corrupción” de manera impune. Sería bueno que Nicolás escuchara a Faría.
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