El diputado 99 sigue en la sombra. Todos son y todos no son sospechosos de ser el fulano diputado 99. Quien permitirá que la Asamblea Nacional apruebe la Ley Habilitante que le dará facultades al presidente Nicolás Maduro para gobernar y enfrentar la guerra económica, emprendida por la derecha nacional e internacional, y enderezar entuertos como el de CADIVI, y la entrega de divisas al sector empresarial, y al resto de los ciudadanos.
¿Si yo fuera el diputado 99 estuviera contento, muy contento, por un lado, pero asustado, muy asustado, por el otro? No es fácil. Si yo fuera ese diputado, no sé cómo estaría mi mente, pensando, pensando y pensando noche y día. Por cierto nadie sabe dónde vive, donde duerme o hace su vida, el fulano. Dicen que lo mantienen escondido. Otros afirman que está “guillado” en la bancada oposicionista. En espera de la verdad. Por cierto el día de la verdad está muy cerca.
Pero sí yo fuera el 99, estuviera más que satisfecho. No por poner en jaque a la bancada de la derecha donde he estado por mucho tiempo, sino porque mi conciencia me ha dictado el camino correcto y responsable a seguir. Sentiría, que por primera vez, voy a ser el centro de la atención de millones de venezolanos. Pero eso no elevaría mi ego. Se los juro. Más bien lo consideraría como una gran oportunidad de servir, de verdad, verdad, a mi país.
¿Si yo fuera el diputado 99?, estaría pensando en lo que están pensando mis colegas de la derecha: que me vendí por un puñado de dólares. Pero se equivocaron conmigo. Yo no me vendo ni me compran. Soy, como los toros bravos. Cuando abren la compuerta y oigo los aplausos, enloquezco, me torno más furioso y corro a cornear lo que se me atraviese, y si tiene el color rojo, la embestida es más violenta, más furiosa e incontenible. Pero eso es si fuera el diputado 99. No lo soy. Y mucho menos soy un toro bravo, al que, a pesar de la bravura, torturan en el ruedo, y no conforme con ello, el torero busca una espada y zuazz… surge la estocada mortal.
¿Si yo fuera el diputado 99?, estuviera gozando un puyero. ¿Saben por qué? Porque no es posible que sea a Nicolás Maduro, el único presidente que se le va a negar el derecho que tiene de pedir una Ley Habilitante, históricamente, eso nunca ha sucedido. Y mi voto, sería un tesoro. Y como tesoro, debo estar a buen resguardo, esperando el día, en que tronaran los aplausos de las tribunas de la Asamblea Nacional. Y mi voto será el responsable de esa algarabía. Por eso estoy tranquilo y en paz conmigo mismo. ¡CARAJO! Si yo fuera el diputado 99, no estuviera escribiendo estás vainas para Aporrea. ¡Se cansa uno!. Volveré.