Y el negocio sigue

Recibimos con mucho agrado las medidas tomadas por el gobierno nacional en lo relativo a la especulación y acaparamiento de productos. Desenmascarar a los empresarios que recibiendo dólares preferenciales obtenían ganancias astronómicas sin importarles el pueblo, nos parece acertado. Luego del golpe de estado (2002) y el paro petrolero (2002/2003) veníamos alertando de la aplicación de un neoliberalismo salvaje por la industria y el comercio en el país, que se distancia de los postulados del SOCIALISMO propiciados desde el gobierno. Lo que no logramos entender es por qué se esperó tanto tiempo para tomar medidas, por qué dejar que desangraran el salario del pueblo. No hubo ni hay ningún plan para controlar LA ESPECULACION Y ACAPARAMIENTO SOLO REACCIONES ESPAMÓDICAS que no resuelven el fondo de la problemática y lo que han hecho es Incentivar el consumismo voraz. Que los comercios rebajen su mercancía u obligar a vender a un precio justo ha creado un clima de inestabilidad social en el país. Estas medidas debieron ser sistemáticas desde el 2003 con una política estructurada que no permitiera el final que vemos hoy, para no darles justificaciones a la derecha en sus planes golpistas. Esta exacerbación de los ánimos es producto de la ambición desmedida de la burguesía, pero también de la irresponsabilidad y la ineficiencia de un gobierno que no supo controlar el mercado interno mientras la burguesía hacía de las suyas. Pero lo peor es que el negocito sigue. De estas medidas compulsivas y de última hora el pueblo solo se beneficia ínfimamente, pues el bachaqueo se adueñó de las ofertas en electrodomésticos, calzado, vestido, materiales de construcción, entre otros. Si señor Presidente, parece que fue peor el remedio que la enfermedad, como me dijo un amigo que hago con dinero si tengo que comprar igual de costoso, ya que  para acceder a los precios justos tengo que hacer una cola de 3 días. Es evidente que un porcentaje alto de esos productos están saliendo del país con la venia de aquellos que cuidan la frontera. Otro tanto es revendido inmediatamente de ser recibidos de los distribuidores. Por tanto, ahora además de bachaquear alimentos en el Zulia, por ejemplo, se bachaquea línea blanca, marrón y hasta la tricolor. El vestido, los juguetes también entran en la lista de los productos para bachaquear. Entonces, ya no es solo gasolina, harina, aceite, mantequilla, arroz, azúcar, cemento, cabilla, baterías, cauchos y paremos de contar.

Por otro lado; el cadivismo está lejos de desaparecer, ya que en este último mes ha arreciado su actividad. Las remesas de familiares en el extranjero es solo un ejemplo del desangre. Sin exagerar el 90% de las personas que la realizan utilizan familiares ficticios y documentos falsos. Eso sin contar los dólares para viajes turísticos, una práctica realmente apátrida que ni cerca ha sido limitada. Más del 50% de los viajeros utiliza esta modalidad para obtener los dólares y luego venderlos en el mercado especulativo.

Sobre la venta de automóviles y repuestos el gobierno yiene hablando, sin actuar,  desde que le consiguieron el acaparamiento a míster Zuloaga. Cómo es posible que los empresarios de vehículos y repuestos hagan de las suyas sin ningún control. El aumento en repuestos es semanal y los automóviles no se encuentran en las concesionarias hay que ingresar a las  largas listas, de años, para adquirir un automóvil nuevo, pero eso no es todo este es el único país donde un carro usado de la misma marca es más costos que uno nuevo.

Desde una visión transformadora realmente, se debe organizar una planificación que controle estos vicios que entran en la lógica del capital/globalizador. No podemos permitir que la burocracia de Estado maneje la situación con medidas coyunturales. Las medidas deben construirse atendiendo la dinámica social de las regiones y con el concurso de las propuestas de los afectados. Por otro lado, se debe armar una propuesta de concientización que llegue a amplios sectores de la población para de esta manera crear sentido de pertenencia; fortalecer la identidad y crear los vínculos necesarios para que la población se sienta comprometida con el resguardo de las políticas económicas que nos beneficia en colectivo.

Este escrito es un poco de catarsis por la impotencia de ver que el pobre siempre paga los platos rotos. Sé que esto nunca lo leerá el Sr presidente, ni los Ministros; ni los funcionarios con poder de decisión, pero se me atragantaba tanta frustración.

Docente/investigador. Universidad del Zulia. Licenciatura en Antropología.

jalarconxxi@gmail.com



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Johnny Alarcón Puentes

Docente/investigador. Universidad del Zulia. Licenciatura en Antropología.


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