Las cuentas y no los cuentos de Alberto Morán

En su articulo publicado en Aporrea este martes 19 de noviembre titulado “Después de aumentar 1200% no tiene gracia rebajar 25 o 35%“, Alberto Morán (excelente cuentero, juglar zuliano y articulista) hace rápidamente una análisis de precios de los productos que se expenden con las “rebajas” inducidas o “voluntarias” que el conglomerado mercantil venezolano ha colocado en las etiquetas, debido a la acción que el Gobierno Bolivariano y por mandato del camarada presidente Nicolás Maduro, se está dando en todo el territorio patrio.

Con una sencilla pero muy ilustrada explicación, Alberto Morán transmite la preocupación de las secuelas directas e inmediatas de esta acción de gobierno (así, así es que se gobierna) porque nuestro pueblo con sus bolsillos y carteras mojados de liquidez, se está quedando seco debido a que la proporción del “descuento” es una partícula, en comparación al tamaño del criminal aumento en los montos de los artículos. Además, estos usureros tienen el sarcasmo de colocarles etiquetas de “ofertas” o “rebajas” a la exigua cantidad que le han soplado al brutal precio y para complemento mediático, la canalla dirigencia opositora llama a esto saqueo. Y como regalo adicional, se han beneficiado con una publicidad nacional gratuita de compra masiva, aprovechando vender aquellas vainas que la gente no quería ni regaladas y haciéndoles creer que están comprando casi al costo y a punto de “bancarrota”, cuando la realidad es que el lucro de este año y en estos días, supera con creces y de manera inimaginables las expectativas de ventas y ganancias. Y los compradores, no crean que mayoritariamente sea la clase obrera la que compra estas “rebajas” porque sus aguinaldos no dan para eso. Es la siempre inconforme clase media la que hace cola con mas presencia y prestancia, la que critica las medidas del gobierno y la que mas se ha favorecido. Pero bueno, es un país libre y un gobierno democrático.

Al igual que Alberto, no desmerito de manera alguna la necesaria acción emprendida por el ejecutivo nacional. Al contrario, se siente un hálito de reivindicación popular al ver que a la infame y abierta usura se le colocaba un coto y que se pone de manifiesto de manera más clara, que el gran capital corporativo está confabulando para crear el clima de inestabilidad en nuestro país, lo que de por si no era necesario ser un avezado investigador para descubrirlo. No somos agoreros, pero de igual manera creemos, como muchos, que la contundencia de esta acción debe ser mas ejemplarizante donde mas les duele: en sus arcas engordadas con dólares baratos y esquilmados a la nación y adicionarles unos cuantos días a la sombra no privilegiada, antes de que salgan del país como “perseguidos o refugiados políticos”. Eso de multarlos con algunas unidades tributarias, es cosa de risa.

Desafortunadamente, en muchos casos en que el gobierno nacional emprende una acción para contrarrestar o combatir aquellas situaciones y elementos que atentan contra el estado de derecho ciudadano, casi de inmediato y de manera paralela aparecen las diferentes maneras de sabotearlo y no solo por la infame derecha, sino por aquellos “servidores públicos e impúdicos” que se aprovechan de la contingencia popular para desviar de manera traidora, el esfuerzo gubernamental y lucrarse. Estos, a los que la patria y la revolución les han dado la responsable y comprometedora voluntad de ejecutar esta labor y desvirtúan su naturaleza, deben ser castigados de manera pública y ejemplar. De igual manera, nosotros, el pueblo al que el Comandante Chávez enseñó la contraloría social, el esfuerzo comunitario, la voluntad colectiva de fortalecer el poder popular, no podemos ser cómplices de ningún delito de corrupción, usura o cualquier tipo de bandidaje, sea por omisión o participación.

Quiero manifestar que no soy sociólogo erudito y ni académico. Soy como muchos un sociólogo vivencial, del empirismo diario y creo que a pesar del esfuerzo dado por el Camarada Comandante Chávez y la continuidad revolucionaria del compañero presidente Nicolás Maduro y la acción del proceso en que hemos estado inmersos, nuestra conducta basada en valores se ha trastocado. La cultura como forma de vida, ha sido en diversas oportunidades apabullada o abrumada por el perverso consumismo capitalista que está presente hasta en las creencias populares, religiosas, políticas y en casi todo nuestro quehacer humano y en esas circunstancias una revolución es harto difícil de promover e inculcar. Prevalece aun la ideología que la suma de felicidad, parte por tener pequeñas cosas: una pequeña mansión, un pequeño yate, un pequeño auto deportivo y ese tipo de pequeñeces, parafraseando al bigotudo Groucho Marx. Y lo podemos ver de una manera inversamente proporcional y desafortunada en nuestro país. Componentes del contingente de orden público, sean de la policía o de las fuerzas armadas nacionales bolivarianas a las que se les han aumentado ostensiblemente su salario y beneficios, han estado incursos mayormente en delitos y no son todos o muchos, pero no son pocos. En contraparte los docentes o médicos cuyas reivindicaciones han sido pospuestas o su incremento salarial y las gratificaciones por años de servicio y formación y que no se sitúan en la misma escala de los servidores públicos encargados de velar por nuestra seguridad, son ciudadanos que rara vez están expuestos a la opinión pública como facinerosos. Inclusive, existen más miembros de la iglesia católica incursos en actos inmorales, que maestros y médicos. Estos elementos habrá que evaluar, como muchos otros, para poder implementar un cambio real en la conciencia nacional actual y futura.

Finalmente, me atribuyo una filosofía tan vivencial como mi sociología. Soy de la vieja escuela, aquella en que los valores de la familia, la comprensión de los padres y una reprimenda a tiempo, aunada a una buena formación educativa, es la manera correcta de obtener lo esencialmente humano para enrumbar nuestra patria. La moral y las luces de las que nos hablaba Bolívar, como los polos donde se sustenta una república en su discurso ante el Congreso de Angostura y más vigente hoy que nunca como el mismo legado de Chávez. Creo que es así o me estoy poniendo viejo

Sin Chávez no hay Revolución, porqué Chávez es la Revolución. Y está Revolución es Chavista, porque todos somos Chávez.











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Carlos Contreras


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