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No cabe ninguna duda sobre la heroica carrera política revolucionaria de Ernesto “Che” Guevara en América Latina, y su mito alrededor del mundo. En especial porque el Che se hizo mito después de su muerte a manos de la Rangers de Bolivia, asesorados, como es lógico, por los Rangers de los Estados Unidos. Allí, en una cabaña que servía de escuela rural, ajusticiaron al héroe de la revolución cubana, en su afán de sembrar focos guerrilleros en varios países Latinoamericanos, según algunos analistas. Pero todo quedó en la Higuera, Bolivia, el 9 de octubre de 1967.

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Sobre la leyenda del Che habla Germán Sánchez Otero, en su libro “Che sin enigmas”. Dice: “El potencial movilizador del Che fue captado rápidamente –aún antes de su muerte, en octubre de 1967-, por la industria cultural y propagandística del sistema dominante. A través de una operación ideológica refinada, a finales de los años sesenta del pasado siglo, la industria cultural y los medios de comunicación burgueses transformaron la figura del Che en un mito, con el fin de desvanecer en atributos secundarios –a veces espectaculares – el sentido esencial de su vida de su pensamiento”. Y añade, más adelante el autor: “En las raíces de ese proceso histórico, subyacen los orígenes del mito. La mitificación del Che, significa la generalización de su figura, del tal modo que sus elementos múltiples, imprecisos e inconexos puedan ser manipulables y satisfacer intereses diversos”.

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Pero se quedo en eso. En un mito, que el mismo sistema capitalista ayudó a crear con el uso de su nombre y de su imagen vestido de uniforme verde oliva y su boina sobre su cabeza, en la selva de la Sierra Maestra y en las montañas de Bolivia. Afiches, franelas, gorras, llaveros, bolsos y pare usted de contar. Se comercializó la vida del guerrillero, donde no faltó unos cuantos libros: la mayoría malos. Unos por encargo del imperio, para desprestigiarlo. Otros sólo pretendían ganarse un dinero con la vida del guerrillero y médico argentino-cubano. Filmaron varias películas con el mismo objeto: explotar la imagen de quien fuera comandante heroico de la revolución cubana. Pero el Che no vio en vida, nada de lo que él deseaba para los pueblos de América Latina. Y nada paso. Todo siguió igual. El imperialismo, a través de sus métodos, y de la compra de conciencia, hizo publicar biografías falsas, donde se desdibujaba la figura del Guerrillero Heroico.

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El 28 de julio de 1954, nació un niño en Sabaneta de Barinas, que le llamaron Hugo Chávez Frías. Creció y se desarrolló y se convirtió en otro latinoamericano, que irreverentemente irrumpiría en el escenario político el 4 de febrero de 1992, con su verbo encendido, con sus ideas bolivarianas, y con su empuje descomunal que despertó a un pueblo adormecido por los gobiernos que le antecedieron. Ese hombre cambiaría el destino de su pueblo y dejaría una huella imborrable en el continente.

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Y luego, cuando lo creyó conveniente, se lanzó a la arena política. Y Comenzó a ganar elecciones. En 1998, salió victorioso, en su primera prueba, y una vez con el poder en la mano, volcó sus ideas y sus sueños no sólo en su Venezuela querida, sino en Latinoamérica y el Caribe. Fue así como en tan pocos años (14) de acción contribuyó a crear a: PETROCARIBE, el ALBA, MERCOSUR y la CELAC. Creó a TELESUR, al Banco del Sur, a Radio Sur, al Sucre, como moneda para intercambio en la zona. No es exagerado decir que los sueños de Hugo Chávez se han sembrado en el continente Latinoamericano.

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Hugo Chávez, se convirtió en un Gigante. En las primeras cumbres de mandatarios, en especial la que se celebró en México, donde enterró, con su verbo directo y sólido, al programa estadounidense conocido como el Área de libre Comercio de las Américas (ALCA), que Bill Clinton intentaba vender. Se convirtió en la voz disonante en las cumbres, pero poco a poco se fueron agregando otros mandatarios. Y así fueron creciendo sus sueños: Brasil, con Lula a la cabeza; Argentina, con Néstor Kirchner; Ecuador con Rafael Correa; Bolivia con Evo Morales; Nicaragua con Daniel Ortega. Tímidamente, Colombia y El Perú. Y la mayoría de los países del Caribe. Chávez no estaba solo.

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Hugo Chávez Frías, mientras despertó a su pueblo y lo preparó para las luchas futuras por la independencia económica, por la soberanía plena y la inclusión social de los desposeídos de siempre, también, a la par, proyectaba su imagen y sus sueños hacia los demás países de este continente, y comenzaron esos pueblos a despertar también. Y a tomar conciencia de pertenencia, donde sienten que todavía a más de 200 años de independencias siguen siendo explotados por un imperio insaciable como el estadounidense.

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Y hoy día, después de que nuestro líder desapareció físicamente, sus sueños siguen intactos y trastocan de alguna manera al imperio estadounidense, que creyó en el viejo refrán que reza: “muerto el perro, se acaba la rabia”. Pero en este caso se pelaron. Chávez, después de muerto, se ha crecido como líder, como ser humano amoroso y apegado a su pueblo, y por el cual dio su vida. Podemos decir, sin exagerar, que se inmoló no sólo por el pueblo venezolano, sino por todos los pueblos que sufren el embate del hambre, de la explotación y de la miseria.

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Hugo Chávez Frías, un hombre salido de un pueblito llamado Sabaneta de Barinas, siendo joven pensó en ser pelotero. Le gustaba el beisbol y su ídolo era el lanzador venezolano Isaías “Látigo” Chávez. Hugo, el pelotero, quiso ser como el “Látigo” y con esas ideas ingresa a la Academia Militar de Venezuela. “Tribilín”, como le decían en Sabaneta, así como también el “arañero”, por aquello de que vendía arañas, un dulce especial del lugar que hacía su madre para la venta, agarro su maletica y se fue con su flacura a la Academia Militar.

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La trasformación se dio cuando el arañero de Sabaneta entró a la Academia Militar de Venezuela. El joven que aspiraba hacerse profesional para jugar con el Magallanes, se transformó en un pensador bolivariano. Y en un estudioso de la doctrina de Simón Bolívar y su maestro Simón Rodríguez. Y fue así como se anidó en su mente un sueño por el cual lucharía por hacerlo realidad, hasta sus últimos suspiros.

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Tribilín se trasformó en un oficial líder. Aglutinó a compañeros de armas y los ganó para sus sueños. Así surgió en su mente el juramento del Samán de Güere, y quedó sellado, junto a tres compañeros más, el compromiso de luchar por una Venezuela nueva, un hombre nuevo y una mujer nueva, para llevar a cabo la trasformación de su Venezuela, por la que lucharía, a brazo partido, por el resto de sus días. Incubó en su mente un movimiento integrados por militares jóvenes y fundó el MBR-200 (Movimiento Bolivariano Revolucionario). Lo que desembocaría años más tarde en el 4 de febrero de 1992.

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El arañero de Sabaneta de Barinas, el joven flacuchento que soñaba con llegar a las grandes ligas, lidero el movimiento cívico-militar conocido como el 4 de febrero. Es derrotado por las fuerzas militares del gobierno de Carlos Andrés Pérez. Sufrió una derrota, pero no un fracaso. Entre derrota y fracaso hay una gran diferencia. Su derrota la transformo en una victoria, que comenzó con aceptar la responsabilidad de los hechos y lanzar al aire, por la televisión, su famosa frase “… Por ahora”.

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Se lanza a la arena política, y compite, como candidato presidencial, en diciembre de 1998-99. Y obtiene su primera victoria electoral de tantas que vendrían después. El flamante presidente es asechado de inmediato por la burguesía parasitaria. Emisarios vienen, emisarios van. Entrevista en la gran prensa. Sus familiares, sus hermanos, en fin, lo halagan y lo cercan. Pero era un hueso duro de roer. En su mente estaba sembrada la continuación del sueño de Bolívar. No había cupo para nadie más.

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Como presidente la República Bolivariana de Venezuela le tocó su primer fogueo, como mandatario latinoamericano, en la cumbre de Mar del Plata, en Argentina, en el 2005, donde se discutiría el Área de libre Comercio de las Américas (ALCA) propuesta por el presidente de los Estados Unidos Bill Clinton. Se trataba de un Tratado de libre Comercio de América del Norte, integrado por Estados Unidos, México y Canadá, para ser impuesto al resto de los estados del continente, con la excepción de Cuba.

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Chávez fue la voz disonante en la referida cumbre. Estado solo. En su discurso firme y elocuente critico al ALCA, la cual calificó como un tratado de adhesión y una herramienta más del imperialismo para la explotación de Latinoamérica, y como contra peso a esta modelo estadounidense, propuso la creación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América Latina (ALBA). Esa proposición produjo un choque con el presidente de México Vicente Fox y el presidente Chávez.

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Hugo Chávez Frías, el debutante en su primera cumbre, encontró aliados en Ignacio “Lula” da Silva del Brasil, y Néstor Kirchner de Argentina. Conclusión: el ALCA fue enterrada en Mar de Plata. Nació el ALBA, y fue la primera victoria de Hugo Chávez fuera de las fronteras de su país. Esa gesta lo catapultó hacia la cima del liderazgo Latinoamericano. Era sólo el comienzo. Lo demás, en tan solo 14 años de actividad policía dentro y fuera de su país, forma parte de la historia nueva que está en pleno desarrollo, gracias al empuje que le dio el Gigante, Hugo Chávez Frías.

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El 14 de marzo de 2008, fundó al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), donde aglutinó a todos los chavistas y algunos pequeños partidos de izquierda. De Inmediato procedió a llamar a inscripción de los nuevos miembros del naciente partido revolucionario. Al finalizar el proceso contaba con 5.669305 aspirantes a militantes del PSUV. Más adelante se volvieron a abrir las inscripciones y se llego a la astronómica cifra de 7.253.691 seguidores inscriptas en el nuevo partido. Más tarde creó el Gran Polo Patriótico. Esas dos organizaciones políticas no hicieron más que ganar y ganar elecciones de allí para adelante. Y le dio al Gigante Chávez su última victoria electoral en la reelección del 7 de octubre del 2012 Ya no podía aguantarse más en pie. El roble de Sabaneta estaba siendo vencido por un cáncer agresivo, como el que más. “Hoy ganó América Latina, el Caribe, los pueblos de nuestra América ganaron con la victoria del pueblo venezolano”, dijo, con euforia, al celebrar su última victoria electoral.

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Chávez, en vida se convirtió en “una piedra de los zapatos de Estados Unidos”. Hasta sus últimos suspiros estuvo combatiendo al capitalismo salvaje y señaló que el imperialismo estadounidense era el causante de todos los males que sufra la humanidad. La historia se encargaría de darle al hijo de Sabaneta un puesto especial dentro de quienes luchan y han luchado por una Latinoamérica unida, integrada política, social y económicamente, sobre todo, unida en defensa de sus intereses, alejado al imperio explotador, hasta verlo destruido a causa de sus propios errores y torpezas, y ante el surgimiento de fuerzas emergentes, desde el mismo seno de la nación norteamericana. Chávez soñaba presenciar esa destrucción, pero el infortunio, lo impidió).

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Un cáncer agresivo lo sorprende. En un viaje relámpago a Cuba, en junio de 2011, comienza s lucha contra el mal. “Dame tu corona Cristo, dámela que yo sangro. Dame tu cruz, 100 cruces que yo las llevo, pero dame vida porque todavía me quedan cosas por hacer por este pueblo, por esta Patria. No me lleves todavía”.(Abril del 2012). A pesar de su grave estado de salud. Participó en las elecciones presidenciales del y obtuvo la victoria el 7 de octubre de 2012. En el cierre de campaña dijo: “Le doy gracias a Dios, a la vida por haberme dado tanto. Aquí está Chávez de pie con ustedes”.

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El 8 de diciembre, en cadena nacional, Hugo Chávez Frías, ante la gravedad de un cáncer agresivo que lo aquejaba, después de haber obtenido su última victoria electoral, se dirigió por última vez a su pueblo, antes de viajar por última vez a Cuba. “En ese escenario que obligaría a convocar, como lo manda la Constitución, de nuevo a elecciones presidenciales, ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente… Yo se los pido desde mi corazón”.

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Así se despidió un Gigante de su pueblo. El sabia, de antemano, la gravedad por la que atravesaba. Su cáncer era irreversible. Por eso habló así, en cadena nacional, y ante un grupo pequeño de sus más cercanos colaboradores. Eso no impidió que entonara el hinno de del Batallón de Tanques “Bravos de Apure”: “Patria, patria querida…”. El 5 de marzo de 2013, a las 4:25 PM falleció Hugo Chávez Frías (1954-2013) a la edad de 58 años. Murió con su mente plena de pueblo. Ese pueblo que amó tanto.

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Tras de sí dejó una huella imborrable. Dejó un legado para que Nicolás Maduro y sus otros compañeros lo defendieran y lo profundizaran. Se había ido un hombre. Un hombre íntegro, cabal, honesto y que deseaba lo mejor de lo mejor para su pueblo y para los pueblos de Latinoamérica y el Caribe. Hombres como Hugo Chávez nacen cada 100 años, si acaso. A los venezolanos, a los chavistas, a los revolucionarios del Polo Patriótico, a los nacionalistas, nos toca hacerle un tremendo honor a este hombre, ganando las elecciones de las municipales que se celebraran el 8 de diciembre. ¡Se merece ese homenaje! ¡Él nos abrió el camino, nos toca conservarlo transitable!

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¡Chávez vive, la lucha sigue! Mientras exista la explotación por parte del imperio estadounidense, resonará la voz de Hugo en las cumbres, en las calles, en los pueblos de está América Latina y el Caribe. Mientras exista la explotación, y el robo de nuestras riquezas, el pillaje por parte de Estados Unidos, habrá Chávez listos para defender lo que no perteneces. ¡Chávez vive, la lucha sigue para tener Paria! Nos toca a nosotros, bajo la batuta del liderazgo de Nicolás Maduro, preservar por siempre el legado del Gigante.

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Hugo Chávez, entregó su vida por la causa por su pueblo, y pos los pueblos Latinoamericanos. Dejó un legado indiscutible e invalorable: la integración de la zona, con dos o tres excepciones, pero su obra, a nivel internacional, está allí a la vista de todos. Plasmada (y valga la repetición) en: PETROCARIBE, en el ALBA, UNASUR, en la CELAC, en TELESUR, en la Radio del Sur, en el Banco Sur, en el Sucre, como moneda para la zona. En fin, su obra está allí, más vigente que nunca. Y pasaran 100 años o más para que podamos ver a otro Hugo Chávez Frías. Y se nos fue invicto: nunca perdió una elección. ¡Qué líder! ¡Qué hombre! ¡Qué ser especial!

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Para terminar, quiero dejar constancia de que fue Hugo Chávez Frías, quien una vez que asume el poder en Venezuela, comienza a revivir el término “socialismo”. Parecía que se había extinguido, después de la aparición de la perestroika, y de la caída del muro de Berlín. Nadie, absolutamente nadie habló más de socialismo. Esa palabra la enterraron. Hasta que llegó Chávez y la desenterró. Y se comenzó a hablar del socialismo del siglo XXI, y de allí en adelante prendió la llama por el socialismo. Y continúa encendida.

¡CHÁVEZ VIVE, LA LUCHA SIGUE! ¡UNIDAD, LUCHA, BATALLA Y VICTORIA!