El pasado miércoles, junto a Heiber Barreto tuve la oportunidad de compartir en Cabudare estado Lara, con los trabajadores de Lácteos Los Andes, un encuentro que nos permitió debatir la coyuntura económica y política de nuestro país y escuchar la experiencia de reactivación de esta Empresa después de algunos momentos traumáticos en su conducción. Sin duda, Lácteos Los Andes está en franca recuperación gracias a sus trabajadores, aunque falta mucho por depurar a lo interno para lograr una distribución más eficiente de sus productos.
Esta experiencia nos permitió debatir con trabajadores dedicados al área productiva, aspectos claves de la estructura económica de nuestro país. Entre otras cosas, nuestros trabajadores productivos de Lácteos los Andes ven como relevante la necesidad de mayor apoyo y proyección de la obra que desarrollan quienes están en un esfuerzo real por hacer de nuestra economía más productiva, y otro de los elementos que convocaron a sincerar es el precio de algunos productos de primera necesidad como la leche líquida, que en su estructura de costo sale en casi 12 Bs. el litro y se vende a la mitad, lo que implica una producción a pérdida y al final un subsidio que quizá no tenga mucho sentido.
Esto abrió un debate muy interesante entre los asistentes en cuando a las políticas desarrolladas por el Presidente Maduro, orientadas a restablecer precios justos en los procesos de comercialización de productos nacionales e importados. No tengo ninguna duda en afirmar que estas acciones no sólo son adecuadas sino, justas y tardías y que sin ser unas medidas "socialistas", lo que evidencia es la clara intención de poner orden ante una crisis desbandada, producto de una guerra económica abiertamente desarrollada por sectores opositores desde el año 2002 y que aún persiste con nuevas formas de acción de baja y alta intensidad, sin embargo, cuando hablamos de precios justos ¿Es sólo "justo" cuando se baja el precio? ¿El precio del litro de leche, o el litro de gasolina es un precio "justo"?
Mi estimado Victor Álvarez, economista e investigador del Centro Internacional Miranda, en estos últimos meses había planteado de manera tajante la necesidad de reevaluar el precio de la gasolina como medio para alcanzar un fin más noble, la posibilidad de obtener mayores recursos para el financiamiento de proyectos para el Poder Popular. En ese momento un conjunto de compañeros le hicimos saber lo lógico de su propuesta pero quizá lo inapropiado del momento político para plantearlo, sin embargo, sería interesante pensar en este momento que hablamos de "precios justos", y sobre la pertinente acción del gobierno, no sólo sobre este subsidio que ya es desangrante para nuestra economía, sino otros como el de la electricidad.
Sin embargo, quiero dejar muy claro lo siguiente:
1. La probabilidad de revisar estas tarifas subsidiadas sólo podrá ser proporcional a la eficiencia gubernamental en el establecimiento e institucionalización de los "precios justos" en todos los productos de consumo de la sociedad venezolana ¿No es acaso una falsedad a todas voces el precio de la gasolina que termina siendo más barata que el agua? ¿No requiere nuestra empresa eléctrica más recursos para solventar el problema de suministro? ¿ Quién estaría en contra de revisar en el marco de un diálogo franco entre todos los sectores sociales, la condición de precio de estos y otros rubros si se logra demostrar que con los "precios justos" se detiene la inflación y se estabiliza la economía?
2. Las condición moral que implica poder revisar los precios de productos y servicios subsidiados debe pasar inevitablemente por la acción contundente ante la más grande estafa contra la nación y que aún está impune, me refiero a los 20 mil millones robados a través de SITME en el año 2012. Para qué tengamos una idea, en el 2002-2003 las pérdidas por el paro petrolero, la huelga patronal y el golpe de Estado fue calculado en 15 mil millones de dólares, 20 millones de dólares es casi la mitad del valor de las importaciones del 2012 o equivale a 9 veces el presupuesta de Nicaragua para el 2014. Demostrar que el gobierno cumple con que "caiga quien caiga" sería un impulso indudable para generar seguridad en cuanto a la intención transparente de cualquier acción gubernamental.
Tamaña y titánica tarea la que aquí se presenta, pero estoy seguro que el chavismo llano, osea, más del 60% del pueblo venezolano según los últimos estudios de IVAD, está convencido que si el Presidente Maduro logra estabilizar la política de "precios justos" y da un certero zarpazo a las "vacas sagradas" de la corrupción en nuestro país, la remoralización de las bases podría ser lo suficientemente sólida como para lograr avanzar en otras medidas de reconfiguración de la deforme economía venezolana.
Una estabilización en la política de "precios justos" acompañada de una apertura explicita a la crítica fraterna, y una democratización de los espacios de participación y de debate podría permitir que el aire tomado y el golpe propinado por un boxeador que estuvo entre las cuerdas durante 7 round, termine siendo una victoria por nocaut.
