Espacio crítico para la construcción socialista #201
Los resultados del 8 de diciembre demuestran la amplia madurez en la cultura política y electoral venezolana. Más allá de la convocatoria a plebiscito o la del día de la lealtad a Chávez, el uso racional del voto condujo al fortalecimiento del chavismo sin condicionamiento, eso se expresa en casos como la pérdida de la alcaldía de Barinas, capital del Edo natal del presidente Chávez, la Alcaldía de Maracaibo o la pérdida de la Alcaldía Metropolitana que no necesariamente expresan deslealtad sino, expresan disconformidad con algunos planteamientos nacionales o regionales de la dirigencia revolucionaria, o la ratificación de formas alternas de entender las realidades locales.
A pesar de los resultados favorables al Gran Polo Patriótico, la revolución necesitará reflexionar sobre la disminución una cierta cantidad de Alcaldías, en relación con las elecciones locales precedentes y la pérdida de Alcaldías y candidaturas emblemáticas, en especial aquellas derivadas de la necedad de imponer personajes de la farándula que acompañaron al Presidente Maduro para las elecciones del 14 de Abril como candidatos.
Por otra parte y de manera definitiva, se deben analizar casos como el de Maturín, u otros municipios donde la participación de candidatos chavistas alternos o rebeldes, se pudieron haber solventado si no se hubiese suspendido el proceso de elección por la base que fue aprobado por el Presidente Chávez desde su convalecencia. El éxito debe vivirse sin arrogancia. Estas son las primeras elecciones de Maduro y Diosdado sin la presencia del "Gran Elector": Hugo Chávez, y en este marco hay una victoria por alcanzar la cantidad de votos y Alcaldías logradas, pero la brecha entre la oposición y el Gobierno aún sigue siendo débil y distante a las alcanzadas por el Comandante Chávez, y el reto debe ser igualarlo o superarlo, en función de un proyecto hegemónico.
Por otra parte, las medidas administrativas tomadas por Maduro en las últimas semanas fueron determinantes para los resultados del 8D. Como ya habíamos supuesto, no sólo detuvieron la caida de popularidad del gobierno que se desarrollaba como consecuencia de acciones confusas por parte del alto mando político revolucionario, sino que lograron remoralizar a un sector importante del chavismo, pero aún queda mucho camino por recorrer y muchos dilemas internos por solventar.
La oposición por su parte, pareciera no aprender la lección, hablando de un país divido, cuando la realidad es que existe un país que en su mayoría ha definido el rumbo hacia los senderos del Chavismo. La dirigencia de la MUD cometió dos errores centrales: 1. Poner a un jefe de campaña como protagonista estelar de una elección eminentemente municipal, 2. Convocar a un supuesto plesbicito en lo que realmente fue una elección municipal. Esto conduce a pensar que la dirección de Henrique Capriles ya se ha agotado, y la pérdida de un plesbicito inventado por él, lo que logró fue su más grande derrota, y una necesidad por parte de los partidos de la MUD de sustituir ese liderazgo errático y fracasado. En definitiva, el gran problema de la oposición es su dirigencia y la gran incapacidad para conectarse con las demandas de la mayoría del pueblo venezolano, en la MUD el capítulo "12F Capriles" ya se cerró.
El mapa político del año que viene, al no ser electoral, se centrará en el tema económico versus la necedad de un sector opositor de seguir cuestionando la legitimad del Presidente Maduro. Lo relevante será que el gobierno termine de convencer al chavismo de que sus acciones serán congruentes con el legado de Chávez, abriendo más espacios de debate y construcción de acciones conjuntas, alejando así cualquier riesgo autoritario, sin dejar de hacer lo que tienen que hacer para de una vez por todas dar los pasos necesarios para salir de la crisis productiva, y avanzar en la construcción del socialismo venezolano.