Pildoritas 188 (año VI)

Sobre el necesario aumento de la gasolina

Si Alguien de cualquier país del mundo viene a Venezuela y comprueba que no uno sino cinco litros de gasolina cuestan menos que un litro de agua, un refresco, un caramelo y muchas otras cosas, su reacción no puede ser otra que de una gran incredulidad.

En muchas oportunidades, de boca de diferentes opinadores se ha oído decir que esta es una situación que no debería mantenerse y quien alguna vez lo intentó hacerlo, sumó ese intento a otras causas que dieron origen a los terribles acontecimientos del caracazo, que a partir de allí es como una espada de Damocles que pende sobre quien se atreva desde el gobierno, siquiera a insinuar la necesidad, que lo es, de incrementar el precio de la gasolina; por ello no ha habido gobierno que tenga el guáramo de tomar la decisión, a pesar de que es una cuestión casi que consensuada en la población, que reconoce que nuestro combustible más importante es casi que regalado, tan es así que si se hiciese un censo entre los trabajadores de las estaciones de gasolina, se podría constatar que los usuarios en su mayoría, algunos porque les da pena pagar tan poco y otros porque dejan su propina, no esperan los vueltos, lo cual viene a comprobar que en base a este hecho, existe la posibilidad de que la mayoría del pueblo entienda que un incremento pequeño y gradual, no afectaría de manera sensible el bolsillo de los venezolanos y contribuiría en mucho a mejorar la economía del país en beneficio de todos.

Ahora bien hay una fórmula que de aplicarse no sería nada traumática, ya ha sido probada en otros países y todo el mundo contento, es un incremento casi imperceptible de apenas céntimos cada cierto tiempo, que bien podría ser por ejemplo de 0,25 por litro cada trimestre, hasta cierto límite y más ahora cuando como resultado de la sinceración de la economía que paulatinamente viene logrando el gobierno, en vía de derrotar la inflación inducida y así lograr un equilibrio entre el salario de los venezolanos y los precios de todo lo que requiera consumir,

Esta fórmula aplicada en Colombia, por ejemplo, pasa desapercibida y ha contribuido a que en ese país el nivel inflacionario sea bajo en relación con el nuestro, a pesar de que allí los incrementos anualizados del salario nunca pasan del 3 por ciento, mientras que aquí siempre es por arriba del 20 por ciento y más.

Esta formula, serviría para evitar la sampablera que siempre se forma por parte de la oposición de turno que comienza a amenazar con huelga de trasporte, argumentando que un aumento dispararía los precios del mismo y en general de todos los bienes y servicios, lo que en realidad seria un argumento fallido que dejaría desarmados a quienes se opongan a lo que es una necesidad imperiosa, como un incremento de precio que bien se merece un producto cuyo costo de producción, no tiene comparación con el bajísimo precio y más ahora cuando se está luchando y logrando por parte del gobierno revolucionario colocar los precios en su justo lugar para bajar la inflación y equilibrar nuestra economía.

La verdad es que si somos sensatos, este es el mejor momento de la historia para que se tome una decisión, ojala consensuada con los factores oposicionistas, algo bastante difícil, razón por la cual no debería dejar de tomarse, más ahora cuando a raíz de los resultados de la última elección la revolución fue ratificada por la mayoría que dejó desarmada a una oposición que se desgañitó gritando que el gobierno era ilegitimo.




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Saúl Molina


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