Han sido 17 años con el mismo precio de la gasolina. Detrás de ello hay una decisión política vinculada a una condición psicosocial que presupone que el ajuste de su precio es un detonante para el conflicto social, pero ¿Qué se pasaría si el destino de los recursos que se obtengan son transparentemente destinados para el incremento de la capacidad productiva de nuestro país y para el incremento del gasto social sin afectar a los más pobres?
El ajuste del precio de la gasolina, en las condiciones actuales ya no es una medida neoliberal, es una acción necesaria para seguir evitando el desangre de un subsidio insostenible que está, según el economista Víctor Álvarez al rededor de 7.500 millones de dólares anuales. Sin embargo este aumento debe estar acompañado de una serie de garantías que hagan que el venezolano esté seguro que el destino de los recursos que se ahorrarán por dicho ajuste tengan un destino claro y auditable, en el marco de la lucha contra la corrupción.
Ya Víctor Álvarez, ha asumido con mucha seriedad una serie de planteamientos que permitirán orientar el ahorro que se generaría en el gasto público, para ser usado en aspectos relevantes para hacer que el que menos tiene se vea beneficiado de este ajuste, y no hacer regresivo el efecto de la medida. Sólo me permito agregar que este podría ser el mejor momento político para tal medida, por dos razones: 1. El inicio de la política gubernamental de "precios justos" y 2. La victoria del 8D, sin embargo, si la primera razón no se institucionaliza y se logra generar el efecto masivo esperado, la decisión de ajustar el precio de la gasolina podría ser un error político.
Para lograr la pertinencia de una decisión como esta, se debe ubicar esta acción en el marco de un conjunto de políticas que claramente compensen la medida: 1. Blindarla contra la corrupción a través de las Contraloría Social, 2. Orientar los recursos obtenidos por el ahorro a la reactivación del aparato industrial venezolano, en especial en el estímulo de las Empresas de Propiedad y Producción Social, 3. Lograr que el beneficio que se logre esté orientado a la mejora del sistema de transporte nacional, lo que incluye vialidad, sistemas de interconexión y desarrollo de un verdadero transporte público, con conciencia ambientalista.
La oposición ya ha iniciado una campaña miserable en contra de una medida que ellos hubieses aplicado sin medidas complementarias. Los mismos que ayer exigían el aumento del precio de la gasolina hoy pretender condicionar el aumento a la eliminación de PetroCaribe, nada más fuera de lugar. PetroCaribe es, como su nombre lo dice: convenios petroleros, donde no se regala nada, se vende en condiciones especiales, con amplios márgenes de ganancia, aunque menores al mercado convencional, por lo que nada tiene que ver con el subsidio a la gasolina que consume nuestro país, sin embargo la oposición, en una acción desesperada y desconectada de la conciencia del pueblo, subestima la inteligencia del venezolano, en el marco de un discurso insostenible para sólo justificar estar en contra de todo lo que el gobierno plantea.
Es imprescindible sincerar el precio de la gasolina de manera paulatina, como también es necesario lograr frenar la inflación y el desabastecimiento, y esto pasa por generar la conciencia política necesaria y profundizar la lucha contra la corrupción. En definitiva esta es una decisión viable en la medida que quienes más ganen más paguen y permita que el Poder Popular se empodere de su riqueza, aunque sólo al principio por lo menos ponga orden en nuestro desajustado sistema económico rentista, y para ello, la consultar popular será determinante.