Las excursiones realizadas para tratar de comprar un inhalador y un programa sobre la papa, visto por en VTV entre tos y tos y pitido y pitido, me llevaron a centrar mis deseos de año nuevo en dos rubros indispensables para disfrutar de la vida: los alimentos y las medicinas.
Alimentos:
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Agradeciendo a mis compas campesinos la producción de las frutas y verduras que enriquecen nuestra dieta y salud, les pido disculpas por no acordarme casi nunca de ellos y por no acompañarlos en sus luchas contra la explotación y los crímenes de que son objeto. Aunque no compense lo que ellos hacen por nosotros los “urbanos”, considero que lo mínimo que merecen es nuestra solidaridad y que el Gobierno compré directamente su producción y remunere con justicia su dedicación y trabajo.
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Pido que se revise la producción y distribución de leche. Las madres no la consiguen para sus hijos pequeños mientras que los estantes de los hipermercados están repletos de yogures insanos que no necesitan refrigeración y de productos lácteos de trasnacionales que han sacado del mercado a los de Los Andes.
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Pido que se prepare un manual claro y sencillo para que los pequeños emprendedores y los merchantes que venden frutas, verduras, pollos, huevos, etc. en sus camiones aprendan a sacar sus costos y puedan calcular correctamente la base para estimar su ganancia. La mayoría venden a precios de asalto y despotrican a voz en cuello contra las medidas que adopta el gobierno, distorsionadas por los medios privados y sus clientes media clase.
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Pido que se diseñen mecanismos locales y ágiles para que los ciudadanos de a pie podamos colaborar efectivamente en el control del acaparamiento y la especulación, especialmente en el control de la reincidencia, pues volver a las andadas después de una inspección, además de ser delito es una falta de respeto que no se puede dejar pasar.
Medicinas
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Agradeciendo al personal que labora en las instituciones públicas de salud y en particular a los médicos y enfermeras que nos atienden y nos dan las medicinas el los CDI, pido que el Gobierno monopolice la importación y distribución al mayor de las medicinas y los equipos médicos. No es posible que con la cantidad de dólares que se les da a los importadores, en las grandes cadenas farmacéuticas se consiga de todo menos remedios de uso común.
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Pido que nos enseñen a ser sanos, dando más fuerza a la difusión de información nutricional y a la prestación de servicios de medicina preventiva y alternativa.
Finalmente, pido salud y amor para todas y todos ustedes así como la sabiduría y la energía necesarias para que podamos seguir contribuyendo con la construcción de la nueva Venezuela, nuestra Patria Socialista.