Si hacemos un balance del año que termina, y nos referimos a las dos caras de una moneda que todos los venezolanos en uso de razón hemos conocido, una de cuyas caras está conformada por el proceso revolucionario, permanentemente enfrentado a sabotajes, maledicencias, guerra económica, paro petrolero, asesinatos, un proceso que basa sus ejecutorias en sólidos principios ideológicos que tiene claras sus metas plasmadas en un programa y la otra por una oposición que aun no ha terminado de cuajar como tal, porque no tiene voluntad propia, sino que es una marioneta más del imperio, que ha logrado colocarla en este país como cabeza de playa para sus pretensiones colonialistas y hegemónicas, sin principios ideológicos, sin un liderazgo serio y bien formado, genuinamente nacional. Este año ha servido para que quede definitivamente comprobada la fortaleza revolucionaria que deviene de dos factores muy importantes, un pueblo que ha entendido que en ella está su futuro y el de sus hijos y nietos y una base doctrinaria sólida, de lo que carece el oposicionismo, entre otras cosas porque los que podría escoger para su plataforma, por excluyentes y olvidarse de las clases más desposeídas, están demostrando en otros continentes que por ahí no es la vía.
Tan es así que hemos visto con asombro cómo la oposición de aquí, en una burda maniobra, más que todo mediática, trató como el camaleón de mimetizarse con un traje de revolucionarios sin percatarse que ya era tarde, pues el pueblo ha madurado de tal forma que fue capaz de soportar el tremendo dolor que le significó la partida física de su líder fundamental, superó con gallardía tal tragedia emocional y logró imponerse para permitir que la revolución continuase; el tiempo contribuyó para que la última prueba que fue la del 08 de diciembre sirviese para demostrar de qué manera la Revolución es capaz de sobreponerse a lo que sea y volver a ser como siempre, un movimiento fuerte y dispuesto a no perder sus logros pero a la vez no permitir el regreso de la patria a su condición de colonia.
Cada vez caemos más en cuenta de cuán grande fue el Comandante eterno, su siembra fue tan fructífera que está dando una cosecha que nadie esperaba, ni siquiera los revolucionarios, y todo porque supo con precisión inigualable a quien entregarle el sembrador, (utensilio hecho de media tapara grande que cuelga del cuello para colocar la semilla que aquí en los andes recibe ese nombre) y ese a quien el pueblo ratificó haciendo buena la petición de su líder, ha resultado tan bueno que hasta los mismos seguidores del proceso hemos quedado sorprendidos, no digamos los que nos adversan que batieron palmas por su permanente error de subestimar a quienes les sean extraños a sus pretensiones.
En fin el saldo del año que termina no puede ser más favorable para el proceso y por lo tanto para el país, pues se consolidó la revolución con tres victorias de gran mérito, se derrotó la mentira y se está en vías de derrotar la guerra económica que para ser objetivos era la verdadera arma en la que la derecha, todas sus esperanzas para dar al traste con este proceso que tuvo como saldo muy importante además de sus victorias y sus ejecutorias la unificación de sus fuerzas a diferencia de las de sus adversarios que cometieron el error de entregarle su ejército a un ignorante sin estrategias, sin discurso y con una conducta que deja mucho que decir, sólo por el hecho de tener la bendición imperial que demostró que también se equivocó de plano al escogerle como líder que, como hemos visto, resultó de papel y demostró que los méritos que los medios le atribuyeron no eran tales.
Finalmente un hecho también subestimado por el liderazgo (¿?) opositor que ha secuestrado hasta la voluntad de sus militantes, se ha convertido como en la guinda del pastel que culmina la obra del artista que le dio forma, y es el haber llevado a su terreno y dejarle en su lado de la cancha el balón, a los gobernadores (dos) y los alcaldes y alcaldesas electas el ocho de diciembre, quienes al acudir nomás, extendieron un reconocimiento a la autoridad y legitimidad del Jefe de Estado, que intentaron fallidamente cuestionar pero también confirmar que el liderazgo que les impusieron ya había sido descartado, lo cual quedó firme con la ausencia contraproducente para él que no para quienes quieren una oposición distinta y de verdad . El balance pues es de un año difícil y con duras pruebas, todas superadas y es porque quienes hemos unido esfuerzos, unos más, otros menos, para mantener el paso hacia el socialismo, hemos logrado entender que no hay otra alternativa para lograr la mayor suma de felicidad de la que nos hablo a todas las generaciones el Padre de la Patria y se está materializando cuando hemos puesto sus banderas en alto nuevamente para no arriarlas jamás.