Cuán difícil es lograr los objetivos trazados por el Presidente Chávez. Sin embargo no es una tarea imposible, en especial cuando estamos llenos de esas intenciones. El debate que se ha abierto sobre el destino del proceso revolucionario siempre será pertinente, pero esto jamás debe mellar el fin último: la victoria. Para ello, el Comandante Chávez dejó definido varios instrumentos que pueden permitir obtenerla, partiendo de un principio básico: la unidad.
La unidad no se decreta, se construye con el día a día, con la coherencia entre la palabra y la acción, en la praxis socialista. Desconozco los tras bastidores de la diatriba entre el presidente Nicolás Maduro y el camarada Toby Valderrama, a quienes respeto aún a pesar de las diferencias públicas que me han movido a debatir estilos, posturas y acciones de cada uno de ellos, pero siempre he creído que ambos albergan la intención de profundizar el legado de Chávez y la construcción del socialismo bolivariano.
Lo anterior viene a cuenta de la preocupación que embarga a diversos sectores del chavismo cuando ven un debate a todas luces algo confuso, que merece un mejor espacio para profundizar las ideas que cada sector expresa.
El PSUV encierra una serie de limitaciones para el debate de las diferencias, que produce como consecuencia el tener que colocar en la palestra pública temas que están pendientes a lo interno para definir la continuidad del proceso revolucionario. Es quizás momento propicio para discutir sobre esta necesidad, no sólo en el PSUV, sino en el seno de todo el chavismo, incluso más allá del mismo Gran Polo Patriótico.
Sin embargo, cuestionamientos personales que pretender poner en duda el compromiso o la buena intención de las diatribas, muchas veces afecta negativamente la riqueza que puede producir un proceso dialéctico de las visiones de mundo que existen dentro del chavismo.
Es por ello que reafirmo la recomendación que he formulado reiteradamente en mi columna: debemos abrir el diálogo de manera más fraterna a lo interno del chavismo, reconociendo las diferencias y partiendo de las coincidencias. Si un verdadero diálogo se puede gestas, y un franco consenso se puede producir es en el marco de la unidad chavista, sin menoscabo de las necesarias diferencias que se detecten.
Ha habido momentos donde las diferencias se han preferido desechar y no confrontar sanamente, y aunque ello ha dejado rédito electoral parece que el rédito político no ha sido suficiente. Elevémonos ante nuestras debilidades y trascendamos las piedras del camino, para juntos marchar en la lucha ante una batalla de muy largo aliento contra el capitalismo.
Al camarada Valderrama, usted sabe muy bien que en el marco de la guerra económica, donde el desabastecimiento, la corrupción y la inseguridad ganan terreno, la práctica puede anteceder a la teoría, aunque nunca podrá deslindarse de ella. Al presidente Maduro, recordemos que el mismo Chávez tuvo diferencias con Toby Valderrama, pero jamás lo consideró en la acera del frente. Sigamos apoyando, debatiendo y aportando lo que consideremos necesario para la rectificación permanente del gobierno revolucionario.
Es en este momento, con una oposición que “parece” débil y no hay en el medio de este año elección alguna, cuando podemos gestar los mejores escenarios para rearticular las fuerzas y generar los cambios necesarios para profundizar el proceso revolucionario. Propongo que en el marco del desarrollo del Congreso del PSUV, se abran los espacios que las bases demandan para consolidar lo que tanto ha costado lograr, con el fin de generar la mayor suma de felicidad posible, iniciando una nueva etapa productiva del país, profundizando la democracia participativa y protagónica, estableciendo mecanismos eficientes para la superación de la inseguridad, el desabastecimiento y la corrupción, y generando la mayor riqueza espiritual y material de nuestros ciudadanos.