Dos palabras que puestas así, una al lado de la otra, son contrarias, antónimas. Irreverencia y lealtad.
Sabiamente Hugo Rafael Chávez, conociendo la idiosincrasia venezolana en la que todos hablan como generales desde los tiempos de Bolívar y que, ese amor a la patria, que llena de protagonismo a sus luchadores, tuvo que ser firmemente conducido por el liderazgo de Bolívar para que hubiera mando, cualidad muy sabiamente aprendida por nuestro comandante Chávez, hoy se hace de nuevo necesaria en el actuar de Nicolás Maduro, nuestro comandante hijo de Chávez.
Irreverente dícese de quien no hace reverencia a algo o alguien, es decir califica a quien no está de acuerdo. De eso abunda nuestra revolución. El límite entre la crítica constructiva y la que degrada y denigra se pierde en los tinteros. La escritura amorosa y consecuente, unida para seguir avanzando en la lucha, se torna por momentos en artillería que ataca a mansalva a nuestros propios mandos.
Chávez entonces creó aquella frase paradigmática que hemos debido aprender a ejercer como derecho y sobre todo como supremo deber.. irreverencia en el discurso y lealtad en la acción.
Solo la unión no hará libres y por tanto, saber manejar las diferencias ideológicas, dentro de una fuerza tan diversa, es una obligación de quienes militamos en este sueño de transformación.
En 1827 debido a rivalidades personales entre los generales de la revolución, explotaron guerras civiles que destrozaron la unión sudamericana por cual Bolívar había luchado. Acorralado por guerras fraccionales y sufriendo de tuberculosis, El Libertador Simón Bolívar murió el 17 de diciembre de 1830.
A eso lo llamó Bolívar en sus postreras palabras “He arado en el mar” .
Si algo tuvo siempre Chávez claro y nos lo repitió hasta el cansancio, fue la derrota fundamental de Bolívar al final de sus días, ya presintiendo su final, Chávez prepara el Plan de la Patria y nos ruega con su última proclama elegir a Nicolás Maduro presidente de la república Bolivariana de Venezuela, lo cual hicimos y seguiremos haciendo.
El enemigo sabe muy bien que solo dividiéndonos podría derrotarnos. Entonces la unidad y la lealtad deben estar en primer lugar que la irreverencia. El espacio para ofender y decir que se ha perdido el rumbo, para decir entre lisonjas que Nicolás y sus equipos van en el derrotero de la restauración, así esa irreverencia provenga de corazones auténticos que laten con lealtad revolucionaria, es un craso error, una falta de lealtad con la lucha que se libra, un desconocimiento de la última victoria y, a mi personal criterio, muestra de ese excesivo protagonismo entre revolucionarios contra los que Bolívar y Chávez debieron enfrentarse.
Hacer la revolución es mucho más que la toma del poder. Transformar la sociedad es este largo camino que muchos pueblos transitamos, ir hacia el socialismo no es tarea fácil. No he visto propuestas de los aradores del mar, solo críticas bastante fuertes, sobre pactos con el capitalismo.
Los aradores del mar, sin embargo, no han escrito una sola palabra sobre la apertura capitalista que se realiza en la revolución cubana, ¿o miento?. No lo es igual el crear restaurantes, posadas, taxistas cuentapropistas.. Si lo es. Que acaso pretenden y suponen que el camino es estatizar la banca, la medicina privada, la educación y todo lo que es nuestra sociedad de un golpe y porrazo, cuanto tiempo duraría esta revolución entonces..nada, nada, nada. La Revolución, no solo aquí sino en el mundo debe usar el capital dentro del mundo y la sociedad capitalista para generar la nueva sociedad, eso pasa aquí, pasa en Cuba, en Rusia, en todos los países soviéticos y pasa en China. Si me equivoco que alguien me dé ejemplos de lo contrario. El radicalismo ortodoxo solo empuja hacia el abismo del fracaso histórico.
Este pueblo, bien preparado por Chávez, sabe y conoce su deber y su destino.
Los errores, que siempre los ha habido, serán corregidos. Como se corrigieron siempre.
Aquí hay un jefe, y aunque me llueva una tormenta de insultos, lo debo decir bien claro para que tengamos Patria, LAS ÓRDENES DEL JEFE NO SE DISCUTEN SINO QUE SE OBEDECEN, CARAJO!!!
Hay un juramento que hicimos a Chávez, no se puede perder la quinta república, debemos conciliar la unidad por sobre cualquier diferencia, aceptar las órdenes de hacer lo que dejó escrito nuestro Comandante, que más allá de cualquier divergencia gramatical, Nicolás asume con lealtad y eso lo siente el pueblo. Nicolás no es Chávez, ni usted ni yo ni nadie será de su estatura, pero juntos si lograremos sus designios, amorosamente unidos en su legado.
Unidad, lucha, batalla y victoria.
#ChávezSeHizoMillones.