Soy uno de esos ciudadanos comunes y corrientes de la clase media venezolana que a lo largo de un año hizo grandes esfuerzos económicos para darse unas merecidas vacaciones hacia el norte, específicamente, hacia el estado de la Florida en USA. No tengo porqué sentir pena, mucho menos vergüenza en decir que entre uno de mis destinos turísticos fue visitar la ciudad de Orlando y por ende, uno de sus más visitados parques de diversión: El Magic Kingdom, hogar de Mickey. De igual manera, dentro de mí itinerario estuvo visitar un hospital del imperio: El Baptist Hospital en Jacksonville, y comprobar cuán atrasados estamos en tecnología y avances médicos, todo esto motivado por mí condición de médico que me lleva, por naturaleza, por esencia, a interesarme en ese tema.
Como cualquier venezolano, haciendo el legítimo uso que me da mí condición de ciudadano de esta República Bolivariana de Venezuela, accedí a la página web de CADIVI para solicitar la autorización de los cupos de viajero que el Estado Venezolano le reserva, como parte de la riqueza petrolera, a todo connacional de esta mí querida patria.
Cumplido los trámites legales del caso, alcé vuelo a mediados de septiembre de 2013 hacia el norte, estado de la Florida USA, a disfrutar mis tan merecidas vacaciones con mis familiares.
Una vez de regreso a la patria, volví de nuevo a acceder al portal de CADIVI para tramitar mi declaración jurada del uso que le di a las divisas que el Estado Venezolano me otorgó. Facturita por facturita todos mis consumos en el norte, las organicé y las fui declarando tal cual el portal me lo solicitaba. Cosa igual hice con los consumos hechos con los dólares en efectivo que me fueron otorgados y previamente liquidados en bolívares al operador bancario. Debo decir, entre líneas, que protegiendo mis utilidades laborales de dos años de trabajo, ahorre 800 $ estadounidenses, producto de mis cupos electrónicos y con ellos, previamente cargados a un portal imperialista llamado Amazon, a través de las llamadas tarjetas de regalo o gifts como se le conoce en el lenguaje anglosajón, me hice de un Smartphone de última generación el cual costó 625 $ que al cambio para la moneda oficial de la época, seis bolívares con treinta céntimos, representaron 3.937,50 bolívares en tanto que el valor del mismo equipo, en el mercado venezolano especulativo que el gobierno nacional ha sido incapaz de contener, hubiese representado, calculados a 40 Bs. que era el valor del dólar especulativo para la fecha de mí viaje, unos 25 mil bolívares.
Ahora bien, yo quisiera saber sí este ciudadano de 60 años de edad, médico de profesión, orgullosamente formado en la Facultad de Medicina de la muy ilustres Universidad del Zulia ha cometido algún delito en el uso de las divisas del Estado venezolano que lo haga merecedor de ser etiquetado como raspacupos y de paso traidor a la patria por haber pisado suelo estadounidense.
Con incredulidad oímos las justificaciones que el Ministro Ramírez y el Ministro Fleming han esgrimido para justificar el merecido castigo que ciudadanos como quien escribe merecen por haber usado tan fraudulentamente las divisas de la patria en sus groseros y dispendiosos gastos en el estado de la Florida.
¿Con qué autoridad moral vienen estos señores ministros, ineptos todos, responsables todos de la crisis de divisas que tiene la patria de Bolívar y Chávez a llamarnos raspacupos y a la sazón responsables de la pérdida de divisas? ¿Por qué el Señor Alejandro Fleming al igual que el Señor Ramírez en lugar de hablar de las divisas que se ahorrará el Estado venezolano con la restricción del cupo para los viajeros, en especial de los honrados ciudadanos que les demostramos, de acuerdo a la providencia de CADIVI, el uso que le dimos a los dólares y que osaron ir de vacaciones a la Florida y en consecuencia se les endosa por ese hecho el calificativo irresponsable y delictuoso de raspacupos, no nos habla de las pérdidas ocasionadas como producto de los dólares otorgados a empresas fantasmas o de maletín como también les conocen, por cuenta de las autoridades gubernamentales que rigen y deben ser guardianes y cuentadantes de esas divisas en CADIVI? ¿Dónde está la lista de esas empresas que recibieron millones y millones de dólares? ¿Cuánto fue el monto de lo desfalcado? ¿Dónde están todos?
Es inaceptable y toda la ciudadanía decente honrada y trabajadora debemos salirle al paso a estos infelices y delictuosos calificativos que estos señores ministros nos han endosado de raspacupos. Todos mis ingresos son producto del trabajo honrado de una profesión, tanto en el sector público del cual ya estamos jubilados después de 32 años de servicio y del ejercicio privado que no es delito en este país, siempre y cuando lo hagamos apegados a los preceptos de Ley establecidos en la olvidada y violada Ley del Ejercicio de la Medicina, no por cuenta de los médicos, sino por cuenta de nuestros gobernantes.
Nadie que haya leído mis escritos anteriores a través de este portal defendiendo el proceso, podrá emitir un juicio de valor negativo con respecto a esta crítica que le hacemos a esta desafortunada medida excluyente que criminaliza el uso honrado y adecuado que le dimos muchos, la mayoría de los venezolanos, a nuestras divisas. Y cuando decimos nuestras divisas, es porque sí algo asimilamos los venezolanos a lo largo de estos 15 años de proceso revolucionario, fue el ideal que nos dejó como legado el presidente Chávez que el petróleo es patrimonio de todos y por ser patrimonio de todos, ningún mal hijo de Hugo Chávez, entre ellos Maduro, Ramírez, ni Fleming, podrán mancillar el honor del venezolano honrado que con grandes esfuerzos económicos accede, con legítimo derecho a esas divisas, a mis divisas, para llevar entretenimiento y diversión a su familia.
Busquen los culpables en donde los deben buscar, asuman la responsabilidad y las debilidades que tienen como cuentadantes de los dólares de la nación cuando sus mecanismos de seguridad son penetrados por la ineptitud y corrupción de ustedes mismos. No pretendan hacernos responsables de sus debilidades y no los busquen en el venezolano honesto y trabajador. El chinito de RECADI está en CADIVI, ahí lo pueden buscar y detener, están a tiempo.
¡El que tenga oídos, que oiga!